En el minuto cero del álbum debut, la elegía de una noche de deseo y soledad (“Sábado”) descorcha el primer himno motorizado. Las vertientes kraut, indie y espacial del rock se adaptan al medioambiente bonaerense y sientan las bases sonoras de la banda. Minimalismo sonoro, estribillos adhesivos y mugre le dan consistencia a las primeras canciones de unos veinteañeros con vocación de trascendencia.