EL MUNDO › ACHICA EL PARLAMENTO ITALIANO, LE QUITA FACULTADES Y LO AGILIZA

Reforma política para Renzi

La nueva Cámara alta tendrá menos competencias y deberá ratificar sólo reformas de la Constitución, referéndum populares y tratados internacionales, entre otras pocas cosas más. Italia da otro paso hacia un sistema unicameral.

La Cámara de Diputados italiana aprobó ayer una reforma impulsada por el Ejecutivo de Matteo Renzi que prevé acabar con la función legislativa del Senado, lo que significa un paso más hacia el fin del sistema bicameral en Italia. En total, 357 diputados votaron a favor, 125 lo hicieron en contra y 7 se abstuvieron mientras que los miembros del Movimiento 5 Estrellas (M5S) abandonaron el hemiciclo al grito de “fascistas”.

El texto aprobado ayer es una reforma de la Constitución (1947) y, por ende, requiere de un proceso de tramitación especial: deberá ser refrendado de manera idéntica por las dos sedes del Parlamento. El pasado 8 de agosto fue aprobado por el Senado en primera lectura, pero ahora la Cámara baja introdujo algunas modificaciones que obligan al proyecto legislativo a regresar a la Cámara alta para ser nuevamente votada e iniciar la segunda lectura. Esta fase se desarrollará en ambas sedes y en ella no podrán efectuarse cambios en el texto legislativo, sino que los diferentes partidos sólo podrán aprobarlo o rechazarlo.

El primer ministro italiano, que no es diputado, se apresuró a celebrar el resultado en su perfil de Twitter y aseguró que la aprobación de su reforma hace de Italia “un país más simple y justo”. También Maria Elena Boschi, ministra italiana para las Reformas Constitucionales, celebró en la misma red social el hecho de que el país “siga hacia delante”. La reforma incluida en la propuesta supone el fin del bicameralismo perfecto, con la supresión de la función legislativa del Senado, que se verá privado totalmente de ella.

Esta Cámara de las Regiones, como se pretende sea rebautizada, estará compuesta por cien miembros, en vez de los 315 actuales, y no serán elegidos en las urnas, sino entre los asesores regionales y alcaldes por un mandato de siete años. Tendrá menos competencias y deberá ratificar sólo reformas de la Constitución, referéndum populares y tratados internacionales, entre otras pocas cosas mas.

Renzi pretende así acabar con el inmovilismo legislativo que reina en Italia, con normas paralizadas durante años debido a que el actual sistema exige su aprobación tanto en Diputados como en el Senado, con poderes muy similares.

Renzi cuenta con una mayoría holgada en esta cámara, por lo que toda la atención estaba puesta en la actuación de los diputados del partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia (FI). El líder conservador, de 78 años, había pedido el voto contrario de su bancada a la reforma de Renzi, al que considera un “arrogante”. Sin embargo, la autoridad del ex mandatario, que acaba de cumplir condena de servicios sociales por defraudar al Fisco, parece en entredicho y algunos miembros del partido han manifestado recientemente su oposición a su dictamen.

El enojo del ex primer ministro se debe a que Renzi rompió la alianza que ambos mantenían cuando propuso un nombre para la presidencia de la República sin consensuarlo previamente con él: el de Sergio Mattarella, a la postre nuevo jefe del Estado.

Finalmente, los diputados conservadores votaron de forma unánime y de acuerdo con lo establecido por Berlusconi, aunque algunos de ellos firmaron un documento expresando su disconformidad y justificando su obediencia por “lealtad y afecto” hacia el magnate. En cualquier caso, Berlusconi asiste al resquebrajamiento de su partido, del que emergen ahora voces muy críticas, como la del ex presidente de la Apulia (sur) Raffaele Fitto, quien lamenta la situación que atraviesa la formación, relegada a tercera fuerza del país tras las elecciones europeas del pasado año.

La legislación propone la celebración de un referéndum en caso de que el gobierno no recabe los apoyos necesarios para su aprobación, una herramienta que Renzi ya anticipó que usará para dar la última palabra a los italianos. Además, la medida aprobada ayer establece, entre otras, la modificación del título V de la Constitución de tal modo que el Estado recuperará algunas competencias ahora en manos de los entes regionales, como la energía, las infraestructuras estratégicas y las grandes redes de transporte.

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Renzi impulsó la reforma que prevé acabar con la función legislativa del Senado.
Imagen: AFP
 
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