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Jueves, 7 de julio de 2016

CIUDAD › CONDENADO POR VIOLENCIA MACHISTA

El juez lo dejó libre

A dos meses de ser condenado a tres años de prisión por violencia machista, Néstor Anchaval quedó en libertad hasta que la sentencia quede firme. La decisión del juez Carlos Leiva se debió a que la pena fue apelada por la defensa pero aún no se realizó la audiencia de Cámara. Mientras tanto, se cumplió el plazo de prisión preventiva (ocho meses). "El está libre y yo encerrada con mis cuatro hijos. Hago responsables al juez y a la fiscal si algo les pasa a ellos. Hoy estoy en la misma situación que hace siete años, cuando empezó todo esto: miedo, indefensión. Esto nunca paró. Hasta preso me seguía mandando mensajes", dijo la víctima, Jésica Balmaceda, quien se paralizó ayer cuando la fiscal Raquel Almada la llamó para avisarle de la excarcelación del imputado. Su hijo menor mojó los pantalones al enterarse. En la audiencia oral, la fiscal pidió que Anchaval siguiera detenido en la seccional 12º hasta tanto se realice la audiencia en la Alzada; pero el magistrado hizo lugar al pedido de cese de prisión de la defensa.

Jésica estuvo disconforme desde el momento que se dictó la sentencia. "Lo condenaron con la mitad de años que yo lo padecí", reprochó por aquellos días. Es que Anchaval la hostigó durante seis años, y --según denunció la víctima-- lo seguía haciendo desde la cárcel.

El juicio fue el primero en Rosario por una causa de violencia machista, en el nuevo sistema penal, por lo que el calvario de la mujer --que tiene 29 años-- fue ventilado en audiencias orales y públicas. Jésica fue la principal testigo y relató uno por uno los sucesos que padeció frente a sus hijos.

Cuando terminaron las audiencias, Leiva condenó a Anchaval a tres años de prisión efectiva, pese a que la fiscalía había pedido cuatro años y medio. Enseguida, la defensa apeló la resolución y el fallo aún no está firme. Frente a ello, siguieron corriendo los plazos de detención como prisión preventiva, que ya superó los ocho meses de ley. Llegará en libertad a la audiencia en la Cámara Penal, donde un tribunal analizará la condena.

Tras dar a conocer su decisión, Leiva le advirtió a Anchaval que no podrá acercarse a la víctima ni a la familia de esta. "Es una estricta prohibición", le dijo. Además, deberá presentarse a firmar una vez por semana en la Oficina de Gestión Judicial.

"No sé cómo van a hacer para darme seguridad. Estoy en pausa todavía, no entiendo. Mi nene se orinó encima. No sé cómo voy a hacer, y la Justicia me dice que le dieron una prohibición de acercamiento. ¿Me están cargando? Como si alguna vez las hubiera cumplido".

En tanto, Nora Giacometto, de la organización Ampliando Derechos, que acompaña a Jésica, lamentó: "Los jueces no entienden nada de violencia machista. Este juicio debía ser ejemplificador y mirá cómo termina. ¿Ahora qué les digo a otras víctimas para que se animen a denunciar?".

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