Basada en un guión escrito a cuatro manos por Robert Alan Aurthur y Fosse (director también de Cabaret y Star 80), esta película fue para este último algo así como un experimento semiautobiográfico, a la manera del 8 y ½ de Fellini. Fantasía inspirada por la carrera como bailarín, coreógrafo y director de Fosse, su influencia más directa fue la durísima temporada que pasó en 1975 cuando trataba de editar su película Lenny (que se le había ido de las manos, en tiempo y presupuesto) al mismo tiempo que montaba la puesta en escena de su musical Chicago en Broadway. En la ficción, el protagonista (Joe Gideon, interpretado por Roy Scheider), sobrevive al exceso de trabajo y presión mediante una sobredosis de Alka-Seltzer, Dexedrine y sexo, en general con miembros de su staff. Su novia, su ex esposa y su hija tratan de rescatarlo del torbellino en el que vive, mientras su cuerpo –y en particular su sobreexigido corazón– va advirtiéndole que es hora de frenar la marcha. Entregado a lo que sea que el destino le depare, prepara su última gran obra: su propia vida, que se convertirá en el acto final del film, mientras coquetea con Angelique (una figura seductora y evidentemente mortuoria, interpretada por Jessica Lange). Como su protagonista, Fosse (Chicago, 1927) murió de un ataque al corazón, aunque ocho años después del film.

La película fue bastante bien recibida por la crítica en su estreno. Todo el mundo elogió la intensa actuación de Scheider –que pocos años antes había protagonizado una de las películas más exitosas de la historia: Tiburón–. Los comentarios contrarios que recibió cargaban sobre el tour de force “egomaníaco” necesario para montar un espectáculo de estas proporciones sobre la base de una experiencia personal. La película ganó cuatro Oscars (a los mejores dirección de arte, vestuario, montaje y banda de sonido original), sobre un total de nueve nominaciones que incluían la de mejor película, mejor actor protagónico, dirección, guión y fotografía.