Mechado con su trabajo de pintor, el devenir musical de Cáceres recién tomó un cauce regular a partir de 1993, cuando, animado por su labor como difusor de los orígenes negros del tango, editó su primer disco solista: Solo. Después llegaron, en la misma línea, Tocá tangó, Murga argentina y Utopía, trabajo editado en 2005, que alcanza el cenit negroide mediante un paseo por todos los subgéneros afro que bañaron las orillas del Río de la Plata: candombe guariló, marcha camión, milonga criolla, milonga candombeada, tango milonga, murga porteña y murga lenta. Su quinto trabajo –recientemente editado en la Argentina– va por dos y muestra no sólo su vertiente afro sino también grabaciones de la década del ’70 con Malón, Gotán y Tangofón, y algunas más antiguas como “Blues de Pete Kelly”, registrada en 1958 por The Jesters, su primer grupo de jazz, o “Dinah”, junto al grupo Los Estudiantes Argentinos, en 1964. “Son temas de cuando yo tocaba en pantuflas; quiero decir, alrededor de mis amigos o en fiestas; o con Malón, el grupo que formé en México en plena efervescencia guevarista y latinoamericana”, señala él. Cáceres 40 años –así se llama la compilación– también selecciona pistas de jazz que el músico improvisaba en medio de las sesiones de grabación de sus discos de tango y temas inéditos que no llegaron a salir “por cuestiones de actualidad”. “‘El cacerolazo’ es uno de ellos, un tema que hice con Diego Losa y mi barra de París sobre lo que pasó en 2001, y que nunca se editó porque cuando apareció la propuesta ya había perdido actualidad. En realidad, el disco muestra todas mis vetas estéticas, incluso la pintura, porque viví siempre en un mundo completamente onírico. Mi música refleja eso y mi posición política”, cierra.