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Miércoles, 29 de abril de 2015

DISCOS › THE MAGIC WHIP, EL SOBERBIO REGRESO DE LOS INGLESES BLUR

Una reverencia al sol naciente

Su último disco con la formación completa había sido 13, de 1999; los shows en vivo los mostraban con buena salud. Pero Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree se debían un CD como éste, que los devuelve al ruedo con perfecta salud creativa.

 Por Eduardo Fabregat

Habrá que agradecerle al sol naciente. En mayo de 2013, Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree viajaron a la capital japonesa para presentarse en el Tokyo Rocks Music Festival; sin embargo, por razones nunca del todo aclaradas, el encuentro fue suspendido y el cuarteto se encontró con cinco días inesperadamente libres. Como Bill Murray en Lost in translation, podrían haber disuelto el jet-lag en alcohol y karaokes. En cambio, se fueron a Hong Kong, se metieron en unos estudios en pleno proceso de refacción, se pusieron a tocar, apretaron la tecla Rec, guardaron el material resultante y siguieron con lo suyo. Ni siquiera sabían si todo eso serviría de algo. Fue sólo un entretenimiento, una manera de matar el tiempo.

“La verdad es que si no teníamos canciones nuevas los shows iban a empezar a ser muy aburridos”, dijo Albarn hace un par de meses, cuando corrió los velos y anunció que, a doce años del agridulce Think Tank, ese cuarteto llamado Blur lanzaba un disco nuevo. Por añadidura, el primero con la formación completa desde el soberbio 13 de 1999. Había que tener cojones para poner esa ficha sobre el paño: las esporádicas presentaciones en vivo de la banda dieron excelente resultado (puede comprobarse en Parklive), pero para un grupo con tanta historia registrar material nuevo era exponerse a los riesgos conocidos. Blur es un referente esencial de la música británica de los años 90, con varias obras maestras en su haber: ¿cuánto podía costar una metida de gamba?

Pero sucede que los músicos volvieron a escuchar lo que habían grabado en Oriente y se dieron cuenta de lo que tenían entre manos. No podían caber dudas: The Magic Whip, el álbum que finalmente desembarcó esta semana en disquerías y tiendas digitales, es mucho más que un “aceptable” disco regreso. Estas canciones están a la altura de las de Parklife o The Great Escape. Esto es un disco de Blur hecho y derecho: no hay un intento de “actualizarse”, de buscar el sonido del rock inglés del siglo XXI, sino una firme expresión de su propia genética. Y no se trata de repetir fórmulas: en cuanto arranca “Lonesome Street”, el track de apertura, queda clarísimo que se trata de Blur pero no es un remedo de los 90. Hay una garra y un entusiasmo que transpiran también las otras canciones energéticas del paquete, el infeccioso single “Go out” o la demoledora “I broadcast”, que no cuesta imaginar como el cierre perfecto para un show que, con semejante nuevo material, distará mucho de ser aburrido.

Las marcas de identidad del grupo reaparecen en los demás matices. Hay uno de esos acostumbrados contrapuntos de instrumentación rockera y cuerdas en la deliciosa “There are too many of us” y plácida lisergia en “Thought I was a spaceman” y “New World Towers” (que no de- sentonaría en el repertorio del Radiohead más tecnoso); hay pura belleza cancionística en “My terracotta heart” y sí, ese aire catalogado hasta el hartazgo como “brit pop” en “Ice cream man”, “Ghost ship” y “Ong Ong”, una de esas canciones que llaman al feliz cántico colectivo.

Lo principal es que sobre toda la obra flota la sensación de que los años de separación, las actividades que cada músico encaró por su parte, operaron un efecto benéfico en el cuarteto. Sus mejores ingredientes levaron de nuevo hasta un fermento creativo que pocas bandas “de regreso” suelen exhibir. Tanto, que se produjo el mismo efecto espejo que atravesó la década opulenta del brit pop, y desde el campamento Gallagher volvieron a arreciar los rumores de una reunión de Oasis para 2016. Por ahora, basta con The Magic Whip para hacer una agradecida reverencia en dirección al sol naciente.

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“La verdad es que si no teníamos canciones nuevas los shows iban a empezar a ser muy aburridos”, dijo Albarn.
 
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