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Jueves, 10 de abril de 2014

TEATRO › GUILLERMO CACACE Y EL ESTRENO DE MUSTAFA EN BAHIA BLANCA

Arriesgar en el grotesco

El director ya trabajó antes con otras dos obras de Armando Discépolo, Mateo y Stéfano. Esta vez, estrenará en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, con un elenco local, en el marco del vigésimo aniversario del programa La Comedia Municipal de esa ciudad.

 Por Paula Sabatés

Es la tercera vez que Guillermo Cacace trabaja una obra de Armando Discépolo y, sin embargo, confiesa que el grotesco le sigue pareciendo un ejercicio de riesgo. “El riesgo consiste en no correrse de eso que duele, ver qué posibilidad poética materializa ese dolor, cómo devolverle su potencia desde la obra. Saberse muy frágil y encontrar valor en el teatro para acodarse con otros y hacer que los grotescos sean otra posibilidad del estar juntos, viéndonos bien de cerca”, confiesa a Página/12. Eso que duele es la historia de Mustafá, pieza de Discépolo y Rafael Da Rosa que el director y dramaturgo estrenará esta noche en Bahía Blanca. En la obra, el turco Mustafá compra un billete de lotería junto a su vecino del conventillo, pero cuando se entera de que han ganado niega tener el billete. Su objetivo es conseguir suficiente dinero para volver a su tierra natal, deseo que no podrá cumplir dada la pobreza en la que vive. Como había pasado con Mateo y Stéfano, las otras puestas que Cacace hizo de Discépolo, la obra habla sobre un fracaso social y político, sobre la caída de un proyecto de país.

Lejos de Apacheta, la sala teatral porteña que fundó hace diez años, Cacace estrenará este trabajo en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, con un elenco local conformado por Belén López, Virginia Pezzutti, Gonzalo San Millán, Pablo Wohl, Alejandro Gallego, Marcelo Koth y Marcos Gómez. Lo hará en el marco del vigésimo aniversario del programa La Comedia Municipal, dependiente del Instituto Cultural del Gobierno de Bahía Blanca. Se trata de uno de los pocos espacios a nivel nacional que promueven la actividad teatral de manera sistemática, con profesionales rentados y con un proyecto descentralizado cuyo alcance se extiende desde el Teatro Municipal (baluarte arquitectónico de 1913) hasta gran parte de su periferia. Así, luego de presentarse en el teatro por dos únicas funciones (hoy y el domingo), Mustafá arrancará una gira por distintas instituciones de aquella ciudad.

–¿Qué le atrajo de Mustafá?

–Me interesó particularmente por ser bisagra entre el sainete y el grotesco. Tiene una cantidad de procedimientos de lenguaje que me permitían pensar que era ideal para los escenarios, al mismo tiempo que me invitaba a seguir investigando otras zonas de lo grotesco. Aquellas más ligadas a los elementos de humor, de comedia.

–¿Y cómo la trabajó?

–Durante un buen tiempo hicimos un gran boceto improvisado. Improvisábamos la totalidad de la obra y de esos ejercicios iban decantando elementos de lo que luego sería su lenguaje final. Es la primera vez que improviso tanto con un material de esta índole y valió la pena. El momento más crítico tuvo que ver con cómo rescatar la fuerza de ese caos inicial de las improvisaciones en lo que se iba estructurando.

–¿Qué le ve en común con Mateo y Stéfano?

–Como estructura dramática, como literatura, tienen muchos elementos en común. Pero la obra de teatro no es su literatura y hay que insistir en este aspecto. Digo esto porque desde el acontecimiento puro que es cada montaje, desde los cuerpos, los ritmos, las intensidades vividas, son tres experiencias bien distintas y por eso disfruto mucho de cómo se generan nuevos sentidos en cada una de ellas.

–Dice que el grotesco para usted ya no es una elección, sino una suerte de sinceridad. ¿En qué sentido?

–En El burgués gentilhombre, Molière hace que al entender el concepto de prosa el Señor Joudain, el protagonista, se ponga contento por sentir que toda la vida habló en prosa. Un buen día, yo encontré una palabra que definió un impulso que en mí existía desde siempre. Fue “grotesco”.

–¿Qué le significa estrenar este espectáculo en el marco de La Comedia Municipal?

–Significa la felicidad de vivir por un tiempo una modalidad de producción que uno desearía que se multiplique en todo el país. La Comedia Municipal es uno de los pocos espacios fuera de la ciudad de Buenos Aires que sostiene dos elencos rentados por año y con una característica que lo convierte en políticamente imprescindible, que es que después de las funciones en el teatro se comienza a presentar la obra en un circuito que comprende escuelas, sociedades de fomento, clubes, centros culturales. La movida ha generado un importante cambio en la cultural local. Es un proyecto muy piola, porque hace que una experiencia teatral llegue a gente que de otro modo quizá no accedería a ella.

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“La obra de teatro no es su literatura y hay que insistir en este aspecto”, afirma Cacace.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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