SOCIEDAD › OCHO DE CADA DIEZ ALUMNOS DICEN HABER PRESENCIADO O CONOCIDO SITUACIONES DE HOSTIGAMIENTO

Radiografía del acoso en las escuelas

Una encuesta en escuelas de diez provincias revela que el 59 por ciento de los alumnos cree que en ellas se habla nada o poco sobre educación sexual. Cuatro de cada diez dijeron haber sufrido discriminación en ese ámbito. El estudio fue efectuado por la organización Capicüa.

¿Qué piensan los adolescentes de entre quince y dieciocho años sobre la discriminación y cómo la viven? ¿Creen que reciben suficiente y adecuada información en educación sexual? ¿Qué percepciones tienen sobre la diversidad sexual y la vida cotidiana de las personas que se reconocen en ella? Esas fueron algunas de las preguntas que la organización Capicüa, integrada por activistas Lgbtq (lésbico, gay, trans, bisexual y queer), realizaron a más de 2200 chicas y chicos de diez provincias para elaborar el Informe sobre Acoso Escolar en Argentina, un relevamiento que da cuenta de un panorama disímil y variable en el que, por ejemplo, no todos reciben educación sexual en los mismos términos o conocen qué permite y qué no la ley, y no todos perciben la discriminación de la misma manera.

La encuesta fue realizada a chicas y chicos de 29 escuelas distribuidas en el noroeste, el nordeste, el centro, la Patagonia y el área metropolitana de Buenos Aires. Todos respondieron preguntas sobre la discriminación en la escuela (si la sufren, si perciben que victimiza a otros, si la sufren ellos mismos), cómo reciben información sobre salud y derechos sexuales y reproductivos, y cómo perciben a la diversidad sexual.

El 77 por ciento de los chicos dijo haber presenciado o conocido situaciones de acoso escolar, que en su mayoría (34 por ciento) se originaron en características físicas, algo menos en que la persona acosada “se dice o es sospechada de ser Lgbt” (20 por ciento) y, en tercer lugar, en una nacionalidad distinta de la argentina (16 por ciento).

El 37 por ciento del total dijo haber sufrido discriminación en la escuela, y de ese 37, más de la mitad (el 51 por ciento) dice haberla sufrido a partir de disparadores como alguna característica física, el 8 por ciento por cuestiones de dinero (tener menos que el resto de sus compañeros) y el 7 por ciento “por ser o parecer ser Lgbt”. El acoso puede ser ejercido mayormente por compañeros (el 71 por ciento de los casos), pero también por docentes (el 15 por ciento).

Más allá de quien haya ejercido ese acoso, es curioso que casi tantas chicas y chicos busquen contar a algún compañero lo sucedido como los que prefieren callarlo (32 y 26 por ciento, respectivamente), aunque un porcentaje no pequeño lo cuenta a la familia (el 18 por ciento), a alguna otra persona de la escuela (el 10 por ciento) o a algún docente (el 8 por ciento). Para la mayoría de los que pudieron hablar sobre el tema, la situación mejoró después de contarlo (el 40 por ciento), pero para una cantidad apenas menor, la situación siguió igual (el 36 por ciento), mientras que sólo para unos pocos todo empeoró (el 4 por ciento). El informe observa lo que los números dicen entre líneas: entre quienes no vieron modificada la situación, aquellos para quienes empeoró y los que no pudieron o no supieron responder cómo resolvieron, “nos encontramos con que un 60 por ciento de los estudiantes transita su escolaridad sin que sus problemas de acoso escolar sean resueltos en el marco institucional educativo”.

Las preguntas sobre educación sexual en el marco institucional cosecharon respuestas disímiles, que dan cuenta de diferencias de criterio a la hora de aplicar la ley sobre esos contenidos. En las aulas del 36 por ciento de los encuestados, se habla sobre “anticoncepción / cómo cuidarse / uso de pastillas, preservativos y prevención”; en las del 21 por ciento se trabaja sobre enfermedades de transmisión sexual; pero el 17 por ciento “no supo o no pudo contestar”; y el 9 por ciento contó que la educación sexual consistió en charlar “sobre ‘aparato reproductor, días de fertilidad, embarazo y maternidad’”. Los contenidos de educación sexual, contaron chicas y chicos, se brindan en su mayoría en el marco de la clase de biología (48 por ciento de los casos); el 13 por ciento de los encuestados los reciben en talleres extracurriculares, el 10 por ciento en la clase de salud o educación para la salud, y el 7 por ciento, en psicología. El 22 por ciento restante accede a esos contenidos en materias variadas: filosofía, geografía, educación ciudadana, lengua, ciencias naturales, historia, “acción y reflexión”, educación física, “estudio sobre la salud” y “salud y adolescencia”. El 59 por ciento de los consultados cree que en la escuela se habla nada o poco sobre educación sexual.

En clases de educación sexual, “sólo el 35 por ciento de los encuestados señaló que durante las clases sí se habló ‘de parejas del mismo sexo o de gays, lesbianas, bisexuales y travestis’, tal como se plantea desde la ley” 26.150, de Educación Sexual Integral. En tanto, “el 52 por ciento dijo que no y el 13 por ciento no supo o no pudo contestar”. Chicas y chicos, sin embargo, parecen pedir más contenidos de educación sexual y diversidad: el 69 por ciento cree que debe hablarse más sobre diversidad; mientras que el 12 por ciento dijo que estaba en desacuerdo “con la idea de una mayor circulación de información sobre este tipo de contenidos”.

Las respuestas sobre percepción de la diversidad sexual pintan contradicciones y también panoramas que varían de provincia a provincia. El 81 por ciento de chicas y chicos dijo estar de acuerdo y muy de acuerdo con la afirmación “las personas gays, lesbianas, bisexuales y trans deben tener los mismos derechos y obligaciones que el resto de los ciudadanos argentinos”. Sin embargo, el 54 por ciento respondió que no estaba muy de acuerdo con que las parejas LGBT manifestaran su afecto en público tal como las parejas heterosexuales. La posibilidad de que personas trans adopten y críen niños generó más polarización: mientras que en San Miguel de Tucumán el 53 por ciento respondió que no está nada de acuerdo y sólo el 31 está de acuerdo y muy de acuerdo, en la Ciudad de Buenos Aires el 73 por ciento está de acuerdo y sólo el 8 por ciento nada de acuerdo. Esas diferencias, señala el informe, ponen en evidencia “las dificultades a la hora de trasladar las conquistas legales al interior de las escuelas”, porque algunas respuestas demuestran, por caso, desconocimiento y “menor sensibilización” respecto de la ley de identidad de género.

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El acoso puede ser ejercido mayormente por compañeros, pero también por docentes.
 
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