EL PAíS › LA JURA DE LOS INTEGRANTES DEL NUEVO GABINETE NACIONAL EN EL MUSEO DEL BICENTENARIO

Como si fuera una fiesta de egresados

Mauricio Macri les tomó juramento a sus ministros entre chistes y guiños personales. Lino Barañao, quien continúa del gobierno de Cristina Kirchner, fue uno de los más aplaudidos junto a Marcos Peña y Francisco Cabrera.

 Por Werner Pertot

Fue una ceremonia distendida, propia de quienes están en un día de celebración. El presidente Mauricio Macri les tomó juramento a sus ministros entre chistes y guiños personales. Hubo bromas para aquellos con los que tiene relación y también para los amigos de toda la vida, como Pablo Clusellas, que será el secretario de Legal y Técnica. Algunos rankearon alto en el aplausómetro, como el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Producción, Francisco “Pancho” Cabrera. Sorprendió el largo aplauso que le dedicaron a Lino Barañao, único ministro que continúa del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Pese a que no es la primera vez que integra un gabinete nacional, a Patricia Bullrich se la vio emocionada.

La jura fue en el Museo del Bicentenario, detrás de Casa Rosada, entre paredes de ladrillo a la vista, sables y bandas presidenciales expuestas en vitrinas. Por segunda vez, el acto lo condujo el escribano adjunto de la Nación Horacio D’Albora, en lugar del escribano general, Natalio Etchegaray, quien había dictaminado a favor de la ex presidenta en la disputa con Macri por cuándo terminaba un mandato y empezaba el siguiente. Entre los invitados se pudo ver al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, muy risueño, sentado entre el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. Ya sin corbata, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta se sentó muy cerca.

A las 19.18, en la segunda cadena nacional del día, arrancó la jura de ministros. Ellos sí, al contrario del dress code macrista, estuvieron todos con corbata. Mientras se acomodaban y Macri hacía su entrada –traje y corbata azul– junto a su esposa Juliana Awada –con un vestido negro con trasparencias–, los ministros Guillermo Dietrich (Transporte) y Ricardo Buryaile (Agroindustria) se sacaban una selfie. Gabriela Michetti, ahora de rojo, y Federico Pinedo se ubicaron a un costado de Macri para presenciar la jura.

El primero en jurar fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña. “Luchi está nerviosa”, dijo Macri en alusión a la esposa de Peña, la periodista Luciana Mantero. “Como todas las mujeres y maridos que comparten la responsabilidad y el compromiso”, afirmó el presidente. El primer “Sí, juro” fue del hombre de confianza de Macri y conductor de las comunicaciones de la gestión PRO. Los aplausos lo inundaron todo. “Si así no lo hiciera...”, empezó Macri, que trastabilló al final de la frase. El siguiente fue Rogelio Frigerio, que se fundió en un abrazo con el líder del PRO. Frigerio será el ministro del Interior y uno de los funcionarios con un rol más político en el gabinete: de trato directo con los gobernadores e intendentes. Ayer sumó a la ex candidata a gobernadora chaqueña Aída Ayala como secretaria de Relación con los Municipios. En Vivienda, estará Marina Klemenziewicz, quien dirigía la Secretaría de Habitat e Inclusión (Sechi) porteña. Klemenziewicz es cercana a la vicepresidenta Gabriela Michetti.

La canciller Susana Malcorra, nueva en el elenco, tuvo un trato más distante con Macri. Se saludaron con un beso. Le siguió el radical Julio Martínez, quien asumió en Defensa, y el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay. “De Prat-Gay”, leyó Macri. Cabrera fue el siguiente y uno de los más altos en el aplausómetro. Buryaile dejó de sacarse selfies para ir a poner la mano sobre la Biblia. El ministro de Turismo, José Gustavo Santos, tuvo su ovación. A Schiaretti se lo veía contento: Santos es un hombre de José Manuel de la Sota en el gabinete de Cambiemos.

Dietrich fue otra de las estrellas del rock del PRO que juró ayer. “Vamos Guillo”, le gritaron mientras se abrazaba con Macri. En el proceso, se le cayó el acta y se tuvo que agachar para levantarla. El ministro de Justicia, Germán Garavano, juró a pura sonrisa. Junto con Martín Ocampo son los dos ex fiscales generales –cargo similar al del procurador nacional– que tuvo Macri como jefe de Gobierno. Los dos ocupan un ministerio de Justicia (Ocampo, el porteño).

Patricia Bullrich estuvo al borde de las lágrimas cuando Macri le tomó juramento, pese a que no es su primera experiencia en un gobierno nacional: ya había sido ministra de Trabajo en la Alianza. Ahora estará a cargo del Ministerio de Seguridad. Eugenio Burzaco, su secretario de Seguridad, la miraba sonriente desde el público. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, recibió otro de los aplausos más vigorosos y se saludó especialmente con Michetti.

La ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, era pura sonrisa, en contraste con el de Salud, Jorge Lemus, a quien se lo vio muy serio. Por su parte, el de Educación, Esteban José Bullrich, lucía su clásica sonrisa socarrona. “No conocía tu José”, lo chuceó Macri. Lino Barañao también estaba serio. Sin embargo, pese a provenir del gabinete kirchnerista –o tal vez, por eso– lo aplaudieron un largo rato.

El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, fue uno de los pocos en no jurar por los santos evangelios. “Si así no lo hiciera, la Nación se lo demande”, le dijo Macri, obviando el “Dios” que antecedía los otros juramentos. “Lo conocía como Pablo. ¿No tenés un gemelo?”, bromeó con sus nombres. El rabino Sergio Bergman también tuvo una fórmula diferente. “Sobre esta sagrada Biblia hebrea, sí, prometo”, dijo el flamante ministro de Medio Ambiente. El de Modernización, Andrés Ibarra, hizo subir nuevamente el aplausómetro. Lo acompañó a Macri no sólo en el Gobierno porteño, sino antes en el holding familiar.

Juan José Aranguren, quien asumió frente al Ministerio de Energía, fue uno de los que tuvo un trato más distante con Macri. Es de los CEO nuevo que el presidente suma a su gabinete. En cambio, con Oscar Aguad se portaron como viejos amigos. “Estos cordobeses siempre con algo raro”, sonrió Macri al leer el doble apellido de Aguad Bayley. El secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, intentó mantener la seriedad, pero fue otro de los ovacionados.

Con Pablo Clusellas, Macri dejó entrever los códigos que tiene una amistad de toda la vida: “¿Por qué te ponés tan cerca?”, lo retó, con un humor muy típico de Macri. “Toda la vida te digo que no te me pongás cerca y te me ponés cerca”, le dijo. Los dos se sonrieron. Le siguió Hernán Lombardi, a cargo del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, que dependerá de Jefatura de Gabinete. “Te quiero mucho”, le soltó Lombardi a Macri mientras se abrazaban. El radical José Cano fue puesto en funciones ante la Unidad Plan Belgrano, un ambicioso plan de infraestructura para el NOA argentino. “Dr George Clooney cordo... tucumano”, le empezó a tomar juramento Macri, en una obvia broma sobre el parecido entre el dirigente político y el actor.

En un punto, Macri se empezó a mostrar impaciente con la jura de la veintena de funcionarios. “¿Cuánto falta?”, le dijo al escribano. Por último, juraron el secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana, y el secretario de Gabinete, Gustavo Lopetegui, ex CEO de LAN. “Siempre se deja para lo último al mejor”, lo elogió Macri. “Tenés una enorme responsabilidad”, le indicó. Fue otro que no juró por los santos evangelios. “Gracias a todos por acompañarnos. Espero que sigamos todos juntos construyendo la Argentina que soñamos”, finalizó Macri.

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Marcos Peña, jefe de Gabinete, fue el primero en prestar juramento ante Mauricio Macri.
Imagen: Jorge Larrosa
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