La Iglesia Católica volvió a afirmar ayer por medio del secretario de la Conferencia Episcopal Argentina, Carlos Humberto Malfa, que sus históricos planteos a favor de la “reconciliación” no significan en esta etapa “impunidad” para los autores de crímenes de lesa humanidad. “Nunca se debe confundir la reconciliación con impunidad”, aseguró Malfa durante una entrevista que mantuvo con Angela “Lita” Boitano y Dora Salas, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. El obispo de Chascomús también aseguró que el Episcopado “está trabajando en el ordenamiento de los archivos”, que pondría en algún momento al servicio de las causas por delitos de lesa humanidad. Este encuentro, que finalmente se concretó esta semana, lo había gestionado el papa Jorge Bergoglio en abril.

“La reconciliación es un tema importantísimo para la fe cristiana, pero nunca se debe confundir la reconciliación con la impunidad”, advirtió Malfa durante la entrevista. El secretario de la CEA consideró que será “difícil” revertir lo actuado en la última década, cuando más de seiscientos represores fueron condenados por su actuación durante la dictadura, porque “la Justicia está despierta en el pueblo y no retrocede”, contó Salas, que además de integrar Familiares es periodista. “La Conferencia Episcopal Argentina está trabajando en el ordenamiento de los archivos. Y en el tema derechos humanos ya se está colaborando con la justicia desde hace años”, dijo también Malfa, en línea con las instrucciones del papa Francisco.

“Reconciliación” fue el eufemismo tradicional utilizado por la Iglesia y sus voceros durante décadas para referirse a la impunidad por los crímenes de la dictadura: hubo misas “por la reconciliación” en la Navidad de 1982 y en el contexto de los primeros indultos en 1989; se volvió a invocar durante el gobierno de la Alianza para intentar frenar los Juicios por la Verdad y la reapertura de las causas, y en el contexto del bicentenario de la Patria en mayo de 2010 durante las gestiones a favor de una amnistía.

Este año, el obispo jubilado Jorge Casaretto sugirió durante una charla en la Pontificia Universidad Católica Argentina que el bicentenario de la independencia, el Congreso Eucarístico y una posible visita de Bergoglio serían la oportunidad señalada para la mítica reconciliación. Ante un pedido de explicaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, de Familiares y del CELS, el presidente del Episcopado, José María Arancedo, aclaró que “la reconciliación no es borrón y cuenta nueva, y menos impunidad”. “Es necesario el empeño en la búsqueda de la verdad, el reconocimiento de cuanto sea deplorable y la reparacion en justicia de los daños causados. También debemos reconocer que el perdón y la reconciliación son dones de un Dios que nos ha hecho hermanos”, escribió.

En ese contexto se inscribe la ratificación del secretario del Episcopado ante las integrantes de Familiares. La reunión se había comenzado a gestar en abril, luego de que Boitano y Salas saludaran a Bergoglio en la plaza San Pedro y mantuvieran un encuentro en el Vaticano con monseñor Giuseppe Laterza, oficial de la Secretaría de Estado de ese país. En aquella oportunidad, ante la presencia del embajador argentino ante la Santa Sede, Eduardo Valdés, Laterza aseguró que estaban avanzadas las tareas de recopilación, “disinfestazione” y digitalización de los archivos de la Iglesia sobre el terrorismo de Estado en la Argentina. Ante el pedido de una autocrítica por el rol institucional durante la dictadura, el cura explicó que analizaban la posibilidad de difundir “un documento” en paralelo con la desclasificación de sus archivos secretos y le prometió gestionar la reunión que finalmente se concretó ayer.