EL MUNDO › LOS HACKERS DE OCCIDENTE Y SUS PARES ISLAMICOS SE CRUZAN EN EL MUNDO VIRTUAL

La guerra virtual contra los jihadistas

El Ejército Electrónico sirio, es decir, el brazo armado digital del régimen del presidente sirio Bashar al-Assad, atacó la cuenta Twitter de Le Monde. Los piratas ya habían penetrado en el corazón del diario hace unos días.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

La confrontación entre Occidente y los grupos radicales islámicos no sólo se juega en Irak, Siria, Libia o las capitales europeas blanco de atentados terribles como el que sacudió a Francia en la primera quincena de enero con el operativo contra el semanario satírico Charlie Hebdo. Los hackers de Occidente y sus pares islámicos también se cruzan en el mundo virtual en una batalla cuya última víctima fue el vespertino francés Le Monde. Las fuerzas armadas digitales dejaron de ser hace mucho un invento de la ciencia ficción, una especulación de los estrategas o los especialistas. La famosa guerra virtual mostró, de un lado y otro, la potencia de su alcance con la batalla que el atentado contra Charlie Hebdo desencadenó en uno y otro bando. El pasado 21 de enero, El Ejército Electrónico sirio, es decir el brazo armado digital del régimen del presidente sirio Bashar al-Assad, atacó la cuenta Twitter de Le Monde. Los piratas ya habían penetrado en el corazón del diario hace unos días, pero esta vez lograron alterar el contenido de la cuenta Twitter de Le Monde, la cual tiene más de tres millones de seguidores. El Ejército Electrónico sirio puso en la cuenta la foto de una manada de ovejas con el cartel “Yo soy Charlie” y un texto que dice: “La libertad de expresión no es mejor que la libertad religiosa”.

Este episodio es el último acto de la ciberguerra sin cuartel que libran desde hace casi tres semanas los islamohackers y sus adversarios de Occidente. Desde el atentado contra Charlie Hebdo, cerca de 20.000 mil portales de Internet franceses fueron atacados: escuelas, municipalidades, diarios, revistas, televisiones, iglesias, catedrales, consejos regionales o empresas francesas como Carrefour, BNP Paribas o Terraillon vieron sus portales de Internet borrados de la red por los ciberpiratas islamistas, asaltados para cambiar su contenido o alterar la dirección de Internet para que se abra, por ejemplo, en la página de un portal islamista. Cientos y cientos de páginas web aparecieron con frases como “Sólo Alá es Dios”, “Death to France”, “Death to Charlie”. El portal Zataz, especializado en informaciones sobre la red, indica que las ciberofensivas son inéditas hasta hoy. El término que mejor conviene no es propiamente ataque, sino contraataque. Los hackers islamistas o los musulmanes ofuscados con Charlie Hebdo responden con las mismas armas utilizadas por el grupo de hackers Anonymous. Luego del atentado contra el semanario satírico francés y del secuestro de decenas de personas en un supermercado judío de París por uno de sus cómplices, Anonymous activó una campaña de respuesta a los actos terroristas en la capital francesa. La campaña llamada Operación Charlie atacó las cuentas de Twitter de los islamistas así como ciertos portales que difunden propaganda radical. Anonymous emitió un mensaje de video donde decía: “La libertad de expresión ha sido herida. Charlie Hebdo, una figura histórica del periodismo satírico, fue el blanco de cobardes. Atacar la libertad de expresión es atacar a Anonymous. No lo permitiremos. Todas las empresas y organizaciones ligadas a los ataques terroristas verán una reacción masiva. Los perseguiremos”. La promesa no tardó en cumplirse. Este grupo de hackers informales publicó una lista de 120 cuentas de Twitter calificadas como “islamistas”, luego otra segunda lista de 89 cuentas juzgadas “terroristas”. A ello se le agregan otras acciones, como la elaboración de un documento colaborativo destinado a censar todas las cuentas extremistas (más de 1200 hasta ahora). Anonymous también se dedicó a montar ciberataques contra portales de Internet identificados como islamistas. Unos 60 fueron ya bloqueados o simplemente borrados de la red. Anonymous bloqueó por ejemplo el portal de Ansar-alhaqq (web de propagada jihadista en francés), el portal del Kavkaz Center, una web de información sobre Chechenia que se asume como islamista, o el espacio web de Shahamat, la voz de la Jihad. Esta Operación Charlie organizada por Anonymous atrajo de inmediato una respuesta masiva bautizada Operación Francia. Cerca de 30 grupos de hackers situados en Siria, Túnez, Marruecos, Argelia, Mauritania, Indonesia, Malasia, Pakistán o México concentraron sus armas contra Francia. Grupos como Fallaga Team, Middle East Cyber Army (MECA), el Ciber Califato, la ciber fuerza islámica unida, los AnonGhos, o Apoca-Dz se introdujeron en muchos portales sensibles de Francia. Géróme Billois, experto en el Centro Europeo de seguridad informática, comenta que “estamos ante grupos de activistas que se hacen y se deshacen rápidamente. Nunca había visto una cantidad de ataques semejante”. Para el experto, la enorme cantidad de portales afectados se explica porque “muchos de los que han sido perturbados son estructuras que no cuentan realmente con equipos técnicos adecuados para mantener un alto nivel de seguridad a fin de reaccionar rápidamente ante los ataques”. Por ejemplo, un portal web consagrado a una matanza que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial en la localidad Oradour-sur-Glane vio su página web principal alterada con mensajes que acusaban a Francia de “racismo” o de ser un país “terrorista del mundo”. Un portavoz del grupo MECA (Middle East Cyber Army) entrevistado por el portal Zataz explicó que las ofensivas contra los portales franceses apuntaban a “demostrarle al mundo que el Islam no es sinónimo de terrorismo”. De hecho, no todos estos hackers son islamistas radicales. Algunos confiesan abiertamente su filiación con el Estado Islámico, es el caso de Apoca-Dz otros, en cambio, se muestran hostiles con las acciones de este grupo extremista sunnita, por ejemplo AnonGhost. Este movimiento de hacktivistas musulmanes no comparte en nada la filosofía del Estado Islámico, más bien se pronuncia por un “Islam defensivo” y por la “cohabitación entre las religiones”. Las ciber-reacciones del mundo musulmán son una combinación de movimientos islamistas radicales y otros alejados de esa tendencia, pero ofendidos con las caricaturas de Charlie Hebdo y la defensa de ellas que hicieron los medios de prensa franceses.

La ciberguerra alcanzó incluso a los Estados Unidos. Un grupo de hackers afiliado al Estado Islámico (Irak y Siria) logró piratear las cuentas de Twitter y YouTube del comando militar en Medio Oriente. “Estamos en sus PC, en cada base norteamericana. En nombre de Dios, el más misericordioso, el Ciber Califato prosigue su ciber jihad”, escribió el grupo en la cuenta de Twitter del comando norteamericano. El Ciber Califato se dio también el lujo de hacer pública la lista de los generales del ejército norteamericano con sus nombres y sus direcciones, así como informaciones precisas sobre los planes norteamericanos en China o Corea del Norte. François Paget, experto que trabaja para la empresa de programas antivirus McAfee, asegura que “por ahora se trata más de una suerte de cibervandalismo antes que de ataques sofisticados de alto nivel. Aún no estamos frente a grupos muy estructurados”. Aunque se la considere inofensiva, el carácter masivo de la ofensiva sorprendió a los expertos y planteó, a partir de la realidad, una suerte de esquema inquietante de cara al futuro. El teniente Eric Freyssinet, miembro de la división de la lucha contra el cibercrimen, admite que “hay que prepararse a todas las evoluciones posibles. Estas van desde los ciberataques, como los que observamos contra los portales franceses, hasta ataques masivos financiados por grupos terroristas”.

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Imágenes de video del Estado Islámico de un rehén a punto de ser degollado.
 
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