EL MUNDO › EL PREMIER PROMETIO MAS PODERES DE VIGILANCIA Y DETENCION A SUS FUERZAS DE SEGURIDAD

“Canadá no es inmune al terrorismo”

Después de que un hombre asesinara a un soldado en el centro de Ottawa antes de irrumpir a los tiros en el Parlamento, donde fue muerto por un guardia, el primer ministro Harper habló ante la Cámara de los Comunes y aseguró que su país no será intimidado.

El primer ministro de Canadá, Stephen Harper, dijo que su país vivió un ataque terrorista y prometió dar a las fuerzas de seguridad mayores poderes de vigilancia y detención, luego de que un hombre asesinara a un soldado en el centro de Ottawa antes de irrumpir a los tiros en el Parlamento, donde fue muerto por un guardia. “En estos próximos días sabremos más sobre el terrorista y cualquier cómplice que haya podido tener, pero los sucesos de esta semana son un sombrío recordatorio de que Canadá no es inmune a los tipos de ataque terrorista que vemos en otras partes del mundo. Pero que no se malinterprete: no seremos intimidados”, sentenció el primer ministro ante la Cámara de los Comunes. El atacante de Ottawa intentó viajar a Siria antes de cometer el atentado, señaló ayer la policía local. El agresor estaba negociando en las últimas tres semanas con las autoridades canadienses para obtener su pasaporte, agregó la misma fuente. En su intervención frente a los diputados, Harper prometió acelerar un plan que ya estaba en marcha para dar más poderes de vigilancia y detención a las fuerzas de seguridad nacionales y a su principal agencia de espionaje, el Servicio Canadiense de Seguridad e Inteligencia. Horas más tarde, en una conferencia de prensa, el jefe de policía de Ottawa, Charles Bordeleau, dijo que el ataque fue cometido por un solo hombre al que identificó como Michael Zehaf-Bibeau, un joven canadiense de 32 años que se convirtió al Islam. Bordelaeu agregó que Zehaf-Bibeau podría tener también ciudadanía libanesa y que murió dentro del Parlamento, abatido por el jefe de la guardia del Poder Legislativo, Kevin Vickers. En la misma conferencia, el jefe de la Policía Montada, Bob Paulson, dijo que la policía conocía el nombre del agresor porque habían encontrado un mail suyo en la computadora de un hombre condenado por terrorismo y, por eso, hacía semanas que el gobierno analizaba si le emitía un pasaporte para viajar al exterior. Paulson agregó que la madre del joven canadiense contó que éste quería ir a Siria, donde desde hace más de tres años milicias islamistas combaten para derrocar al presidente Bashar al Assad.

Pese a ello, Zehaf-Bibeau no estaba dentro de una lista de presuntos islamistas radicales bajo vigilancia, señaló Paulson en la conferencia de prensa policial, según informó la cadena británica BBC. Los padres del atacante pidieron ayer disculpas en un comunicado, y la madre, Susan Bibeau, destacó que estaba enojada con su hijo. “No entiendo y una parte de mi quiere odiarlo ahora”, sentenció la mujer que ocupa la vicepresidenta de la Junta de Inmigración y Refugiados del gobierno nacional, según reprodujo el diario canadiense The Globe and Mail.

El mismo medio local, en tanto, publicó que el nombre del padrastro del joven atacante, Bulgasem Zehaf, apareció en 2011 en un artículo del diario Washington Times para referirse a un residente de Montreal que había viajado a Libia para pelear junto con los islamistas que, finalmente, lograron derrocar y asesinar a Muammar Khadafi.

La cúpula de la fuerza también destacó ayer que no encontraron ningún vínculo entre Zehaf-Bibeau y Martin Couture-Rouleau, el conductor que atropelló a dos soldados el lunes pasado y mató a uno de ellos en Saint-Jean-sur-Richelieu, Québec. El joven, que se había convertido al Islam en el último año, fue muerto por la policía. A diferencia de Zehaf-Bibeau, a Couture-Rouleau el gobierno sí le había negado el pasaporte y estaba bajo vigilancia, junto con otros 89 sospechosos de ser islamistas radicalizados.

Anteanoche, el premier Harper dio un mensaje a la nación en la que no habló de Zeraf-Bibeau, pero sí se refirió a Couture-Rouleau, a quien describió como un “terrorista inspirado en el ISIL”, la sigla que utilizan Canadá y las principales potencias occidentales para referirse al Estado Islámico (EI), la milicia extremista que en el último año tomó cerca de un tercio del territorio iraquí y de la vecina Siria. Canadá se sumó en los últimos meses a la ofensiva internacional encabezada por Estados Unidos para degradar y destruir al EI en esos dos países de Medio Oriente.

A principios de septiembre pasado, Harper envió cien asesores militares a Irak para ayudar al ejército local y, un mes más tarde, el premier prometió nueve aviones, seis de ellos de combate, para sumarse a finales de este mes a la campaña de ataques aéreos que desde agosto pasado intenta destruir al EI en el oeste y el norte de ese país. Ayer, durante una sesión del Parlamento muy especial, marcada por la unidad y la emoción, Harper aseguró que no cambiará su decisión.

“Redoblaremos nuestros esfuerzos para trabajar con nuestros aliados en el mundo y combatiremos a las organizaciones terroristas que brutalizan a personas en otros países con la esperanza de traer su salvajismo hasta nuestras costas”, prometió. El primer ministro estaba en el Parlamento cuando Zeraf-Bibeau entró al imponente edificio y disparó decenas de tiros hasta que fue muerto por el jefe de la guardia legislativa, quien ayer fue ovacionado de pie por todos los diputados. Antes de dar su discurso, Harper se dirigió hacia el guardia, le agradeció y estrechó su mano.

Afuera del Parlamento, las banderas nacionales fueron izadas a media asta, y las calles y avenidas del centro de Ottawa seguían plagadas de policías fuertemente armados. En medio del clima de tensión en la capital, la policía detuvo ayer a un individuo en las proximidades del memorial justo cuando Harper y su mujer colocaban una corona de flores en memoria del soldado asesinado, antes de que el premier presidiera las sesiones en el Congreso. La policía dijo que detuvo al hombre por violar la escena del crimen, pero luego puso en duda que fuera a acusarlo formalmente.

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Forenses de la policía canadiense trabajan en el lugar donde fue asesinado el soldado.
Imagen: EFE
 
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