EL MUNDO › RIESGO DE FRACTURA DEL ANTICHAVISMO

Una Mesa que tambalea

El alcalde metropolitano de Caracas, el líder antichavista Antonio Ledezma, admitió ayer que existe riesgo de ruptura en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la alianza opositora, y que el gobierno de Nicolás Maduro se beneficia de ello. “Hay problemas, hay dificultades y eso no se puede negar”, reconoció en una entrevista con la emisora privada Televen, en la cual se ubicó entre los opositores que intentan mediar entre los más beligerantes para evitar que la sangre llegue al río, según dijo. De concretarse la división de la MUD, manifestó el alcalde sin identificar a los dirigentes que propician eso, “los primeros que montarían un gran sarao (fiesta)” serían Maduro y sus seguidores.

Sin embargo, Ledezma le restó dramatismo a la situación y señaló que los problemas en la MUD son naturales y hasta necesarios y que surgen porque cada integrante tiene su manera de interpretar los fenómenos políticos del país. “Es natural que existan discrepancias, pero debe primar la inteligencia, porque no estamos jugándonos una aspiración personal; nos estamos jugando el país”, afirmó y ponderó el liderazgo nacional del ex candidato presidencial por la oposición. “Capriles ha jugado un papel trascendental y no sólo que no se le debe debilitar, sino que más bien tenemos que exaltar sus virtudes”, exhortó Ledezma a los seguidores de la MUD. Capriles (foto) reveló el domingo de la semana pasada en el programa de Televen que la MUD vive un proceso de revisión de su liderazgo tras las elecciones municipales de diciembre pasado, cuando actuó como jefe de la campaña electoral de los candidatos opositores, quienes sólo conquistaron alrededor de un tercio de los ayuntamientos en disputa.

Las críticas lanzadas en su contra en el interior de la MUD se han intensificado –dijo entonces–, debido a que en las últimas semanas no dio su apoyo a una serie de manifestaciones propuestas por otros dirigentes de la alianza, a los que no identificó pero tildó de desleales. Algunos de ellos –manifestó– “se sientan al lado de uno, atrás de uno y uno tiene que estar pendiente porque lo que hay no es la palmadita sino el cuchillo para clavártelo”.

En las últimas semanas, otros dos políticos muy populares de la MUD que fueron precandidatos presidenciales derrotados por Capriles, la diputada María Corina Machado y el ex alcalde Leopoldo López, llamaron a la ciudadanía a salir a las calles para provocar la salida del gobierno chavista. Capriles se diferenció de esa convocatoria al tomar distancia y remarcar que busca una salida democrática a la crisis que vive el país a través de un cambio pacífico, que no incluya más muertos ni más división entre los venezolanos.

La MUD reúne a 29 partidos de tendencias muy diversas, desde los conservadores Convergencia y Movimiento Republicano hasta el marxista Bandera Roja. Sin embargo, la división actual se plantea sobre todo entre aquellos dirigentes que tienen responsabilidades ejecutivas como gobernadores y alcaldes, que asumen posturas más moderadas, y legisladores y dirigentes sin cargos públicos, más proclives a una actitud más radical. De hecho, Capriles y López compartieron desde comienzos del siglo la militancia en el partido centrista Primero Justicia, al que el segundo abandonó a comienzos de 2007 para pasar al socialdemócrata Un Nuevo Tiempo, hasta que en septiembre de 2009 formó su actual agrupación, Voluntad Popular.

Las diferencias entre moderados y radicales pusieron en peligro la candidatura unificada –e incluso la participación de la oposición– para las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013. Eso quedó de manifiesto en el hecho de que, cuatro días después de la muerte del ex presidente Hugo Chávez, la cúpula de la MUD ofreciera públicamente la postulación a Capriles, pero éste se tomara 24 horas para aceptarla.

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