EL MUNDO › UN INTENTO DE DESPEJE DE UNA PLAZA TERMINO EN UN MASIVO PEDIDO DE RENUNCIA DE ERDOGAN

Violenta represión de la policía turca

Las protestas fueron originadas por un proyecto de renovación de la plaza Taksim para construir un centro cultural y la reconstitución de un cuartel de la época otomana. Los incidentes habían comenzado en la mañana del viernes.

El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan ordenó ayer a las fuerzas policiales que retiren de la plaza Taksim a miles de manifestantes que protestaban en contra de la construcción de un edificio en ese espacio verde. La orden llegó después de dos días de violenta represión de los manifestantes. “Es verdad que ha habido errores y extremismo en la respuesta de la policía”, reconoció Erdogan, mientras el ministro del Interior, Muammer Güler, aseguró que serían tomadas medidas legales contra agentes que actuaron de forma desproporcionada. Más allá de las declaraciones oficiales, decenas de miles de manifestantes siguieron enfrentándose con agentes de seguridad en Estambul y otras 4000 personas se manifestaron en Ankara en un masivo pedido de renuncia del gobierno de Erdogan.

Las protestas fueron originadas por un proyecto de renovación de la plaza Taksim, que prevé la supresión del parque Gezi para construir un centro cultural y la reconstitución de un cuartel de la época otomana. Inmediatamente después de la salida de la policía, miles de personas con banderas turcas invadieron la plaza y el parque aledaño cantando consignas de victoria, con el apoyo de fuegos artificiales. Pocas horas antes del repliegue policial, Erdogan había afirmado con energía que la policía permanecería en la plaza Taksim porque ese lugar no podía ser un área donde los extremistas hicieran lo que quisieran. Al promediar la tarde, formuló un llamado a los manifestantes para que cesaran los reclamos.

“Llamo a los que protestan a que interrumpan las manifestaciones inmediatamente”, expresó el primer ministro. Por su parte, el presidente turco, Abdulá Gül, lanzó un llamado a la calma, y consideró que las protestas habían alcanzado un nivel inquietante. “En una democracia, las reacciones deben ser expresadas con sentido común, con calma, y los dirigentes deben movilizar sus esfuerzos para prestar oídos a las diferentes opiniones e inquietudes”, señaló.

Los incidentes habían comenzado en la mañana del viernes, cuando la policía desalojó con balas de goma y gases lacrimógenos a un centenar de personas que acampaba en un parque de la plaza Taksim, en el centro de la ciudad, para impedir que los servicios municipales arrancaran 600 árboles en el marco del proyecto inmobiliario. La oposición al proyecto de la alcaldía, controlada por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), de Erdogan, se trasladó al plano político y apuntó a otros proyectos de construcción en Estambul. La violenta intervención policial del viernes causó numerosos heridos y provocó una fuerte movilización de una gran parte de la población, que se fue sumando a la protesta a lo largo del día. La respuesta del gobierno decidió a muchos turcos a salir a las calles, ante un primer ministro que algunos sectores de la sociedad ven como autoritario y poco dispuesto al diálogo.

Amnistía Internacional criticó el recurso excesivo de la fuerza frente a manifestantes pacifistas y Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció los ataques deliberados contra periodistas, uno de los cuales fue herido en la cabeza. Según el ministro Güler, 939 personas fueron detenidas en las más de 90 manifestaciones que se realizaron hoy a lo largo del país en protesta contra la represión de la plaza Taksim. Erdogan también se convirtió en blanco de las redes sociales, donde el viernes lo llamaban Tayyip el Químico o “el hombre que gasifica”, aludiendo a la utilización masiva de gases lacrimógenos. Al ser una de las mayores quejas contra el gobierno del AKP, Erdogan se vio obligado a admitir que hubo casos en los que la policía actuó con extremismo y, finalmente, tuvo que retirar a las fuerzas del orden de Taksim, recuperada por los manifestantes.

En Ankara, en tanto, unas 4000 personas rompieron ayer los cordones policiales para acceder a la principal plaza de la capital turca, donde se enfrentaron con las fuerzas del orden tras un acto que se inició en solidaridad con los manifestantes de Estambul reprimidos ayer por la policía. Según la prensa turca, la policía capitalina reprimió a los manifestantes, en su mayoría estudiantes, con gases lacrimógenos y balas de goma, lo que causó al menos 30 heridos en la céntrica plaza Kizilay. Los manifestantes arrinconaron a las fuerzas de seguridad hasta que al grito de “abajo con el fascismo” lograron tomar la plaza, vetada para protestas públicas desde los ochenta.

En la primera declaración que hizo el premier turco en relación con los incidentes desatados, Erdogan cargó contra Estados Unidos y la Unión Europea, quienes repudiaron la represión contra los manifestantes. A pesar de pedir moderación y una investigación sobre el accionar de la policía contra los manifestantes, el premier turco le advirtió a la oposición que podía reunir a cien mil personas en el lugar, pero que con su partido podía reunir a un millón. El gobierno considera que los disturbios de los últimos días están motivados políticamente y que responden a cuestiones partidarias.

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Un manifestante herido por la policía durante la protesta en plaza Taksim, de Estambul.
 
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