EL MUNDO › EL LIBERAL-DEMóCRATA NICK CLEGG SORPRENDIó EN EL PRIMER DEBATE ELECTORAL TELEVISADO

El crédito de los progres británicos

Todas las encuestas consideran que fue el ganador del debate y los comentaristas celebraron su ascenso. Clegg se esforzó por hacer aparecer a los “LibDems” como una alternativa creíble al bipartidismo y dejó una muy buena imagen.

Los tres hombres, vestidos de traje oscuro, se sonríen respetuosamente. Entre el público no se escucha ni el vuelo de una mosca y al final nadie tiene muy claro si se puede o no aplaudir. El primer debate electoral televisivo de la historia británica transcurrió con el estilo británico más exquisito, prestando más atención a los contenidos que al lenguaje corporal.

Este debate, planeado durante meses, debía suponer un cambio. Se establecieron más de 70 reglas sobre quién podía hablar en cada momento. El público no podía aplaudir. Pero aunque el moderador calificó una y otra vez el programa de “momento histórico”, el ánimo no fue el esperado y en lugar de los 30 millones de teleespectadores previstos, sólo convocó a diez.

Hace décadas que se intentaba organizar un debate electoral televisado, pero hasta ahora los diferentes premiers siempre se habían negado. El laborista Gordon Brown fue el primero en aceptar un debate y no tiene por qué lamentarlo. Aunque los espectadores le dieron la peor nota de entre los tres, su desempeño fue mejor de lo esperado. Por el contrario, el conservador David Cameron, que normalmente suele llevarse bien con las cámaras, no cumplió con las expectativas. Desde hace meses, el “tory” encabeza las encuestas y hasta hace poco parecía que los laboristas no tendrían ninguna posibilidad de conseguir la reelección.

Mientras Brown y Cameron se atacaban amablemente, el tercer contrincante sorprendió a todos. El liberal Nick Clegg utilizó su oportunidad para presentarse ante el gran público y fue quien mejor vendió su candidatura. Todas las encuestas consideran que fue el ganador del debate y los comentaristas celebraron su ascenso. “Aquí llega el ‘outsider’”, tituló The Times mientras The Independent aseguraba que “Clegg ha crecido”.

Una nueva encuesta sobre intención de voto divulgada ayer y realizada por la firma ComRes para la cadena ITV, situó a los liberal-demócratas de Nick Clegg con el 35 por ciento de apoyo, un ascenso de 14 puntos frente al respaldo que disfrutaban antes de este debate electoral. Los conservadores bajaron tres puntos hasta colocarse con el 36 por ciento de respaldo, mientras que los laboristas del primer ministro británico, Gordon Brown, retrocedieron tres puntos hasta situarse en el 24 por ciento, indica la consulta. ComRes consultó a 4000 personas que vieron el debate, seguido por más de ocho millones de personas.

Según otra encuesta, llevada a cabo por la encuestadora ICM para el diario The Guardian, dice que de los votantes que vieron el debate un cuarto cambiaría su voto, la mayoría dándoselo a los liberal-demócratas. Clegg emerge como un abrumador ganador, el 51 por ciento diciendo que era el mejor. David Cameron y Gordon Brown bien atrás: el 20 por ciento dice que Cameron ganó y el 19 por ciento lo da como ganador a Brown.

Clegg –cuyo partido se ve perjudicado en las urnas por el sistema electoral británico de mayoría simple y que favorece el bipartidismo (entre conservadores y laboristas)– ofreció la imagen de un político que representa una opción diferente y emergió del debate como un potencial primer ministro.

Desde que asumió las riendas del partido en 2007, Clegg se esforzó por hacer aparecer a los “LibDems” como una alternativa creíble al bipartidismo. “No permitan que les digan que su única opción es entre dos viejos partidos que se han estado jugando a pasarse el gobierno durante 65 años”, declaró durante el debate el líder de la formación que tenía 63 de los 646 escaños en el Parlamento saliente.

Las diferencias políticas entre este ferviente defensor de las libertades civiles y europeísta convencido con los otros dos candidatos son evidentes y quedaron patentes en el debate en la mayoría de los temas abordados durante el primero de los tres debates programados antes de los comicios.

Pero sus biografías también los distinguen. Nacido en 1967, Clegg tiene una abuela paterna rusa y una madre holandesa nacida en Indonesia. Se graduó en Antropología en Cambridge, antes de proseguir sus estudios en Estados Unidos y en Brujas, Bélgica, donde conoció a su esposa y madre de sus tres hijos, la abogada española Miriam González Durántez.

Tras iniciar su carrera en el periodismo, entró a trabajar en 1994 en la Comisión Europea y en 1999 obtuvo un escaño de diputado europeo, al que renunció por razones familiares en 2004. Cinco años después de lograr su primer escaño en el Parlamento británico, Clegg –que habla cinco idiomas– podría estar cambiando el curso de una campaña que hasta ahora no había logrado interesar a los británicos.

“Aunque el debate no determine decisivamente el resultado del 6 de mayo, ayudará a aumentar el número de gente que vota”, dijo Martin Kettle, el analista del diario The Guardian, para quien “la elección por fin se ha animado”.

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Clegg se diferenció de los otros candidatos en el primer debate televisado en la historia de Gran Bretaña.
Imagen: AFP
 
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