EL MUNDO › EL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS ANUNCIO QUE VOLVERA A INVERTIR EN ESA FUENTE DE ENERGIA, DESPUES DE TREINTA AÑOS

Obama también apuesta a un programa nuclear

El proyecto anunciado ayer por el mandatario propone construir dos nuevos reactores en una central nuclear ya operativa en Burke, el estado de Georgia. Estados Unidos posee 104 de los 430 reactores nucleares del mundo.

Barack Obama también apuesta a la energía nuclear. El presidente norteamericano anunció ayer que la Casa Blanca volverá a invertir en esa fuente de energía, después de treinta años, cuando el país sufrió el primer y único accidente en una central nuclear. “Precisamos construir una nueva generación de centrales nucleares seguras y limpias en Estados Unidos”, instó el mandatario durante una visita a un sindicato de electricistas en Lanham, Maryland, justo en las afueras de Washington. Estados Unidos posee 104 de los 430 reactores nucleares del mundo. Sólo producen un veinte por ciento de la energía que consumen los norteamericanos.

El proyecto anunciado ayer por Obama propone construir dos nuevos reactores en una central nuclear ya operativa en Burke, el estado de Georgia. “Anunciamos unos ocho mil millones de dólares en garantías de préstamo para iniciar la construcción de la primera central nuclear en nuestro país en treinta años”, dijo frente a cientos de electricistas. Por ahora eso es la única partida que aparece en el presupuesto para el año 2011. Sin embargo, el mandatario ya adelantó que en los próximos años se sumarán 54 mil millones de dólares más, como mínimo.

Según calculan varios expertos, Estados Unidos tendría que construir en los próximos años treinta y cinco nuevos reactores para mantener la producción de electricidad nuclear en el veinte por ciento del consumo nacional. Eso significaría una inversión de al menos 280 mil millones de dólares y miles de puestos de trabajo. La construcción de los dos reactores en Georgia generará unos tres mil empleos, mientras que otros ochocientos cincuenta otros serán creados de forma permanente para su mantenimiento, según informó ayer la empresa Southern Company, que gestionará la planta.

“Japón y Francia ya han invertido fuertemente en ese sector desde mucho tiempo. Existen 56 reactores en construcción en el mundo”, destacó Obama. Veintiuno de esos reactores se encuentran en China, otra potencia que, como Estados Unidos, busca desesperadamente fuentes de energía alternativas para cuando los recursos fósiles escaseen. “Sea en la energía nuclear, solar o eólica, si no invertimos en esas tecnologías hoy, las importaremos mañana”, se defendió el mandatario.

Desde su campaña presidencial, Obama aboga por la diversificación de las fuentes de energía como la única forma de dejar de depender del petróleo de las zonas más ricas, pero también más conflictivas del mundo, como el Golfo Pérsico. Sin embargo, el mandatario norteamericano no solía hacer hincapié en profundizar y expandir el sistema de energía nuclear en el país. No fue el único.

Desde el 28 de marzo de 1979 los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca no buscaron una solución a la creciente escacez energética mundial en la energía nuclear. Todos recordaban que ese día el país había enfrentado por primera vez el fantasma de Chernobyl en carne propia. En la unidad dos de la central Isla de las Millas, a 32 kilómetros de Harrisburg, una ciudad de 250 mil habitantes en Pennsylvania, falló el núcleo de ese reactor. Según estudios de ese momento y posteriores, la radiación no produjo efectos perceptibles en enfermedades, especialmente en casos de cáncer.

Sin embargo, el susto fue suficiente como para detener cualquier avance en la materia. Por eso Obama, antes de tomar la decisión, convocó a un grupo de expertos para elaborar propuestas a corto y mediano plazo un plan de manejo de los accidentes nucleares. Una vez que tuvo el informe en sus manos, dio un adelanto en el discurso del Estado de la Unión a finales de enero. Defendió el crecimiento de la electricidad atómica, su seguridad y su costo.

Una de las organizaciones medioambiantales más antiguas de Estados Unidos, Sierra Club, no está de acuerdo con el presidente Obama. “La energía atómica no es ni limpia ni barata, ni rápida ni segura”, sentenció el director ejecutivo Carl Pope. Para el activista la mejor solución para enfrentar la futura escacez energética sin descuidar el medio ambiente es readecuar los sistemas eléctricos de las casas y los comercios de todo el país. “Provocaría una mayor reducción de emisiones de forma inmediata y a mucho menor costo y también abarataría las facturas de electricidad a largo plazo”, sugirió.

Obama no quiso confrontar, pero advirtió que no se detendrá. “Incluso si hay desacuerdos, no podemos permitir que nos impidan avanzar”, se atajó.

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“Precisamos construir una nueva generación de centrales nucleares seguras y limpias”, dijo Obama.
 
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