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Metas de inflación y las pymes

 Por  Ariel Aguilar *

En estos días el Gobierno ha anunciado que para el 2017 prevé unas metas de inflación del orden del 17 por ciento. Más allá de la importancia que tiene tener una inflación controlada, lo preocupante es que las metas de inflación sean el único objetivo en materia económica para el próximo año. Además de atacar el problema de la inflación con una visión únicamente monetarista y ortodoxa lo más inquietante es que no se proyectan en el nuevo modelo económico ni metas de crecimiento ni metas de producción ni mucho menos metas de empleo. Se busca bajar los precios de los bienes finales, entre otras cosas sobre un esquema de suba de tasas que contribuyen a enfriar aún más la economía. Si a esto le sumamos en lo que va de este año una caída del consumo y por consiguiente de la producción de las fábricas del orden del 25 al 30 por ciento, una suba de las importaciones de productos terminados de alrededor de un 30 por ciento, una suba de tarifas en gas y luz que afecta fuertemente en los costos de las pymes, plantear para el próximo año achicar aún más el consumo del mercado interno es una mala señal para las Pequeñas y Medianas empresas sobre todo si hablamos de inversiones futuras o de sostener los puestos de trabajo. El 80 por ciento de las pymes argentinas vive del consumo del mercado interno, consumo que se ve fortalecido básicamente por el poder de compra que tengan los trabajadores y si el proyecto es achicar la economía estableciendo metas de inflación como única solución al problema de suba de precios en nuestro país estamos ante un problema mucho mayor porque cuando se cae el consumo, se cae la producción, se caen las fábricas, cierran los comercios y se pierden, como viene sucediendo, miles de puestos de trabajo que contribuyen a que siga cayendo el mercado interno.

La discusión en nuestro país del tema de la inflación tiene que ser más amplia y debe ir más allá de cualquier gobierno. Trabajar en la formación de precios implica estudiar todas las cadenas de valor y ver de qué manera se conforman los precios. Hay características que son comunes a casi todas las cadenas como la concentración en el principio de las mismas de los insumos básicos, acero, cemento, aluminio, etc. Y en algunas, sobre todo en los productos de consumo masivo, la parte financiera significa casi un 30 por ciento del valor de vidriera, entre otras variables. Pero claro aquí ya estamos hablando del poder de los monopolios y de qué rol debe tener el Estado ante esos monopolios que claramente hacen a la formación de precios, ya que las pymes son rehenes de los mismos tanto en el principio como en el final de la cadena de valor y quien finalmente termina pagando esas distorsiones generadas esencialmente por la concentración y la intermediación financiera son los consumidores.

La economía se construye básicamente de expectativas y los empresarios pymes, que son quienes generan la mayor cantidad de empleos en Argentina, invierten cuando las medidas apuntan a reactivar el consumo no a achicarlo cada día más. La lluvia de inversiones que generan redistribución en nuestro país la han generado históricamente las Pequeñas y Medianas Empresas argentinas. Para seguir invirtiendo necesitamos otro tipo de señales.

* Presidente de CIMA. Dirigente de Cgera (Confederación General Empresaria de la Republica Argentina).

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