DEPORTES › FUTBOL LE MARCó SEIS A PARAGUAY EN LA MEJOR EXHIBICIóN DE LA COPA AMéRICA

Con goles y lujos, la Selección Argentina ya está en la final

En apenas 90 minutos, el equipo nacional anotó más tantos que en todos los partidos previos. Con actuaciones brillantes de Javier Pastore y Lionel Messi, arrolló al conjunto paraguayo y llega como favorito a la definición contra Chile, el sábado.

 Por Facundo Martínez

Llegó el día, o mejor dicho la noche, de la demostración, la de la contundencia en la red, la de las sociedades perfectas, armoniosas, implacables. Con un Messi intratable, que tuvo participación en todas las jugadas de gol; un Pastore de galera y bastón, que jugó un partidazo; un Di María pícaro y oportuno; un Agüero exigente, y un Mascherano inspirado y firme; la Selección borró de la cancha y goleó por 6-1 a Paraguay para conseguir su pasaje a la final de la Copa América de Chile, donde el sábado enfrentará por el título al seleccionado local. Rojo abrió la cuenta, Pastore la amplió con un golazo, tras el descuento de los guaraníes Di María metió un doblete, y lo liquidaron Agüero y su reemplazante, Higuaín.

Otra vez, como lo había hecho en todas sus presentaciones en la Copa, Argentina intentó imponer su juego desde el comienzo ante un Paraguay que no tuvo más remedio que retrasarse y aprovechar sus oportunidades de contragolpe. Así lo hizo a los cinco minutos, con un remate apenas desviado de Santa Cruz, quien habilitado por Haedo Valdez no había encontrado oposición entre los marcadores centrales del equipo del Tata Martino, Demichelis y Otamendi, que en esos minutos iniciales, para colmo, había fallado seguido con los pases.

Se trató de una jugada aislada, porque el dominio de la Argentina era claro y las situaciones de gol no iban a tardar en llegar. De hecho, a los diez minutos, habilitado por un centro de Zabaleta, Pastore tuvo la primera opción clara para abrir la cuenta. Pero no pudo agarrar bien en su remate la pelota, que terminó mansa en las manos de Villar. Paraguay respondió con algunas faltas en el mediocampo, que calentaron por un momento el partido, hasta que el árbitro brasileño Sandro Ricci mostró las primeras amarillas, incluyendo una a Biglia por protestar.

Una cosa era Argentina en defensa y otra, mucho más clara, era cuando pasaba al ataque. Así, a los 14 minutos, de una falta sobre la franja izquierda, nació el centro de Messi que le permitió a Rojo abrir el marcador. El volante puso la pelota a media altura, como para complicar a los lungos paraguayos, Rojo –que apenas un minuto antes había pedido un cambio de botines, cansado de resbalarse– anticipó bien a Cáceres pellizcándole la pelota y, rápido de reflejos, se acomodó para sacar el remate para el que Villar no tuvo respuesta.

En desventaja, el equipo de Ramón Díaz se animó a atacar, tal como lo había hecho en el primer partido del Grupo B. Y otra vez la Argentina pareció perder el control del partido. Pero había algo para aprovechar, los espacios que dejaban los paraguayos sobre sus espaldas, aprovechando la claridad y la velocidad de sus atacantes.

Messi se escapó, hizo la pausa y se la dejó a Pastore, que pudo darle de primera pero buscó acomodarse y terminó rematando sobre el cuerpo de Villar. No hubo mucho para lamentarse porque Argentina encontraba espacios y llegaba con cierta facilidad. Así, apenas unos minutos más tarde, a Pastore se le abrió finalmente el arco. Fue después de una excelente habilitación de Messi, en otra contra. El Flaco picó al vacío y desde la puerta del área, con tremenda elegancia, sacó un derechazo bajo y cruzado que se coló sobre el palo derecho del arquero paraguayo para poner el 2-0. El equipo de Ramón, que ya había perdido por lesión a Derlis González, recibió otro duro golpe con la salida, también lesionado, de Santa Cruz. A la selección se le estaban dando todas las condiciones para golear. Messi, que tenía una noche soñada, pudo ampliar de tiro libre, pero su ejecución se fue por arriba del travesaño.

Había que tener tranquilidad para cerrar bien la primera parte, pero el equipo nacional no la tuvo. Porque una cosa era en ataque, con las sociedades entre Pastores, Messi, Di María y Agüero, y otra, más floja e improvisada, era en defensa, sobre todo cuando los rivales se la quisieron jugar al todo o nada. De una mala entrega de Otamendi desde el fondo, nació la contra que Paraguay aprovechó para el descuento. El ingresado Barrios anticipó a Pastore y avanzó por el hueco que había dejado Demichelis –titular en el equipo por la baja de Garay, por una descompostura– para con el arco de frente fusilar a Romero.

No parecía justa la diferencia. Tanto lo habrán lamentado los muchachos de Martino en el vestuario, que al minuto de iniciado el complementario, en lo que fue la culminación de una hermosa jugada colectiva, el implacable Pastore lo vio picar a Di María y le puso la pelota en inmejorable posición para que el atacante del Manchester United sacara un remate cruzado y volviera a estirar a dos la ventaja. Todavía iba a haber más para el equipo nacional.

Tras otro error de Demichelis en defensa, Paraguay tuvo otra oportunidad para descontar, pero Romero respondió bien. Eso fue apenas un detalle en el concierto ofensivo de la Selección, que con Messi como dueño de la batuta, y Pastore como instrumento principal, tenía todavía más para ofrecer: la eficacia que no había podido mostrar en sus primeras cuatro presentaciones. Y llegó el cuarto. Messi comandó el ataque, Pastore recibió y buscó definir frente a Villar, quien rozó la pelota que le quedó justa a Di María para el 4-1 que desató la locura. Aún no estaba dicha la última palabra. La Argentina quería más, Messi buscaba el gol propio para ponerle el broche de oro su actuación y al partido. Fue extraño que no lo lograra. Sin embargo, tuvo tiempo para gritar otros dos. El quinto, que marcó Agüero, de cabeza, tras un centro impecable de Di María, mientras Higuaín calentaba a un costado para reemplazarlo. El que marcó el Pipa, en la primera pelota que tocó, luego de un desparramo entre Messi y Banega dentro del área y una pelota sucia que el delantero del Napoli robó para sacar el zurdazo del 6-1 final con el que la Selección logró ingresar con absoluta autoridad a una nueva final de la Copa América.

Estadio: Ester Roa (Concepción).

Arbitro: Sandro Ricci (Brasil).

Goles: 14m Rojo (A), 26m Pastore (A), 42m Barrios (P); 46m y 52m, Di María (A); 79m, Agüero (A); 82m, Higuaín (A)

Cambios: 25m Bobadilla por D. González (P), 29m Barrios por Santa Cruz (P); 55m Romero por Haedo Valdez (P), 72m Banega por Pastore (A), 76m Gago por Mascherano (A), 80m Higuaín por Agüero (ARG).

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Di María recoge el rebote en Villar y remata para convertir el cuarto gol, el segundo de su cosecha personal. Argentina liquidaba así la semifinal contra Paraguay.
Imagen: afp
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