DEPORTES › RIQUELME ROMPIó EL SILENCIO Y ASEGURó QUE “TODO ESTá RECONTRA ARMADO”

Juan (Román), contra todos

El volante dio a entender que existe una campaña para querer sacarlo de Boca y admitió que por un apriete de la barra brava se fue a festejar el gol del record de Palermo con la platea y no con la Doce. Además, aseguró que su relación con el goleador es “normal”.

“Esto está recontra armado”, disparó ayer Juan Román Riquelme, en la conferencia de prensa que brindó para dar su visión acerca de la tormenta interna que está atravesando el plantel boquense y que lo tiene a él y al goleador histórico Martín Palermo como epicentro. Riquelme se refería así a una supuesta campaña en su contra, que incluye entre los protagonistas las voces del ex presidente del club y actual jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri –“Me tiene cariño. Por eso se acuerda de mí seguido. No pasa nada”, ironizó–, al ahora candidato a entrenador Guillermo Barros Schelotto, al propio Palermo, cómplice en su silencio, y a los barrabravas que apretaron al volante el domingo pasado en La Bombonerita y le exigieron que le pasara más la pelota al centrodelantero.

“Hace dos o tres semanas he dicho que esto estaba armado. Hoy digo que está recontra armado y el que no lo quiere ver es porque es ciego o se hace el ciego. Yo vivo la vida claramente”, se quejó Riquelme. A propósito de quiénes son los que “armaron” la presunta campaña en su contra, el volante comentó: “No, vigilante no soy, lo dije la otra vez. No voy a mandar preso a nadie”.

Luego explicitó una de estas acciones en su contra: “Desde el día lunes se ha llegado a lugares donde no se puede llegar. Donde hay maldad, donde se quiere hacer daño. Ayer (por el miércoles) me tuve que levantar en mi casa tomando mate y mirar en la tele que digan que yo iba a hacer algo con la novia de un compañero (por Pablo Mouche). Eso demuestra que hay maldad”, prosiguió. “Pero con esto, con lo que me quisieron dañar, tuve al final una gran alegría. Yo hice lo que correspondía, llamar a mi compañero, decirle dónde estaba, que yo necesitaba hablar con él y con su pareja porque no tengo nada que ocultar. Y la respuesta que él me dio me hizo sentir de maravillas. Me dijo que sabe la clase de persona que soy y que en ningún momento pensó mal de mí. Eso, para mí, es maravilloso.”

Riquelme había abierto la charla explicando por qué le negó el saludo a Palermo en el festejo del gol que convirtió al delantero en el goleador histórico de Boca y entonces reconoció el apriete de la barra brava del que fue objeto junto a otro grupo de jugadores.

“A mí no me salió festejar el gol detrás de ese arco –comentó–, por eso corrí para el corner a festejar con la platea, porque el día domingo viví una situación que no fue agradable para mí (por el apriete de los barrabravas). Yo toda mi vida dije que soy más feliz cuando meto un pase gol que cuando meto un gol. El primer gol de Boca yo lo festejé más que el mío porque no era un gol cualquiera, era el gol del record (de Palermo) y me sentía más feliz que nunca por haber ayudado a Martín.” Inmediatamente, Riquelme se defendió: “Después (de ese festejo) se ha hablado muchísimo. En el segundo gol yo lo abrazo a (Cristian) Chávez, lo abrazo a Palermo, en el cuarto gol lo abrazo a Palermo otra vez. Y cuando finalizó el partido, como corresponde, fui y lo felicité por el record”.

Luego de eso, Riquelme calificó de “normal” su relación con Palermo. “Normal, de trabajo. Yo en 2008, cuando tuvimos la suerte de ganar el campeonato, he sido muy claro y he dicho que si puedo tener amigos mucho mejor y, si no, que dentro de la cancha tenemos que hacer las cosas lo mejor posible. Fuera de la cancha cada uno hace la vida que quiere y con quien quiere. Eso no quiere decir que se lleve ni mal ni bien, eso es lo que pasa en nuestro vestuario, no pasa nada.”

Y con respecto a la posible llegada de Guillermo como entrenador, el volante expresó: “De entrenador puede venir quien quiera, yo no soy nadie para elegir al entrenador. Hace un tiempo lo he dicho, ojalá que (Diego) Cagna o Guillermo (por Barros Schelotto) en algún momento puedan dirigir, que les vaya bien, que ganen. Yo soy hincha de Boca. Si sigo en el club y tengo de técnico a Pompei, a Guillermo, a Cagna o a cualquiera, voy a hacer lo posible para ganar. Yo juego para ganar y voy a ser feliz dentro de la cancha. Si no sigo, voy a festejar igual porque soy hincha”.

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“Está todo recontra armado y el que no lo quiere ver es porque es ciego”, señaló Riquelme.
Imagen: Fotobaires
 
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