CONTRATAPA

Homo Mafia

 Por Rodrigo Fresán

Desde Barcelona

UNO ¿Qué es lo que a Rodríguez lo lleva a pensar en el Niño Jesús como en el Nuevo Padrino y en los Tres Reyes Magos como si fuesen caporegimes que vienen desde muy lejos a presentar sus respetos y solicitar su protección y favores? (Y, de paso, compadecer, ahí al lado, al pobre de Giuseppe con cara de no estar muy contento con lo de la supuestamente suya María; pero más le vale no quejarse si no quiere acabar durmiendo con los bueyes y los asnos y los peces.) ¿Cómo es que, de pronto, para Rodríguez todo tiene un aire inequívocamente mafioso?

Recapitulemos: días atrás Rodríguez fue a ver El consejero, dirigida por Ridley Scott. Le habían advertido que era muy mala. Pero Rodríguez fue lo mismo; porque de un tiempo a esta parte ya venía acumulando evidencia incriminatoria para inculpar al muy celebrado Cormac McCarthy como escritor más bien discreto pero autor de un libro genial: Meridiano de sangre. Saliendo de El consejero, Rodríguez resolvió que ya no necesitaba de más pruebas. Y que el caso quedaba listo para condena y, en lo que a él respecta, cadena perpetua. Y que el próximo a desenmascarar y meter entre barrotes tal vez fuera J. M. Coetzee; pero no nos apresuremos, que hace frío y el precio de la electricidad volvió a subir para, ahora, tener tanto más miedo a la luz que a la oscuridad.

Así que –cansado de tanto raro peinado nuevo de Bardem, decapitación, leopardo con diamantes y rubia orgásmica frotándose contra un automóvil– Rodríguez se dijo: “Voy a invertir unos cuanto watts en algo noble y garantizado. Me voy a ver las tres El Padrino seguidas, en una tarde, para volver a las fuentes, a los gangsters de verdad, a hombres preocupados por los suyos y por el bienestar de todos. A gente que dice que va hacer más o menos las mismas cosas que dicen que van a hacer los políticos. La diferencia está en que éstos, para bien o para mal, las hacen aunque hay que deshacer a más de uno”.

DOS Tantas horas después, saliendo de la gran y épica y operística vida de los Corleone para regresar a la pequeñez de la suya, Rodríguez vuelve a ser un pobre asociatto que apenas sueña con ser ascendido a soldato y alguna vez llegar al bacio la mano luego de tantos años de lamer culos. El problema es que no le ha tocado una buena famiglia. Ni a él ni a millones de españoles que viven una visión alternativa de la saga de Mario Puzo en la que Fredo se impuso sobre Michael y así va la cosa, la cosa nostra. Aznar, por su parte, parece cambiar de género y soñarse cada vez más como uno de esos villanos de Bond, James Bond, pero incombustible y siempre listo para decir algo que te deja temblando. Lo último ha sido, en el segundo volumen de sus memorias más bien selectivas, evocando alguna de sus tertulias culturales en La Moncloa, el haber dado luz verde a la serie histórico/dinástica Cuéntame y que, por consiguiente, se propagase la leyenda catódica/urbana de que la noche en que los eternautas ibéricos del clan Alcántara finalmente alcancen nuestro presente comenzarán a abrirse los sellos del fin del mundo o, al menos, de España. Y el 31 de diciembre el ex tesorero Bárcenas (¿existirá cargo con tufo más mafioso que el de “ex tesorero”?) tuvo que ser llevado desde su calabozo a Urgencias aquejado de una misteriosa urticaria/intoxicación/alergia que a más de uno le recordó con un escalofrío a esos últimos cannoli que Don Altobello se zampa en el Teatro Massimo de Palermo. Mientras tanto, en el clan rival, la alternativa no es mucho mejor: Alfredo Pérez Rubalcaba –el consigliere histórico y socialista que sabe dónde están enterrados todos los cadáveres políticos menos el suyo– se ha convertido en una especie de Don de rebote que se niega a dejar sillón libre, y que la historia continúe.

Por encima de todos, claro, está el Capo di Tutti Capi: el rey, Don Juan Carlos I, al frente de la cada vez más irreal Familia Real y última portada del año de Hola! en la que al monarca se lo ve muy fuerte y repuesto y unos veinte o treinta años más joven que apenas hace una semana, cuando nos hizo una vez más esa oferta que nunca se puede rechazar: su discurso navideño rebosante de fantasmas y fantasmagorías. Tras su estela discursiva, políticos de todo modelo e ideología se dirigieron a sus votantes impotentes pero aún así en potencia. Se destacó Artur Mas, quien envió cartita a los Reyes (y gobernantes del continente) pidiendo un país y todavía no recibió respuesta alguna mientras insistió en tender su mano al gobierno central con el plebiscito soberanista para el año que comienza y el detalle escenográfico y apenas subliminal de, a sus espaldas, un bonito cuadro con un San Jordi lanceando y escrachando a un dragón malo malísimo.

TRES ¿Qué traerá el 2014? Misterio: pocas cosas más ocurrentes que la histeria de la Historia. Por lo pronto, piensa Rodríguez, no estaría mal que devolviese algo de lo mucho que se llevó y no olvidar nunca que al joven Vito Corleone lo que lo movía era una idea muy personal de la justicia pero justicia a fin y al cabo. Y que tenía sus límites, porque la droga era algo malo para su familia. Y la suya era una familia muy grande. Ahora, en lo de Rodríguez, todo es rueda de prensa sobre la salud de Michael Schumacher (llamado El Kaiser, palabra que viene del latín de César, Caesari, y en cuyo ejército se inspira la mafia para formar sus filas) y las consabidas listas finiprincipiantes de año y se suceden noticias sobre los jueces españoles que exigen “medidas de refuerzo” porque se sienten desbordados por los casos de corrupción, muchos de ellos generados por el Partido Popular. Eso sí: el Departamento de Comunicación con los Ciudadanos del Gabinete de la Presidencia del Gobierno ha informado que entre todos los mensajes recibidos hay un “nutrido grupo de cartas”, que “escapan a la clasificación convencional” y que “reflejan la cercanía con que los ciudadanos perciben al presidente, haciéndole partícipe de su día a día o enviándole dibujos, diarios personales, poemas o fotografías familiares”. Ah, Padrino... Pero a no angustiarse porque lo que en realidad importa e importó e importará será, siempre, “il bísinis”. Y la Bolsa española cerró el 2013 con una revalorización del 21 por ciento luego de tres años en bajada; y hay un 13 por ciento más de millonarios nacionales; y –cortesía de eso de la “movilidad exterior”, la “idea de intercambio” y la sed de aventuras– España ha roto el record de recepción de remesas de dinero cortesía de emigrantes o gente que se quedó allá y mantiene desde lejos y afuera a los que se vinieron aquí. Y ya solucionaremos ese problemita del Canal de Panamá. Muy claro lo tuvo el ocurrente canal de TV La Sexta –entre tanto Ebenezer Scrooge y George Bailey y postal bíblica programaron, la pasada Nochebuena, de tormenta, el film Sharknado– que, apenas superadas las deprimidas campanadas de Madrid y el nietzcheano súperhombre de Barcelona y las campanadas y las uvas y los disparos de las primeras rencillas del 2014 entre parientes más alterados que Sopranos, emitieron una película titulada El dinero es lo primero.

Y lo segundo y lo tercero, también, ¿capisce?

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