La semana pasada, la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA) llevó a cabo una subasta de obra León Ferrari (1920-2013), para sostener el taller del artista y a beneficio de la galería de arte “León Ferrari”, que funciona dentro de la escuela Isauro Arancibia.

Página12 entrevistó a Julieta Zamorano, nieta de León y presidenta de la Fundación FALFAA.

-¿Desde cuándo está abierto al público el taller de León Ferrari?

-Está abierto desde 2018 y hay cuatrocientas obras en exhibición. La gente se emociona cuando lo visita, porque toda su obra es muy actual en lo que transmite. Y al mismo tiempo hay mucho sobre León sucediendo en el mundo entero. Su obra está en numerosos museos del mundo donde se lo puede ver, pero es un artista cuya obra se puede ver acá. Primero León y luego nosotras, hemos donado obras de él a museos del país. Él armó, por ejemplo, su colección del Museo Castagnino-Macro con más de doscientas obras.

-¿Cómo surgió la relación de la Fundación con la escuela Isauro Arancibia?

-Fuimos antes de la pandemia. La escuela es un proyecto de un grupo de maestros que surgió en 1998, antes de la crisis del 2001, cuando empezó a haber mucha gente en la calle. Estos maestros se acercaron, por ejemplo, a los barrios de Constitución y San Telmo y empezaron a darles clases a las personas que vivían en la calle: personas que querían terminar el primario y el secundario. Eso empezó a tomar forma en distintos lugares hasta que finalmente consiguieron un edificio en la Avenida Colón y Garay, donde hay unos trescientos alumnos fijos, en dos turnos, y está adaptada a las personas de bajos recursos que viven en situación de calle o de vulnerabilidad. No tiene un programa tradicional, sino especialmente armado para esta situación. Allí los alumnos terminan la escuela primaria y la secundaria.

Hay muchos talleres de oficios, porque la idea es que una vez que terminan la escuela no puede ser que vuelvan a la calle. Entre los talleres, funcionan una bicicletería, una peluquería, una panadería -que trabaja haciendo catering para distintas organizaciones que los contratan muy frecuentemente-, de modo que los talleres dan trabajo a mucha gente. Tiene también taller de serigrafía, de costura, de carpintería y hay un taller de arte que inauguró una galería, con la pretensión de ser una galería de arte en serio y que sirva también como oportunidad de trabajo. A esa galería le pusieron el nombre de León Ferrari.

-La Fundación ya había donado obra de León para esta escuela.

-La historia es así: La pintora Alejandra Fenochio nos hablaba de este proyecto de galería de arte y que estaban convocando a los artistas. Como insistió mucho decidimos participar con obra de León. Entonces nos invitaron a la ceremonia de fin de año en la que se entregan los títulos de egresados. Y cuando termina la ceremonia anuncian que la galería se iba a llamar León Ferrari. Estábamos con mi mamá: nos dio un golpe de emoción muy grande.

La directora de la escuela, que se llama Susana Reyes, es una ex detenida desaparecida que fue muy amiga de mi tío Ariel Ferrari (hijo desaparecido de León). Ella lo cuidó mucho a Ariel, y el día que a ella la secuestraron, estaba con su marido y con Graciela, la novia de Ariel, que había vuelto de Brasil (donde estaba con nosotros, cuando nos exiliamos) para buscarlo a Ariel. Graciela se reunió con Susana Reyes y su marido y en ese momento entraron los grupo de tareas y se los llevaron. La única que sobrevivió fue Susana, que estaba embarazada.

-¿Ya conocías esta historia?

-León la conocía, pero mi mamá y yo, no. Son traumas que no siempre uno revisa si no está dedicado a eso. León era un trabajador sobre el tema. Un visionario. Que incluso ayudó a generar jurisprudencia en estas cuestiones. Cuando hablo con Susana Reyes, ella me cuenta unas cosas sobre mi tío Ariel que me dejan helada. Y todo esto sucedía durante el año, cuando estábamos con el taller de León abierto. En la Fundación decíamos: “cuando se termine la muestra de León en el Museo Nacional de Bellas tenemos que seguir con el taller abierto”. Pero todo es muy difícil y se complica: la crisis… la obra de León no es fácil de vender. Mientras tantos pasaban los días. Entonces decidimos hacer una subasta con la obra gráfica, que es más fácil de vender a precios base. Tenía que haber algo más, que la subasta no fuera solamente por el taller: ese algo más era la galería del colegio Isauro Arancibia. Es muy conmovedor ver a gente que tal vez nunca estuvo en contacto con una galería de arte, atravesar la escuela, ir al fondo para visitar la sala enorme de la galería “León Ferrari” y ver las obras de León que se exhibía para la subasta. Cuando la semana pasada se realizó en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires el Congreso de Museos de Arte Moderno, vinieron con Victoria Noorthoorn treinta directores de todo el mundo a visitar esta galería y el taller de arte y quedaron fascinados.

Es un proyecto muy en sintonía con León, que buscaba desestructurar y atravesar los límites del arte y siempre en la lucha por la justicia y lo comunitario.

* El taller con la obra de León Ferrari, en el barrio de San Cristóbal, puede visitarse pidiendo cita al instagram @fundacionferrari, o al correo [email protected]. La galería “León Ferrari” de la escuela Isauro Arancibia -en Paseo Colón 1366- puede visitarse de lunes a viernes, de 14 a 19.