Mientras tocaba la batería en la iglesia Asamblea de Dios, frente al popular Mercado Municipal 4 de Asunción, el joven Jae Cho tuvo una revelación: quería dedicarse a la música. Su destino como odontólogo profesional estaba bien pero, ahí, en esa cabecita, estaba gestándose algo más. Lanzado a la aventura, entre covers de Blackpink y BTS, Jae Cho fue poco a poco engordando el contador de views y, mucho más, inflándose en entusiasmo. Fue pegándole al arco. Y la pelota entró.

Para su sorpresa, durante estas horas llegará a su primer millón de reproducciones en YouTube con Phone MV, su canción más comercial hasta el momento. Y semejante envión lo trajo sin solución de continuidad a Buenos Aires, ya que este jueves 31/8 tocará en Niceto Bar. "Quiero compartir mi k-pop y demostrarle a la gente la pasión que tengo por la música", le dijo al NO el rapero, productor musical, compositor y bailarín mitad coreano mitad paraguayo.

Su historia comprime kilómetros, y anida apuntes de un país lejano en el que no vivió pero que recorre su sangre y se ve en sus genes. Sus padres, coreanos, vivían en Seúl cuando recibieron la llamada de unos tíos: "Vengan a Paraguay, acá hay carne, casa enorme y trabajo tranquilo". La invitación hizo mella y la pareja (él funcionario público, ella empleada en una empresa) decidió armar sus petates y moverse unos 18750 kilómetros para probar suerte en Sudamérica. Llegaron en 1994 y ella, embarazada, tuvo a Jae en Asunción.

"De chico me decían coreco", cuenta Jae. ¿Coreco? Una forma despectiva de decirles a los coreanos. Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en Paraguay viven unos 6000 coreanos, una comunidad que supo ser más grande pero que fue moviéndose hacia Estados Unidos, Argentina, Brasil o volviendo a sus pagos. "Crecí con amigos coreanos. Fui a una escuela mitad coreana mitad paraguaya. De hecho, cuando era chico, mi español no era fluido."

Sin embargo, el tiempo y los entornos lo fueron mezclando con otros jóvenes. "Con mis amigos coreanos crecimos hablando más en español que en coreano", reconoce. Fue con uno de esos pibes con quien comenzó a animarse a la música. Cámara, ¡acción!: de puros cebados, grabaron un cover de Blackpink (Stay) que terminó convirtiéndose en furor en su barrio. "Tuvo bastante éxito. Nos empezaron a reconocer bastante", desliza. Llegaron las invitaciones a eventos de k-pop, algo estaba asomando.

Jae pasó por la guitarra, luego por la batería ("Soy un muy buen baterista", dice) y más tarde se metió de lleno al canto. Era de los que cantaba solo en casa. Entrenaba para romperla en los karaokes, parte medular de la cultura coreana. "En los karaoke se cantan baladas. La idea es salir, tomar algo con amigos, ir directo a los karaoke y concursar entre nosotros." Dice que sacó esa inquietud por el canto de su mamá.

Tantos estímulos lo fueron cebando: tenía que seguir mostrándose, necesitaba abrirse su propio canal de expresión. Así, entre covers y canciones, de vez en cuando, Jae Cho despunta el vicio del vlogger: "Quiero comprarme una buena cámara y tener más constancia en mi canal. Quiero mostrar mi vida y compartir un poco nuestras costumbres". Incluso, a veces prende TikTok y se manda a conversar sobre servicio militar, mentalidad latina en un cuerpo coreano o amor.

Y por sus oídos no se colaron ni la polca, ni la guarania, ni la cumbia, ni el reggaetón: en su casa sólo se escuchaban baladas coreanas. "Los coreanos están muy coreanizados". No obstante, esa coreanización le sirvió para nutrirse de todo el ADN musical del k-pop y de las mañas de los k-dramas. "Los escuchaba y miraba con mi hermana y mi mamá. Veía a los artistas y quería ser como ellos."

Se hizo fan de BTS, de Big Band, de Blackpink. Ahora simpatiza con NewJeans y Jay Park. "Ellos tal vez no son muy famosos a nivel mundial, pero en Corea están pegados", describe. A sus 29 años, y con un gran presente como odontólogo especialista en endodoncia y cirugía dentomaxilar, siente que lo suyo puede explotar por el lado musical.

El dato es que Phone MV, su canción más viralizada, tuvo muy buena aceptación entre el fandom argentino, colocándose hace apenas unas semanas en el puesto #156 entre lo más visto de Buenos Aires. "Le pusimos todo. El resultado viene del nivel de calidad que le metimos. Esto es algo más producido que lo anterior. Y ahora no podemos parar más." Por eso, agarró su auto y se vino como una tromba para Argentina, manejando casi 20 horas seguidas.

Por estos días, este pionero del k-trap latino (no hay tantos que sinteticen esta mixtura; salvo, tal vez, el peruano Lenin y su q-pop) está preparando nuevos videoclips, un viaje a San Pablo, algunos trends de TikTok (es amigo de Ana Coreana, la de "Confía en el proceso") y algunas nuevas canciones en coreano e inglés. "Todo esto es muy loco. La verdad que es muy emocionante", cierra Jae Cho.

Jae Cho, odontólogo, vlogger y pionero del k-pop latino | Foto: gentileza de prensa


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