Bernardo Baraj es de esos músicos argentinos a trasluz de cuyo trayecto puede observarse parte intensa de la historia, más allá de géneros, estilos y pareceres. Tomar nota, pues. Primero fue el jazz. Clarinete y saxo de por medio, de joven fue uno de los músicos estables de La Cueva de Sandro, durante todo el segundo lustro de la década del '60. Luego armó el Cuarteto Buenos Aires, nave insignia del free jazz criollo, y su liga simultánea con Leonardo Favio derivó en la segunda dimensión: el rock. Porque Alma y Vida, grupo surgido durante la experiencia con el cineasta del que Baraj fue parte, implicó justamente una forma de vincular jazz y rock, que con el devenir de los setenta repercutió en otras agrupaciones clave que tuvieron al músico en su seno: la Nebbia's Band, Banda Spinetta y La Banda, de Rubén Rada, entre ellas. El tango llegó –también fusionado con el género matriz, claro- a partir de su intervención en Sanata y Clarificación, ecléctica agrupación de Rodolfo Alchourron, y el revelador dúo con Juan Barrueco, pionero de la introducción del saxo en 2x4. Tras ello, el folklore le picó cerca a través de su participación en el atildado trío Vitale-Baraj-González, a mediados de los '80.

Lo que sobreviene desde entonces hasta la fecha en el itinerario musical de Baraj es, por consiguiente, un desarrollo pendular de aquellas experiencias, que hoy vuelve a clavar su intención en el jazz. Así será, dada la presentación que Baraj realizará el martes 23 de abril a las 22.45 en BeBop (Uriarte 1658), donde el propósito será homenajear al “Gato” Barbieri. “Vuelvo sobre él porque ha sido uno de los más importantes referentes a lo largo de mi carrera como saxofonista”, introduce el flautista y saxofonista que concretará el tributo junto a su cuarteto actual: Abel Rogantini al piano, César Franov en bajo y su hijo Marcelo en batería. “Y lo fue por su sonoridad al servicio de la expresión. Barbieri sin dudas ha sido influencia también para muchos saxofonistas alrededor del mundo, aunque lamentablemente en el ámbito local no se le dé la importancia que merece”.

El experimentado músico nacido hace 79 años en Bernal pondrá pues las cosas en orden a través de la recreación de piezas que se convirtieron en oro sonoro al viajar por los aires del “Gato”. Tiene en mente Baraj recrear piezas que solía tocar el rosarino como “El arriero va”, “Europa” y “Último tango en París”. “Será un apretado recorrido por todas las etapas del Barbieri, que no tienen un orden cronológico en el show, pero que sí son representativas de cada una”, informa el ex Alma y Vida. “Tomamos las versiones originales tratando de respetarlas, pero también dándonos permiso para otorgarles nuestra impronta”.

-En agosto cumplís 80 años. ¿Cómo te tratan la vida y la música hoy, más allá de este concierto puntual?

-En lo personal no me quejo, siempre ando con proyectos, tratando de llevarlos adelante en un contexto difícil como el que estamos atravesando, y no dejaré de ser consecuente con mis deseos e inquietudes. Por lo demás, bueno, vivo en Barracas, un barrio muy barrio, que no solo me gusta sino que también me brinda la tranquilidad necesaria como para dedicarme a mis instrumentos y a mi canto. También hago actividad física, hablo con mis hijos y disfruto de mi casa junto a mi pareja… Con ella vemos películas y bailamos tango.

Y acá se mueve el péndulo otra vez hacia el lar tanguero, porque está grabando su tercer disco en tal veta, además de paladear una posible participación en la próxima edición del Festival Internacional de Tango de Granada. En esta línea estética se alistan pues dos discos, de los últimos que grabó: Tal para cual y Tu alegre corazón, ambos nominados para los premios Gardel, además de la puesta de Tango mío, espectáculo que ha mostrado su tardía faceta como cantante. “Me encanta cantar tango… Es algo que estudio todos los días. Es más, diría que junto a la experiencia con Alma y Vida, aquella súper banda adelantada a su época; el dúo con Juan Barrueco que me conectó con mi expresión definitiva; y el trío con Lito Vitale y Lucho González, icono de la música popular de los '80, cantar tango es la mejor experiencia que me ha ocurrido en la vida".

-¿Y la peor?

-Ninguna.

-Van más de cien días de gobierno libertario. ¿Cuál es tu mirada al respecto, vos que nunca le escapaste al compromiso?

-A ver… yo soy de una generación que soñaba con la utopía de una sociedad más equitativa. Por eso, cuando miro retrospectivamente desde este presente me invade una profunda tristeza. Una historia plagada de vendepatrias de distintos colores que se enriquecieron a costa del trabajo del pueblo, que lo llevaron a este presente lamentable y, como si eso no alcanzara, ahora tenemos un gobierno que está en las antípodas de mi pensamiento y mi sensibilidad. ¡Lamentable!