“Si el hombre ya pisó la luna/ ¿cómo es que yo todavía no tengo tu dirección?” El de la intriga es Nando Reis, que escribió la canción, pero la que se hace la pregunta es Cássia Eller, que la canta. Se trata de uno de los versos más inolvidables de “All Star”, un himno de la relación entre estos dos protagonistas de la canción rock brasileña, cuyo título hace honor a las zapatillas azules de Eller, mencionadas en la letra. Bah, todo lo que se menciona en la letra es de Cássia, incluso con el error de situar su morada carioca en el barrio de Laranjeiras, ya que --según se puede leer por ahí-- en realidad esa dirección corresponde a Cosme Velho. Lo único propio que menciona Nando son sus All Star, negras y de caña alta, que --como contó alguna vez-- compró después de ver que Ian Anderson las lucía en una de las fotos de Living in the past, un doble recopilatorio de Jethro Tull. Del sinfonismo que confiesa la referencia de Reis al punk que siempre recordó la voz de los portentosos comienzos discográficos de Eller hay un largo camino, casi como el que va de Río de Janeiro al satélite terrestre. Una distancia que, sin embargo, desaparece entre dos enamorados, como eran ambos entonces y como debe ser.

“All Star” fue grabada originalmente por Nando Reis en su segundo álbum solista, Para Quando o Arco-Íris Encontrar o Pote de Ouro (2000), que produjo junto a Jack Endino y Tom Capone. Por entonces estaba a punto de abandonar Titas, una de las bandas fundamentales del boom del rock de los ’80 en Brasil, porque --según cuenta el episodio de Bios dedicado al grupo que todavía se puede ver por la plataforma Star Plus-- los temas que proponía nunca llegaban al disco. Se podría decir que era una época sin brújula para Titas, que llegaron a convocar a un productor asociado al grunge como Endino para endurecer su sonido, pero lo más productivo que terminó haciendo por sus integrantes fue acercar a Reis al mundo del más distinguido indie norteamericano: terminó tocando con Peter Buck, el guitarrista de REM, y especialmente con el experimentado y polifacético Barrett Martin (ex Screaming Trees, y justo entonces baterista tanto de Victoria Williams como de Queens of the Stone Edge), que incluso formaría parte de su grupo solista durante varios de sus siguientes discos. Pero, más allá del prestigio y cartel que podían prestar los nombres famosos, lo importante para Nando seguramente fue que semejantes músicos se tomasen en serio todas esas canciones que sus compañeros del grupo de toda su vida declinaban grabar.

La que ya se había empezado a tomar en serio sus canciones cuando apenas si era conocido por ser bajista de Titas y novio de Marisa Monte era Cássia Eller. En su biografía Apenas uma garotinha (2005), Ana Claudia Landi y Eduardo Belo precisan que fue justamente Monte la que los presentó, a comienzos de los ’90, y de ese encuentro Cássia se fue con la entonces inédita “E.C.T.”, firmada por Nando junto a Marisa y Carlinhos Brown. Aunque Reis la grabó en su debut como solista, 12 de janeiro (1995), la canción se hizo popular en la versión de Eller, lo mismo que terminaría sucediendo con “All Star” a comienzos de la década siguiente. La diferencia es que entonces Reis ya le había producido un disco y ambos eran pareja: es más, en el sobre interno del álbum que incluía aquella primera grabación del tema, la letra decía explícitamente “Para Cássia Eller”. Aunque lo llegó a interpretar en los bises de los shows presentando el Acústico MTV (2001) que la convirtió en una estrella justo antes de su prematura muerte a los 39 años, es un tema que recién quedó inmortalizado con su voz de manera póstuma. Su mágica y etérea interpretación, acompañada por un arreglo de cuerdas, forma parte del disco Dez de dezembro (2002), título que refiere al día de su nacimiento --este diciembre Cássia estaría cumpliendo 61 años-- y que apareció al año siguiente de su fallecimiento.

“No veo la hora de encontrarte, y continuar con aquella conversación que no terminamos anoche”, escribió Nando y cantó Cassia, un verso que atrapa la magia de esa clase de veladas que se saben importantes, pero ante la historia ya escrita resulta imposible reprimir un escalofrío. Por el peso de la verdad que ahora cargan esas líneas, y la cruel imposibilidad sellada por el destino. Cuando Nando Reis tocó en Buenos Aires algunos años atrás, en un show íntimo realizado en Notorius, por supuesto que incluyó “All Star” en su repertorio. Esa noche me acerqué a saludarlo, y terminamos hablando sobre Eller en voz baja: ya por entonces no le dolía el recuerdo, sino que parecía disfrutar evocándola.

Buscando en internet descubro que Nando en el último tiempo ya ha hablado mucho de sus All Star y de los de Cássia. De hecho, hay un video en el que muestra los suyos --o lo que queda de ellos-- con una sonrisa. El romance entre ambos ha devenido ficción, y al seguir buscando online por poco me confundo al dar con las fotos de los actores que los interpretan. Leo también que ante el recuerdo que une sus zapatillas negras de caña alta mencionadas en la canción con otras azul claro de caña baja de Cássia hay fans que se atreven a corregirlo. “Ella usaba azul oscuro y de caña alta”, se quejan. Nando entonces se ve en la obligación de aclarar que la imagen que evoca cuando canta la canción es la de las zapatillas de Cássia que más recuerda de entre las tantas que ella tenía: las azul claro y de caña baja. Quizás no hayan sido las que más usaba, concede, pero son las que le dejaron el recuerdo más profundo. Y entonces, en el mismo video, muestra esas otras All Star, las habituales azul oscuro y caña alta de su entonces enamorada, que aún conserva con las suyas.

 

Las otras, las zapatillas más famosas del rock brasileño, ya no existen. Como obliga la ley local, fueron incineradas luego de la autopsia. Son las que usaba Cássia Eller la noche de su muerte.