Los discursos de odio no surgen de la nada o de impulsos irracionales. Por debajo de los discursos de odio que agitan sectores superficialmente “antipolíticos” y en realidad apuntan a terminar de cercenar los derechos económicos y sociales a los sectores empobrecidos y excluidos, existen estructuras de dominación. Sexo, clase, raza son las estructuras principales que sostienen las jerarquías sociales. Los feminismos populares, los transfeminismos, los movimientos antipatriarcales, decoloniales y antirracistas apuntan a señalar y a modificar esas estructuras, también desde la pedagogía y el pensamiento filosófico.

Las pedagogías y filosofías disidentes ponen el acento en estos aspectos. “La opresión hace al sexo y no al revés”, sostenía la teórica y militante lesbiana materialista Monique Wittig. Tanto el concepto de “raza” como el de “sexo” son construcciones surgidas del racismo y del sexismo, para justificar la opresión/explotación de determinados grupos sociales que ya venía sucediendo. En esta perspectiva trabajó la antropóloga feminista materialista Colette Guillaumin. Estas categorías artificiales revisten la fachada del mundo de una inteligibilidad que favorece que el estado de cosas permanezca igual, porque es “de sentido común” que las cosas “son” así y no pueden ser de otra manera.

La feminista y filósofa Julieta Massacese, el escritor y periodista Walter Lezcano, integrante del Colectivo Identidad Marrón, y la activista trans Alba Rueda, representante especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería argentina, se reunieron para exponer sobre estos temas en una mesa convocada por las Jornadas Departamentales Profesora Elisa Caruso del Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González.

“El fenotipo indígena te va marcando el espacio donde te vas moviendo. Escuchamos la palabra afectuosa 'negri' y también la palabra insultante 'negro'. Por nuestro color de piel tenemos roles asignados en la sociedad argentina. Estamos en las publicidades de Caritas, en las marchas, como presos en las series de televisión. Nunca estamos produciendo saber, placer, disfrutando el estar vivos. Cuando asesinaron a George Floyd muchos pusieron un círculo negro en su foto de perfil, cosa que no sucedió con la muerte de ningún marrón víctima del gatillo fácil. Nadie puso un círculo marrón”, afirmó Walter Lezcano.

Otro serio problema, que se agudiza con el avance de los sectores conservadores antiderechos y sus discursos de odio, son los intentos por dejar excluidas, en los confines de la sociedad, a las personas trans, travestis y no binarias. Esa forma de observar, oprimir y discriminar a las personas que no se autoperciben con el sexo asignado al nacer se llama cisexismo.

Desde 2019 la Ley Micaela establece en Argentina la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. La violencia de género incluye la que padecen las personas lgtb. Trabajadora del Estado, Alba Rueda también recibió esa capacitación en 2019. “En un momento la que daba la capacitación me señaló y me dijo 'esto es para las mujeres', dando a entender que nosotras las travestis estábamos excluidas de la ley”.

“El movimiento antigénero y antitrans está creciendo en nuestro país. Un sector se denomina 'Feministas basadas en el sexo'. Un ejemplo de sus acciones antiderechos es el amparo que presentó un grupo contra el censo nacional, para que el Estado quite del formulario las identidades mujer trans y varón trans. Fue el primer censo en Latinoamérica que incluyó la pregunta por la identidad de género. La primera vez que en todos los hogares se hizo la pregunta por la identidad de género y se reconoció la identidad de género a todes, no solamente a las personas trans. El movimiento transexcluyente está actuando en contra del reconocimiento de derechos, a diez años de promulgada la Ley de Identidad de Género. Nuestra agenda es la ampliación de derechos. ¿Cuál es la agenda política de este sector que actúa para cercenar derechos?”, pregunta Alba Rueda.

La filósofa Julieta Massacese, en su trabajo “Un perfil del movimiento radfem en Argentina: taxonomías, antecedentes y polémicas” se ocupa de la teoría por detrás de este “movimiento conservador feminista basado en el sexo”.

“El llamado 'activismo basado en el sexo' se opone al carácter progresivo de los derechos humanos en lo que respecta a la identidad de género. Sus posturas son consistentes con planteos del feminismo radical transexcluyente, pero se trata de una alianza más amplia, de tono expresamente jurídico, que se caracteriza por ser antitrans”, explica Julieta Massacese.

En tanto, Alba Rueda sostiene que “no basta solamente con describir las desigualdades sino que es preciso llamar a todes a tener un compromiso que tome acciones frente a estas posiciones y frente a las desigualdades en las condiciones de vida”.

Frente a estas desigualdades sociales acuciantes, desde el panel se plantearon diferentes estrategias.

Para Walter Lezcano es importante exigir estadísticas sobre los asesinatos que son racializados y las posibilidades laborales de las personas marrones. Y también “crear un tipo de poesía política que vaya quebrando esa imagen que nos pone en un lugar específico. El racismo con lo marrón es un problema de este país. Las personas mueren por eso, pierden oportunidades y viven mal. Nuestro Colectivo Identidad Marrón busca visibilizar eso”.

Por su parte, como activista trans, Alba Rueda hace un llamado a “situarnos constantemente en una agenda política contra los sectores transexcluyentes y antiderechos y recuperar los saberes travas en las epistemologías latinoamericanas, saberes que se desarrollan en la oralidad y que sirven para enfrentar las desigualdades en el Sur Global. Esos saberes los encontramos, por ejemplo, en la perspectiva trava sobre las tareas de cuidado. Que no solo son intergeneracionales porque las travas dentro de una misma generación nos cuidamos en montones de situaciones de exclusión, y no siempre en el hogar, porque el hogar suele ser un lugar inseguro para las travas. Nuestro enfoque sobre los saberes es comunitarista”.