Sería maravilloso usar la hora de almuerzo del trabajo para sentarse en un parque, comer y sacar del bolsillo un sinte con el que jugar, flasharla un rato y hasta guardar el avance para reutilizarlo y hacer un tema o algo que te dé ganas de compartir. La experiencia no es improbable, ya que existen muchos instrumentos portables de síntesis digital más pequeños que un celular. Quizás los más reconocibles sean los Pocket Operators, de Teenage Engineering; pero también hay proyectos de código abierto como Kastle (Bastle Instruments) o Triode (MeeBlip), cuya documentación de uso libre posibilita confeccionarlos, modificarlos y hasta versionarlos.

De esa marea de data y herramientas surgen nuevas prácticas e ideas. Como Bytebeat, una expresión de código de programación en la que con muy pocos recursos se pueden hacer cálculos que generan audio e imagen, con un procedimiento fuertemente anclado en la experimentación y el juego. Probablemente nadie sepa cómo sonorá una fórmula de Bytebeat de solo leerla. Hay que probarla. Pueden correrse en computadoras con cualquier sistema operativo, probarlas en reproductores para el navegador web o en dispositivos de funcionamiento autónomo, como el 8Bit Mixtape Neo, proyecto open-source de sinte para correr Bytebeat.

► Que florezcan mil aparatos

En ese plan, el dúo de diseño y programación dublinés Phonic Bloom viene desarrollando "sintetizadores digitales poco convencionales". El primero, el Gecho Loopsynth, utiliza distintos tipos de sensores para tomar el sonido del entorno, la luz y la proximidad como parámetros que modifican los procesamientos. Un chasquido de dedos puede devenir, según el seteo, en una progresión melódica de ese sonido, bañado en reverb y repeticiones de ensueño.

Una reducción de ese concepto fue aplicada en Glo, su desarrollo siguiente, que promocionaron como un sinte de exploración sonora y meditación en el que cualquier ruido externo se trasforma en un colchón ambient semi acuático. Mientras que su más reciente trabajo, el T-Ape, es un sinte que utiliza fórmulas de Bytebeat y logra unos patrones y timbres sorprendentes.

La mayoría de sus sintetizadores se han creado con código abierto o licencias de dominio público. Del mismo modo, Phonic Bloom comparte su código. "Todo lo que sea open-source debe seguir siéndolo. Mi código está en GitHub para que cualquiera lo use. Aún espero colaboradores. Pero no sorprende, dado lo poco que hacemos de cada modelo antes de pasar a lo siguiente. Además, supongo que es más difícil trabajar con procesadores ARM o ESP32 que con Arduino, donde mucho de lo que sucede en el nivel inferior está oculto y eso evita que quien programa aproveche al máximo la potencia de procesamiento de señal digital del chip", responde Mario por mail.

"Cuando descubrí la teoría sobre los filtros digitales, sentí curiosidad por saber cómo suenan cuando se sintonizan a las frecuencias de un acorde. Los ruidos del entorno fueron una elección natural para procesar una señal. No sabía mucho de sintetizadores en ese momento, poco a poco fui descubriendo este ecosistema y desde los primeros seguidores aprendí lo que es importante tener en un pequeño sintetizador: entradas, salidas, MIDI, etcétera."

--¿Qué creés que nos enseña la comunidad de software de código abierto?

--Que es beneficioso para todxs compartir el trabajo de esta manera, y que más empresas deberían hacerlo. Por experiencia sé que dicho código sirve como base de aprendizaje y para mostrar la forma de hacer las cosas. La mayoría de nuestros productos se construyen sobre bases elaboradas a partir de múltiples fuentes, como un rompecabezas, lo que nos ahorró una gran cantidad de tiempo y errores, pero tuvo que haber mucho más trabajo que eso para lograr lo que imaginamos.

► Conectar e igualar

En el ámbito local, Gabo "Gede" Vinazza probablemente sea quien más sabe de Bytebeat. Este programador, profesor en filosofía, músico y livecoder estaba a la búsqueda de algo así antes de saber que existía. Hacía livecoding "con un objeto de Pure Data llamado expr~, que permite realizar operaciones lógico-aritméticas sample por sample, en tiempo real". Hasta que alguien le recomendó usar Bytebeat y, desde entonces, se la pasa estudiando, aprendiendo y perfeccionándose en su uso para hacer música.

Gabo destaca Bytebeat como una técnica "muy elegante", entre otras cosas porque requiere de muy pocos recursos y es muy económico de sintaxis. El crédito por el desarrollo de esta práctica es para Ville-Matias Heikkilä, artista digital conocido como viznut. "El tipo se sorprendió de que no se hubiese usado antes esta técnica, porque era algo que estaba disponible desde que aparecieron las primeras computadoras hogareñas en los '80", explica Gabo. "Nadie diría 'no miremos más los jeroglíficos porque ya hay dibujos nuevos'. Esa es la lógica capitalista, y el Bytebeat va muy en contra de eso."

El mes pasado, Vinazza editó su libro Usar pollo con polea (referencia a la desencajada instrucción del videojuego Monkey Island) que recopila ensayos, ideas y prácticas en el arte digital. Ahí habla de una dimensión estética que vincula la belleza del arte de modo inseparable de la política. Gabo hace visuales y música, todo sintetizado en tiempo real con una compu del Conectar Igualdad, a la que tiene acceso cualquier persona que asista a una institución educativa pública. Y busca imponerlo como "una decisión consciente y como algo profesional y de calidad que cambiaría qué es lo que consideramos que suena bien o mal y por qué".

En esas notebooks corre el software IBNIZ (también creado por viznut) para hacer visuales, y otro que desarrolló él para hacer livecoding, llamado Rampcode, en el que aplica Bytebeat y que está disponible para bajar desde su repositorio, donde además hay otros desarrollos e incluso el código de los discos que tiene subidos a Bandcamp: "Podés abrirlos para ver cómo están hechas las cosas y modificarlas como quieras".

► Que se exprese la fórmula

Por su parte, Nicolás Restbergs andaba manija de proyectos de sonido para hacer en Arduino. "Seguía mucho de lo que hacía Constanza Piña, una chilena que tenía una página con sintes DIY y maquinitas de ruido, y ella había hecho una reversión. También lo había visto a Macumbista, Derek Holzer, que tenía en su blog algo de Bytebeat y un posteo sobre la 8Bit Mixtape Neo". Este sintetizador tiene resolución de 8 bits, basado en un chip Arduino-compatible llamado ATTINY85. Tiene dos botones, dos potenciómetros de perilla y ocho LEDs para indicar posicionamiento y estado. La gracia es que funciona con fórmulas de Bytebeat.

"Me parecía muy loca su sonoridad, muy distinta a otros sintes que había visto con una arquitectura de procesador parecida, como la del Arduino", recuerda. "Escuchaba sonidos bastante diferentes: polifonías locas, algo medio generativo también que no sabías bien de dónde estaba saliendo. Y de golpe veías el código y eran fórmulas muy chiquitas, y no entendía mucho nada de eso hasta que conocí a Gabo", reconoce.

Toda esta movida críptica y bastante lejana quedó despejada en una charla muy didáctica que ambos tuvieron para el canal de Twitch de Fábrica Marciana. Desde entonces, Nicolás viene investigando las posibilidades de cargar varias fórmulas y modificarlas en tiempo real, así como la sincronización con otros aparatos. "Con Gabo hemos probado cargar sus fórmulas, y se la re banca".

Nicolás Restbergs y Gabo Vinazza, exponentes de la experimentación colaborativa | Foto: Cecilia Salas

Hay algo muy interesante con el dispositivo físico que no se replica igual si aplicás Bytebeat en la compu para livecodear, y tiene que ver con la gestualidad aplicada a los potenciómetros. Al girar las perillas se producen variaciones en determinados valores de la fórmula. Pero, al no poder visualizar cómo se van modificando, todo queda maravillosamente entregado a la escucha. "Hay muchos matices y sutilezas que tenés que colgarte a escuchar. No es mover el pote como en un sinte tradicional, sino un toque y quedarse a escuchar, darle tiempo a la fórmula a que se exprese."

Además de sus interesantes e inesperados resultados sonoros, la 8Bit Mixtape Neo es un proyecto accesible en cuanto a sus componentes y programación. "Se presta a experimentar y jugar sin necesidad de saber qué está haciendo la fórmula", dice Restbergs. Ese tipo de vinculación en la que vas descubriendo cosas es súper interesante para la relación con la tecnología en todas las edades. Es mover un valor y volver a flashear. "Es una re herramienta para acercarse a lo sonoro, a lo rítmico, a la programación pero también a la experimentación; meter mano en algo de lo que a priori no anticipás el potencial. Sabés que podés cambiar números y eso genera otros sonidos, pero eso es sólo el principio."

► Armar y compartir

"Si no te lo armás o no se lo comprás a algunxs pibes que lo distribuyen, como Mutan Monkey de Barcelona, no lo conseguís. No es como quizás otro tipo de hardware más industrial que podés ubicar; no lo comprás en MercadoLibre. Para mí, el Bytebeat tiene algo de exótico en el sentido de que es una técnica que podés correr en la compu, pero si querés un hardware autónomo, la que va es armártelo." De hecho, estos proyectos están súper ligados a la escena open source, y empezaron rediseñando otros desarrollos, "usando código ajeno".

A Restbergs le interesa ver cómo se irán desarrollando cosas distintas, que tengan otras particularidades, hardware que tenga una propuesta diferente. "Pienso casos como Yaeltex, que vienen del DIY a pleno y lograron llegar a un nivel de hardware profesional y de exportación, con el agregado de que no sé si hay muchos más con su capacidad de customización. También Tercer Brazo, que están haciendo módulos, o GS Music que sacaron el Apollo, o los Núcleo o Weird Electronics, gente que viene del DIY y pese a todas las complicaciones de producir acá a nivel costos, precios e importar cosas, lograron seguir adelante dándole un agregado que tomaron de toda esa lucha."

El sueño cumplido del sinte sencillo, portable y reprogramable | Foto: Cecilia Salas

--Con herramientas como ésta, ¿el código sigue siendo solo para conocedores?

Gabo: A alguien que ve a otra persona tocar la guitarra, seguramente le parezca copado. ¿Por qué no pasa eso con el código? Yo toco en cualquier lado y para quien sea que quiera escuchar. Y me gusta que la gente baile, o que se arme algo que esté más vinculado a la alegría o a la celebración. Por ahí a alguien le interesa y quiere aprender, y me copa poder pasar info de lo que sé y que esté a disposición. Eso es importante, no poner barreras para alejarme o distinguirme, quiero que se armen diez millones de bandas de Bytebeat.

Nicolás: Creo que un poco está pasando. Hay un interés por lo tecnológico que no estaba tan presente. Yo laburo en escuelas, e incorporaron núcleos prioritarios de aprendizaje de robótica y programación. Obvio que tiene que ver con una cuestión de mercado y querer vender cierta idea de "innovación", pero dentro de todo se empieza a filtrar un acercamiento más masivo. El punto es cómo acercarse a la tecnología poniendo el énfasis no en usar sino en crear con esa tecnología. También tiene que ver con que se mezcle con otros espacios y no quede como nerdeadas para pocxs. Me encantaría que Bizarrap agarre un aparatito mío y haga una base. Me parece que la apertura va a tener que ver con cosas transversales más que con algo del nicho mismo. Cosas que se vayan cruzando y hagan que todo se retroalimente.