La ganadora del Premio Nobel de Literatura Svetlana Alexiévich ha sido, más allá de sus dotes narrativas, una cronista implacable. Nunca se embarcó en temas triviales sino que abordó situaciones complejas, atravesadas por el dolor de su pueblo. En Argentina se conocieron, sucesivamente, los libros La guerra no tiene rostro de mujer (acerca de las mujeres que combatieron en el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial), Voces de Chernóbil (donde le da voz a sobrevivientes del desastre nuclear) y Los muchachos de zinc (sobre la incursión de la Unión Soviética en Afganistán). Ahora, también publicado por Penguin Random House, llega otro título notable: Ultimos testigos. Aquí la escritora bielorrusa entrevista a quienes sufrieron la Segunda Guerra Mundial en su condición de huérfanos. En 1945 vivían solo en Bielorrusia 27 mil niños en orfanatos.