La cuarentena obligatoria dispuesta para frenar la expansión del coronavirus forzó a miles de empresas a bajar la persiana de un día para el otro y luego de un mes y medio prácticamente sin actividad la situación en la mayoría de los sectores ya es desesperante. “He tenido que enfrentar muchísimas crisis a lo largo de mi vida, pero nunca como la que estamos atravesando ahora”, aseguró a PáginaI12 Roberto Fontenla, presidente de la Cámara de Empresarios Madereros y Afines (CEMA), una de las industrias que lucha por sobrevivir en medio del derrumbe generalizado.

“En el sector de fabricación de productos de madera somos unas 1100 empresas que empleamos a unos 70 mil trabajadores en relación de dependencia en todo el país y la verdad es que no sabemos qué hacer para poder seguir adelante. Estos últimos años el sector enfrentó una caída persistente de sus ventas, pero este fue un mazazo sin precedente. El freno de la actividad se está extendiendo demasiado y vemos un mayo aterrador”, afirma Fontenla.

La fabricación de productos de madera entró en una de las últimas flexibilizaciones que se introdujeron en el régimen de aislamiento, pero las mueblerías, por ejemplo, continúan todas cerradas y lo que se vende por internet es bastante limitado. “El mueble no es un elemento que se consume sin verlo y sin palparlo. Se vende pero muy poco. Hay muchas fábricas que suspendieron su actividad y otras que directamente van camino a presentarse en convocatoria de acreedores”, agrega Fontenla.

Los empresarios les presentaron al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y al gobierno bonaerense un protocolo para poder avanzar con la apertura de las mueblerías cumpliendo con las disposiciones sanitarias que hagan falta. Afirman que las mueblerías por lo general tienen poca circulación de gente y en este contexto tan crítico esa circulación va a ser incluso menor, pero piden que se las deje abrir al menos para tratar de concretar algunas ventas entre aquellos que viven cerca de los locales. “Estamos haciendo un gran esfuerzo para no perder los puestos de trabajo. Los muebles no son fáciles de producir. Hay que tener mucha experiencia y esa experiencia se transmite a través del tiempo. Por lo tanto, perder un equipo de trabajo es algo terrible”, advierte el presidente de CEMA.

-El gobierno lanzó varios programas de ayuda en las últimas semanas, ¿pudieron acceder a algunos de esos programas? –le preguntó este diario.

-Sí, muchos se anotaron para que el Estado cubra el 50 por ciento del sueldo de sus empleados, pero la burocracia demora todo y hace que esa ayuda esté llegando tarde. Además, muchos empresarios tuvieron problemas para inscribirse y quedaron afuera. Estamos esperando mayor ayuda del Estado. Yo sé que emitir es pronóstico de inflación en el futuro, pero en este contexto no hay otro método para mantener el empleo. El industrial no quiere abandonar después de un trayecto que recorrió durante largo tiempo.

-¿Y los bancos no les están prestando?

-Se resisten a prestarnos. No quieren quedar comprometidos con algunas de las empresas que pueden entrar en convocatoria. El problema es que para seguir produciendo necesitamos la materia prima, pero como la cadena de pagos está cortada los aserraderos exigen cash y la única manera para seguir produciendo es acceder a créditos para capital de trabajo. Necesitamos líneas de créditos más flexibles, pero por ahora no hay nada.