EL VIAJE SOÑADO 6 PUNTOS

(Les Cyclades; Francia/Bélgica/Grecia, 2022)

Dirección y guion: Marc Fitoussi.

Duración: 110 minutos.

Intérpretes: Laure Calamy, Olivia Côte, Kristin Scott Thomas, Alexandre Desrousseaux, Nicolas Bridet.

Estreno exclusivamente en salas de cine.

El francés Marc Fitoussi es un especialista en las comedias populares con algún que otro aderezo autoral, como lo demuestran cabalmente La vie d'artiste (2007), Pauline detective (2012) y Copacabana (2010), en la cual dirigió a la reina del cine galo Isabelle Huppert y a su hija, Lolita Chammah. Su último largometraje, El viaje soñado, no es la excepción a esa regla, ya que vuelve a utilizar las herramientas del humor convencional generado por la atracción y repulsión de opuestos con el marco de un relato de (re)descubrimiento femenino durante un viaje a tierras exóticas, aunque evitando en gran medida las tosquedades de la sensiblería. El prólogo presenta a las protagonistas durante la adolescencia, dos amigas aparentemente inseparables que, sin embargo, podrían definirse como su perfecto opuesto. Expansiva e hiperquinética, Magalie (Laure Calamy, ganadora de un premio César por su interpretación en Vacaciones contigo... y tu mujer) es la antítesis de la introspectiva y seria Blandine (Olivia Côte), aunque todo indica que se llevan lo más bien, como si de alguna extraña manera se complementaran.

Corte al presente. Algo ocurrió tiempo atrás y las chicas no se han visto ni hablado durante años. Décadas. Separada de su esposo y con un hijo que acaba de dejar atrás la adolescencia, Blandine atraviesa esa nueva etapa vital con el nido vacío y la cama a su total disposición. Por esas cuestiones del guion, el muchacho le arma a su madre una cita inesperada… con Magalie, que no ha cambiado demasiado desde la juventud (lo cierto es que Blandine tampoco) y a quien, después de una cena atolondrada, su examiga espera no volver a ver en mucho tiempo. Pero El viaje soñado tienen su razón de ser en unas vacaciones que ambas deseaban realizar en los buenos viejos tiempos, un periplo por las paradisíacas islas griegas, con especial interés en Amorgós, locación central de rodaje del clásico de Luc Besson Azul profundo. Y hacia allí van ambas, a pesar de los resquemores de Blandine, con la madurez a cuestas (no tanto en el caso de Magalie, el menos en términos emocionales), dos personas que no podrían ser más distintas y que, por esa misma razón, deberán enfrentar tropezones, caídas, conflictos y reconciliaciones.

Es la inconsciencia de Magalie, la falta de miedo a las consecuencias de sus actos, lo que termina alterando el recorrido original, trocando la suite de un resort de lujo por el humilde cuarto de un pequeño albergue en un islote remoto. El guion de Fitoussi incluye revelaciones, nuevos y viejos rencores, algún posible interés amoroso, una escena de baile improvisado y el encuentro con una antigua aristócrata inglesa devenida en jipi griega (breve pero intenso papel de Kristin Scott Thomas, haciendo gala de su perfecta pronunciación del francés). Nada nuevo bajo el sol –el de Grecia o el del cine–, aunque El viaje soñado, que se ve con el placer del turista ocasional, logra equilibrar las bondades del relato popular con la clara y bienvenida intención de construir personajes un poco más complejos que el mero arquetipo.