En su oficina de Rosario, a metros de otro edificio antiguo que albergó en los años ochenta a la APDH -que el cronista recuerda con melancolía-, Agustín Rossi recibe a Rosario/12. Es su fin de semana en la ciudad. Viste informal y luego de la entrevista recorrerá la peatonal Córdoba como un militante más de campaña por las PASO. Cuando se calza el traje de candidato a vicepresidente de la Argentina, el Chivo -un apodo familiar y cercano- tiene algunas cosas para decir. 

-Hay una idea de que el poder seduce…

-No lo afirmaría así, de estar de acuerdo al 100 por ciento con esa frase, cuando uno está muy alejado del poder lo que genera es la seducción por lo desconocido. Después hay que estar bien plantado y con la cabeza bien firme como para tratar de saber que las veces que te toca ejercer el espacio de poder siempre es transitorio. Yo tengo algunos tips, por ejemplo a los lugares donde voy no modifico nada, dejo el mismo mobiliario. Ahora estoy en la jefatura de Gabinete (en Casa Rosada), dejé absolutamente todo como estaba porque entiendo que uno llega y se va de eso de esos lugares, me pasó lo mismo en el Ministerio de Defensa y en la Cámara de Diputados -allí por decisión popular- o en forma indirecta cuando te designa un Presidente. Después hay que tener la decisión y la voluntad de poder despegarse de eso. Un colega tuyo, cuando fui candidato a senador nacional por Santa Fe en el 2021 (perdió con Marcelo Lewandowski), me decía en un reportaje: “el fin de semana estuve en Buenos Aires y pasé por el Ministerio de Defensa, ese edificio muy grande en Paseo Colón, de 13 pisos… y me preguntaba este tipo va a renunciar al Ministerio de Defensa para venir al Congreso, qué loco que tenés que estar”. Y a mí esa decisión me hizo muy bien, me permite demostrarme que puedo despegarme de todo lo que significa el poder y un día para el otro no tener auto oficial y de todo lo que eso significa. Me parece que uno tiene que aprender, en el buen sentido de la palabra, a disfrutar cuando ejerce el poder porque es la posibilidad de gestionar y resolver problemas diarios y cotidianos de la gente y a disfrutar también del no poder, de volver a estar en el llano y poder ejercer una vida con naturalidad, con normalidad como el resto de los ciudadanos.

-El nuevo desafío ahora es tu precandidatura a vicepresidente por Unidos por la Patria. ¿Cómo fue el proceso de tu nominación?

-Yo había lanzado la precandidatura a Presidente, había generado expectativas que después se fueron desinflando. Un fin de semana largo previo al cierre de listas lo utilicé para charlar con dirigentes de la corriente nacional del peronismo que lidero desde hace 10 años. Volví a Buenos Aires un miércoles a la mañana con una decisión tomada. Al primero que se la comuniqué fue al presidente Alberto Fernández porque él me había impulsado a que me lance a la precandidatura presidencial. Le dije que no iba a ser candidato a Presidente, que Daniel Scioli había tenido la generosidad de ofrecerme que lo acompañe como candidato a vice, le dije que no iba a aceptar esa proposición, que aceptaba la generosidad de Daniel porque lo respeto y valoro muchísimo pero que no veía que el camino era para allá, que no iba a ser candidato a nada pero que iba a tratar de ayudar a mis compañeros de la Corriente Nacional de la Militancia a lo largo y ancho del país a que traten de que sus expectativas de protagonizar estuviesen cumplidas y eso me llevaba a empezar a charlar con Máximo Kirchner, quien era el que estaba armando la candidatura de Wado de Pedro, el tema del desarrollo, hicimos un mapeo de todo lo que significaban las distintas provincias y los lugares donde La Corriente tiene desarrollo. El día jueves empiezo a escuchar que había alguna posibilidad de una fórmula de síntesis, de algún acuerdo entre Alberto, Cristina, los gobernadores –uno de ellos había hablado conmigo, yo le dije que por mí estaba bien, que yo ya no era precandidato- y el viernes por la tarde antes del cierre de lista me llama Alberto para comentarme que estaban trabajando en la construcción de una fórmula. “El consenso es que la fórmula la encabece Sergio Massa, te quiero preguntar si querés acompañarlo a Sergio como candidato a vice”, me dijo.

-¿Cuánto tardaste en responder?

-Dos segundos. 

-¿Qué argumentos te dio para convencerte?

-Me dijo: “La gestión está representada en vos como jefe de Gabinete, en muchas cosas pienso igual que vos, me sentiría cómodo con que mi manera de pensar esté representada en ese lugar”. Y a las tres horas me dijeron que estaba confirmado e inmediatamente se comunicó a la prensa.

-¿Hasta ese momento cómo era tu relación con Sergio Massa?

-Una relación de respeto, de compañerismo, de buena onda, de relativa cercanía.  Cuando yo llegué a presidente del bloque diputado él era titular de ANSES, después de que Alberto se fue de jefe Gabinete, él asumió en su lugar y ahí tuve relación en forma directa con él. Y después sí trabajé bastante con él, porque la jefatura de Gabinete y el Ministerio de Economía tienen mucha sintonía. Pero te repito tengo una muy buena relación, fluye naturalmente.

- Te cito: “La Argentina es un país que necesita a alguien con mirada de estadista. No es para novatos en términos de gestión. Y Massa ha demostrado que puede llevar adelante el país, cosa que ninguno de los otros ha hecho”.

-Massa es el dirigente más preparado para ser Presidente de la Argentina, tiene una clara dimensión de los problemas y de las oportunidades del país. Del otro lado veo la fragilidad argumentativa de los precandidatos. Massa sabe de lo que habla, sabe dónde está parado y sabe lo que significaría ser presidente de la Argentina en la próxima etapa. Yo lo acompañé en la gira por el norte, terminábamos un acto, agarraba el teléfono y se ponía a hablar con Kristalina Georgieva para terminar el acuerdo con el Fondo Monetario. Sin ninguna duda tiene una dimensión de estadista que no lo tienen otros precandidatos. 

-¿Quién es el responsable de la aparición de un tipo como Milei?

-El descontento. Cuando hay descontentos en las sociedades pueden aparecer estas alternativas que muchas veces venden espejitos de colores y pueden tener algún tipo de consenso, al menos transitorio en determinados sectores de la sociedad argentina, que legítimamente siente que la política hace unos cuantos años que no le da la totalidad de las soluciones y buscan una alternativa mágica. 

-Entonces...

-La tasa de desocupación era del 12 por ciento hace cuatro años, hoy vamos a terminar con un 6 por ciento. Ahora, todos esos trabajos nuevos que se generaron no significaron que tengan el poder adquisitivo que nosotros quisiésemos. El 20 por ciento del poder adquisitivo del salario que se perdió durante la gestión de Macri nosotros no lo perdimos más pero no lo recuperamos. El gran desafío es ese. Devolver poder adquisitivo. Y eso genera descontento. Pero a ellos les digo que ni la apatía ni el enojo son buenos estados de ánimo para elegir Presidente. Para elegir Presidente hay que elegirlo con el corazón y la cabeza, porque el próximo gobierno va tomar decisiones que directa o indirectamente van a influir en tu vida diaria. Nosotros proponemos un camino de crecimiento, inclusión, desarrollo, distribución del ingreso y devolverle el poder adquisitivo del salario. La sequía nos quitó 20.000 millones de dólares, es un 25 por ciento menos de ingreso en el país, le quitó al Estado seis mil millones de dólares de ingreso fiscal. Pero el año que viene no vamos a tener sequía, vamos a tener funcionando al 100 por ciento el gasoducto Néstor Kirchner que significa 4.000 millones de dólares de ahorro que vamos a tener con respecto a la importación de energía, vamos a tener una balanza comercial favorable, vamos a poder acumular reservas en el Banco Central, fijar el tipo de cambio, bajar la inflación y devolverle poder adquisitivo al salario. Claramente ese es el camino. Vienen buenos años para la Argentina.

- Esto me hace recordar otra fase tuya sobre el peronismo: “Nosotros somos el peronismo. Hemos nacido a la vida política en este país para generar un país de iguales, un país de respeto mutuo, un país de afecto, un país con cariño”.

-Esa frase me surgió cuando Rodríguez Larreta dijo que había que terminar con el kirchnerismo/peronismo. Esa frase se completa diciendo nosotros somos el movimiento que se bancó 18 años de exilio de Perón y volvió Perón a la patria, somos los que fuimos más castigados por la dictadura con 30 mil compañeros detenidos-desaparecidos y somos los que construimos un país basado en una mirada de solidaridad e igualdad. A un peronista no le preocupa que nazcan argentinos en cunas de oro, lo que le preocupa al peronista es que el argentino que nazca en una cuna de madera, la política genere la misma cantidad de oportunidades que aquel que nació en la cuna de oro, que la casa donde naciste no sea el condicionante de tu vida. Cuando hace un tiempo se quejaban de las universidades de cercanía en el conurbano, cuando hablaban de por qué hacer universidades en lugares alejados en donde había pobres, hoy vas a esos lugares y te encontrás con que el 90 por ciento de los chicos que van a esas universidades son primera generación de estudiantes universitarios en su familia, esto tiene que ver con el concepto de movilidad social ascendente. ¿Por qué? Para hacer más real la gratuidad. Para aquel que nace en Rosario es más gratuita la Universidad que para aquel como yo, que nací en Vera y me vine a estudiar ingeniería a 420 kilómetros de distancia con 17 años.

-Mientras la derecha…

-Propone la estratificación social, la consolidación de las diferencias. Yo creo, Horacio, que si ganan van a ir por el arancelamiento universitario. Bullrich dijo que había un 50 por ciento de extranjeros en las universidades públicas cuando en realidad hay solamente un cuatro por ciento y además es un orgullo que vengan los extranjeros a estudiar acá. Está nuestro preámbulo de la Constitución nacional que recitaba Alfonsín: “para todos los hombres del mundo que quieren habitar el suelo argentino”.

-A días de las PASO nacionales, ¿cuál es el escenario político real?

-Tenemos un escenario de bi-coalicionismo modificado un poco por la aparición de Milei, pero hay dos coaliciones que concentran el 70 por ciento de las expectativas de del electorado. Nosotros tenemos adversarios electorales y tenemos desafíos electorales, los adversarios electorales ya los conocemos: las distintas expresiones de la derecha. El desafío electoral es que hay un sector de ciudadanos argentinos que nos acompañaron en el 2019 pero que no nos acompañaron en 2021 y hoy están expectantes. Lo veo en las elecciones provinciales: la buena noticia es que no mutaron a otro espacio político, pero tenemos que motivarlos para que vayan a votar.

-¿Es el famoso indeciso?

-Sí, el indeciso, el escéptico, el voto en blanco, el descreído... Bueno, a eso tenemos que tratar de llegar y renovar la confianza con ellos, decirles que nos den una nueva oportunidad y que las cosas que no resolvimos estos cuatro años las vamos a resolver en los cuatro años que vienen y que lo que tenés enfrente es mucho más complejo.

-Volvamos a Rosario, tu ciudad. Durante su campaña a intendente, Juan Monteverde –líder de Ciudad Futura que cuenta con el apoyo de sectores del peronismo, incluso el que vos liderás- pregonó mucho la frase "por una ciudad sin miedo". Yo te planteaba antes (de que el grabador se apagara misteriosamente y el rec volviera a encenderse) que para hacer política no hay que tener miedo.

-Sin dudas que es así. Yo vengo diciendo hace muchos años que el clivaje principal, la contradicción principal de la política argentina no es oficialismo versus oposición sino política versus corporación. La política es la que defiende y piensa el interés general y las corporaciones piensan en sus intereses sectoriales. El desafío de la política es gestionar de manera tal de alinear esos intereses corporativos con los intereses del conjunto de la sociedad. Cuando las corporaciones resisten a ese alineamiento, porque privilegian solamente sus intereses sectoriales, aparecen las tensiones y ahí claramente no hay que tener miedo, hay que tomar las decisiones que haya que tomar para defender los intereses del conjunto de la sociedad. Ejercer la política desde el campo nacional y popular no es un acto de comodidad, es un acto en donde uno permanentemente tensiona para generar las condiciones de cumplir con aquello que dije en algún momento: la política es la única herramienta que tienen los pueblos para producir las transformaciones sociales. No estás para que te aplauda todo el mundo, estás para tomar las decisiones que tenés que tomar en beneficio del conjunto de la sociedad.