Si observamos los abordajes periodísticos y, sobre todo, las entrevistas a las máximas autoridades nacionales, provinciales y municipales, veremos que no existen preguntas relacionadas con las políticas de género. La perspectiva de género en los últimos años, y más luego de la promulgación de la ley 27.499 (Ley Micaela), transversaliza o debería transversalizar todas las políticas públicas. Sin embargo, todavía no ha logrado instalarse en la agenda de los medios con importancia al igual a otras temáticas.

Consultado un colega sobre el punto, la respuesta fue: “Para eso ya está el área correspondiente”. Pero entonces, ¿por qué sí les consultan sobre economía, turismo, obra pública, inversión, conectividad, educación, salud y economía regionales a quienes no son los ministros o titulares de esas áreas? En esas preguntas y respuestas, tampoco se escuchan las políticas relacionadas a las cuestiones de género. ¿Será que la gestión no tiene que ver con la tranversalización de la perspectiva de género en todas las políticas públicas?
¿Por eso es que hay periodistas que no preguntan y autoridades que no incluyen la cuestión en las respuestas?

Ante las diversas razones que pusieron en agenda la temática de los planes sociales, a nivel provincial y nacional, hasta la persona más despistada debió tomar conciencia del fondo de la cuestión y permitir realizar un análisis profundo de la situación. Sin embargo, acá y allá primó la descalificación y estigmatización a las mujeres. La información brindada no estuvo a la altura de las circunstancias: no hubo información sobre la precarización laboral de las mujeres y la feminización de la pobreza que existe en números alarmantes.

Se llegó al punto de recortar un video señalando a una mujer que supuestamente “no quería trabajar”. Nadie se preocupó en buscar el video completo de la nota. La mayoría de las personas beneficiarias de planes sociales son mujeres. La mayoría de las tareas que se realizan mediante la cobertura de planes sociales tienen que ver más con la explotación que con la vagancia, porque se debe cumplir con lo pautado, sin las reglas e ingresos de un empleo formal, registrado. ¿Dónde estaría la ventaja para las mujeres?

Esta invisibilización se repite ante casos de violencia sexual, ataque o agresiones contra niñas, niños y adolescentes. En las coberturas de hechos graves de violencia ocurridos en diferentes sitios del país no se hace mención a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), herramienta por excelencia para la detección y prevención de estos casos. Hacerlo posibilitaría a la población conocer los alcances de la norma legal y conocer las herramientas para prevenir y erradicar desigualdades y violencias. Pero, de ESI no se habla.

Las temáticas que involucran a personas mayores tampoco son visibilizadas, salvo cuando ocurre algún hecho delictivo o de estafa. De protección y prevención tampoco se habla. Las violencias siguen ocupando los espacios de policiales y no como temáticas sociales –violencias sociales– que nos involucran y responsabilizan como sociedad.

Ana Requena, redactora jefa de género de eldiario.es, advierte sobre otro aspecto poco considerado sobre el tema: “Aplicar la perspectiva de género es muy rentable a nivel económico”. Algo que se demuestra, por ejemplo, con la inversión que han hecho medios internacionales como la BBC o The New York Times en herramientas para superar la desigualdad de género. “Esto sucede por una razón muy sencilla: hasta hace poco las audiencias estaban muy masculinizadas, pero ahora hay muchas mujeres acercándose a los medios de comunicación. Tienes un público al que captar que no va a aceptar que se ignore a las mujeres sistemáticamente, que solo se den columnas a hombres o que tengas un tratamiento lamentable de la violencia de género o sexual”, explica Requena. “Quieren medios que también hablen de los cuidados, de la dependencia o de la discriminación salarial” agrega.

¿Qué estamos mirando, qué estamos contando y qué entendimos por perspectiva de género?

Luego de mirar para otro lado, de actuar sin responsabilidad ni ética profesional y de proceder con ignorancia deliberada ante un hecho grave de violencia, no vale rasgarse las vestiduras, mostrarse compungidos y con voz quebrada y salir a señalar o buscar culpables. La violencia es estructural. O nos comprometemos colectivamente para modificar esas estructuras o cerramos la boca. No contribuyamos con irresponsabilidad manifiesta a la desinformación, la perpetuidad y el sostenimiento del sistema patriarcal y a la generación de más violencias. No tenemos derecho a llegar tarde, ya no podemos permitirlo ni permitírnoslo.

* Periodista feminista, directora/editora de Diario Digital Femenino. Titular de la web de Asesoramiento y Capacitación https://lennycaceres.com.ar/