Cuando, con cierta furia y  soberbia desde el comienzo de este Gobierno la palabra de muchos fue siendo suprimida, comenzando con los despidos en Radio Nacional y en sus filiales del interior del país, junto a los despojos en  la Televisión  Pública, las ácidas críticas y censuras a las joyas de Papaka y de Canal Encuentro, siento que nos han cortado el derecho a la palabra. 

  Cuando con tejes y manejes teñidos de cuestiones legales arrasaron a Télam e impidieron a varias emisoras seguir en el aire, dejando sin voz a muchos comunicadores y ahora tratan de imposibilitar que los empleados de C5N puedan recibir con todo el derecho de la ley poder cobrar sus salarios, siento que nos han cortado el derecho a la palabra. 

  Cuando el monopolio de los que se adueñaron de Papel Prensa impusieron un desmesurado aumento de precios con el que fueron ahogando las publicaciones de muchos medios, a quienes, además el Gobierno les ha ido retaceando el acceso a la pauta oficial devorada desvergonzadamente por el mayor beneficiario de negocios mediáticos, siento que nos han cortado el derecho a la palabra.

  Cuando los grandes medios ignoran las manifestaciones del pueblo, el insistente reclamo de los maestros, la defensa de la educación pública, la desvalorización de los investigadores, el abandono del área tecnológica y cercenando toda crítica que cuestione o dé a luz logros de personas y de grupos nos damos cuenta que han logrado difundir mentiras que jamás desmienten, aumentando los recelos y la degradación de muchos, siento que nos han cortado el derecho a la vida comunitaria.

  Rechazo, por esto y por mucho más, las pretensiones de quienes creen que el destrozo de la industria nacional con los miles de despedidos, y la apertura indiscriminada de las importaciones, puedan ayudar al desarrollo. Al mismo tiempo una deuda externa acrecentada por los préstamos del FMI que mutila todo intento por desarrollar emprendimientos locales. A lo que se suma una buena parte de la justicia que reniega de su responsabilidad y se inclina ante los poderosos.

  Rechazo el reiterado uso de la mentira para cubrir el empobrecimiento del pueblo, sostenido por grandes medios que seducen la ignorancia de muchos y anuncian nuevos tiempos que nunca llegan, que se niegan a informar sobre las denuncias contra un fiscal de la Nación tejiendo un historial de bien urdidos  relatos que propagan su obsecuente ejército de difusores oficiales, siento que nos han cortado el derecho a la verdad.

  Rechazo el ahogo de la palabra que han asumido como su derecho quienes sólo desprecian a todos los que aspiran y quieren aportar para el bien de la comunidad.

  Rechazo, que en nombre de una falsa economía atoren al pueblo con el espejismo de imágenes de dólares que desbordan las pantallas, dólares que solo sirven para fuga de capitales, mientras que la necesidad de trabajo, de vivienda y de salud no tiene prensa.

  Reclamo de nuestros dirigentes de la oposición que, sin más demora, ofrezcan un camino de restitución a esta quebrantada democracia, que salgan a alentar al pueblo carenciado a trabajar juntos por un nuevo día de justicia.

* Comunicador. Ex presidente de la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas.