PROFESIÓN PELIGRO 6 puntos

(The Fall Guy; Estados Unidos, 2024)

Dirección: David Leitch.

Guion: Drew Pearce y Glen A. Larson.

Duración: 126 minutos.

Intérpretes: Ryan Gosling , Emily Blunt, Aaron Taylor-Johnson, Hannah Waddingham , Teresa Palmer.

Estreno en salas de cine.

Son los héroes anónimos en toda película de acción desde tiempos inmemoriales y, sin embargo, no hay una categoría en los premios Oscar que los celebren. El lamento se escucha en cierto momento de Profesión peligro, inspirada muy libremente en la serie de los años '80 del mismo nombre y protagonizada por Lee Majors. Allí Colt Seavers era un doble de riesgo que, por fuera de sus faenas delante de las cámaras, se transformaba en un temible cazarrecompensas, por supuesto utilizando todas sus habilidades como stuntman en la vida real. El nuevo Seavers tiene el rostro de Ryan Gosling y no hay trabajo paralelo en su vida, pero sí un romance en ciernes con una camarógrafa, Jody (Emily Blunt), hasta que un terrible accidente en el set que podría haber acabado con su vida lo deja fuera de circulación durante casi dos años. Aislado de todo y de todos, reconvertido en valet en el estacionamiento de un restaurante y habiendo cortado vínculos con el mundo, el llamado de una influyente productora lo descongela y lo lleva de vuelta al universo de la acción.

Es que Jody está filmando en Australia su primera película, una superproducción futurista con algo de Mad Max y otro poco de Duna, un film de acción que es también un romance entre un cowboy espacial y una alienígena. Pero a poco de llegar Colt cae en la cuenta de que Jody no estaba esperándolo con ansias sino todo lo contrario y, para complicar aún más las cosas, la estrella del film dentro del film, un actor con ínfulas a quien Colt ha “doblado” en cientos de ocasiones, ha desaparecido del rodaje. Dirigida por el especialista David Leitch (Deadpool 2, Tren bala, Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw), Profesión peligro conjura en sus más de dos horas varias intenciones: la de ser una película de acción con una vuelta de tuerca, o bien una meta-película de acción, sin dejar de lado la comedia de “rematrimonio” (gran definición del crítico Stanley Cavell), al mismo tiempo irónica y sincera y, finalmente, apretar el acelerador del disparate, aprovechando las cualidades de Gosling para poner cara de piedra en las circunstancias más extremas.

No todo funciona en Profesión peligro, pero las mejores armas aparecen cuando la trama se monta sobre una insólita pesquisa del protagonista, devenido en detective, para salvar la producción de su ex. Un cadáver que aparece y desaparece como por arte de magia, una secuencia de lucha bajo los efectos de una poderosa droga, el uso de la pantalla dividida como recurso autoconsciente y la imposible confesión en medio de la filmación de una escena de acción están jugadas al absurdo más absoluto. Y en esa entrega al despropósito, la película de Leitch suma varios porotos. Desde luego, los verdaderos héroes siguen siendo los dobles de riesgo, que en un juego de espejos enfrentados doblan en la vida real a aquellos que hacen ese trabajo en la ficción.