“Los shows serán bien calientes, siempre dejo todo de mí en el escenario”. Así presagia Chris Cain el tenor de la saga de conciertos que expondrá entre el jueves 18 y el lunes 22 en BeBop (Uriarte 1658). Cain es un guitarrista de blues de 65 años, considerado actualmente como uno de los más importantes del género. Al menos así lo han considerado jurados de los Blues Music Awards, que lo han premiado hace poco como mejor artista de blues contemporáneo y también como mejor guitarrista. Así también deriva de una profunda historia personal: no solo se crió en la legendaria Beale Street de Memphis, donde el blues respira orondo en su aura urbana, sino que también debutó como espectador a los 7 años viendo tocar a B.B.King, algo que le provocó un click en la cabeza y en todo su ser (“por él empecé a tocar”, confiesa). Tuvo además un padre que fue íntimo amigo de otro King, Albert, quien lo adoptó con 8 años. Y no solo eso porque, tras la muerte de aquel, King le enseñó a tocar la guitarra, y lo integró a su banda durante muchos años.

La carga histórica es la suficiente entonces como para acreditar los pergaminos predichos. Pero más suficiente aún será escucharlo tocar su Gibson 335 –se llama Melva y es la única que empuña- porque así se despeja toda duda. Sus shows en Buenos Aires serán cinco condensados en tres días: jueves 18 de abril a las 20 y a las 22.45; viernes 19, misma rutina horaria; y lunes 22, a las 22.45. Allí confluirá con una banda de blues local integrada por Rafael Nasta en guitarra rítmica, Gabriel Cabiaglia en batería, Mauro Ciriello en bajo, y “Tavo” Doreste en piano, bajo el fin de tocar sus temas clásicos, y algunos “a estrenar”. “Tocar en este país es un placer porque es por lejos mi lugar preferido. En ninguna parte te encontrás con un público tan efervescente y cálido. Sin dudas, es mi público favorito”, reconoce Cain, a la expectativa de repetir experiencias pasadas –fueron seis en total, desde 2010 hasta hoy- por estos lares.

Se descarta que el también cantante que alguna vez militó en la Ford Blues Band de  Robben Ford (exguitarrista de Miles Davis y George Harrison), volverá sobre clásicos propios que encienden cuerpos, casos "Helping Hand", “Drinking Straight Tequila” y “Good Evening Baby”, principalmente, y un salpicadito intenso por piezas de varios de los quince discos que lleva editados entre 1987 y la fecha, a los que considera similares y diferentes a la vez. “Si bien el primero, Late Night City Blues, está más orientado al jazz, porque en esa época yo estaba con mi cabeza explorando otros caminos, en los demás también exploro pero con el blues en el centro, porque el blues siempre está… es la vida misma. Cualquier disco mío que se escuche, incluido el último llamado Raisin’ Cain (publicado por Alligator Records y muy festejado por Joni Mitchell) hunde sus raíces en el blues”, centraliza el músico. “Creo que pasa esto porque el blues es la expresión más cercana al dolor y en nuestra vida siempre pasamos situaciones delicadas”.

Con todo, hay otra vía que conecta con la creación y la interpretación de Cain: el jazz. A improvisar en esa clave aprendió en el San Jose City College, donde con el paso del tiempo se convirtió en profesor de guitarra, saxo, piano y bajo. “Me encanta el jazz y lo sigo tocando, por supuesto. De hecho, he estudiado mucho a los grandes referentes y esa enseñanza sigue estando muy presente en mis arreglos. Pero, insisto, el blues es sin dudas el tipo de música que ocupa un lugar fundamental para mí, porque es la raíz de la música contemporánea: el resto son sus frutos suyos”.

-¿Cuál de los dos King con los que te cruzaste en la vida es tu principal referente?

-A decir verdad, los dos, y también Ray Charles, Albert Collins y Magic Slim. Pero mi preferido es Mike Bloomfield.