Al final era cierto que no es bueno para las despedidas. “¡Yo avisé!”, ríe Facu Tobogán mientras se tira hacia atrás en el sillón y hace el típico gesto de palmas hacia adelante que suele acompañar esas palabras. Habla de la letra de su canción “Lo que más quiero”, ese himno de soledades, guitarras incendiadas y gargantas estalladas de Tobogán Andaluz, la banda que creó con apenas dieciocho años en 2010. Y habla también del día de diciembre de 2020 en que de un día para el otro anunció que todo había terminado. “Si voy a ser sincero, siento que todo fue un poco precipitado de mi parte”, confiesa hoy, tres años después de aquella despedida. “Si bien dejar de tocar un tiempo nos hizo muy bien a nivel amistad, hay que saber parar sin ser tan drástico ni plantearlo como si fuera el fin”. A comienzos de este año la banda anunció el regreso y sus seguidores celebraron la noticia agradecidos: no hay manera de reemplazar el combustible emocional que aportan en vivo las buenas canciones. Y si algo no falta en la mitología de Tobogán Andaluz son buenas canciones.

Primero será una gira exprés entre fines de febrero y marzo por Latinoamérica: Buenos Aires, Montevideo, Córdoba, Lima, Medellín, Bogotá, San José de Costa Rica, Ciudad de México y Guadalajara. Y luego se verá. “Cuando Facu anunció la separación era algo que necesitábamos, no tenía sentido forzarlo”, cuenta Manuel Larisgoitia, guitarrista de la banda que se completa Federico Dopazo en bajo y Nacho Kater Tossounian en baterías. Estamos con Facundo y Manuel en un bar de Palermo que todavía no abre. Es una casona vieja, las persianas del living están apenas abiertas: son las cinco de la tarde en uno de los días más calurosos de un verano caliente. “Las cosas que nos salieron bien en todos estos años se dieron por eso también, ¿no?”, continúa Facundo. “Por sentir esa energía que nos empujaba a seguir. Y así es como nos sentimos ahora”.

Con seis discos publicados de manera independiente (y ese pico genial que es Viaje de luz, editado en 2012, cuando recién salían de la adolescencia), Tobogán Andaluz supo conquistar a fuerza de guitarras y corazón un núcleo irrompible de seguidores fieles. Y todo en un viaje que comenzaron desde muy chicos: “Era armar una banda con amigos y andar en pandilla con ellos. Ese compañerismo era lo más importante de nuestra vida”, recuerda Facundo, que comenzó en un grupo punk a los trece. “Me despertaba y me dormía pensando en la banda que tenía en ese momento. Y de golpe un día con la plata de una banda pude pagar el dentista, y la sensación fue genial”.

Durante el impasse cada uno avanzó con sus proyectos paralelos. Manuel y Kater integran Los Subtítulos, un combo de melodías potentes que editó en 2022 su primer LP, Espectador entra a escena. Federico (miembro fundador de la banda junto a Facundo) lanzó el año pasado su primer disco solista, un viaje íntimo y experimental de ambient pop que bautizó Plateado. Y Facu continuó con la prolífica carrera que siempre llevó a la par como solista, todo un mundo de canciones con las que expande el imaginario de ciencia ficción eléctrica de Tobogán. Esas donde naves espaciales, Poe, Dylan, el tango, Gena Rowlands y Chary de Loquero se cruzan en crónicas suburbanas con gente que habla con muertos de poesía, espejos quebrados y cantantes que se pudren solos en bares del centro. Una de las gemas de ese repertorio, “Ego y Distorsión” -canción que cierra Fuego en las naves (2018), quinto en la discografía de Tobogán-, fue versionada a dúo en un merecido reconocimiento que en 2020 los uruguayos Pedro Dalton (Buenos Muchachos) y Fede Morosini (Julen y la Gente Sola) grabaron en un disco concebido en el podcast Isla de Encanta.

Pero estábamos con el mientras tanto. “¿Escuchaste hablar de Coney Island?/ Ahí te llevaré cuando saque un disco”, cantaba Facundo a sus diecinueve en una de las primeras canciones de Tobogán Andaluz. Esas mismas ganas de conocer el mundo lo llevaron a vivir en Europa durante estos últimos dos años. “Sueño con América del Sur”, canta en “Carta de una inmigrante”, el tema que abre su último disco solista, Proyección privada (2023). Y sigue: “Conseguí trabajo en el bar de un hotel del centro/ Me pagan más o menos bien/ Hoy junto ceniceros y en la tele está Leo Messi/ levantando la copa”. “Viví un desarraigo fuerte, hay una problemática grande de discriminación y explotación que se vive allá”, cuenta. “La verdad es que todo lo que pasa en las plazas de Latinoamérica, con toda la cultura que nos conecta, me parece mucho más interesante que lo que pasa en Europa. Hay más motivación, más complicidad. Todo acá es mucho más pasional, te lleva a estar más activo, a conocer más gente. Y así salió la gira que vamos a hacer ahora”.

Esas fechas a lo largo del continente serán a su vez la ocasión para que Tobogán Andaluz pueda finalmente presentar en vivo las canciones de su último disco, Poesía para edificios (2020). “Nuestro nombre escrito en la pared/ de un hospital”, canta Facu en “La Vida”, el tema que abre el álbum. “Hicimos un esfuerzo enorme para grabarlo y por la pandemia nunca lo pudimos tocar en vivo. Esa fue una insatisfacción fuerte, es un disco que nos encanta. Estamos ensayando algunas de esas canciones y se siente tremendo”, cuenta Manuel. Y agrega: “Venimos hablando de estos recitales desde hace cuatro meses. Estas giras son viajes en los que a veces dormimos poco y en el piso, pero todo se justifica por tocar. Y estamos con muchas ansias de eso”. Facundo completa: “No hay nada como esto. Armar postas con las fechas, tocar con amigos, disfrutar el tiempo entre shows para conocer gente, estar sano, conversar... Tenemos muchas ganas de arrancar ya. Mi novia en un momento me dijo: ‘Ustedes nunca se separaron. Se siguen hablando, se siguen viendo, están en una pausa nomás’. Ahora estamos listos para dejar todo y para que quienes vayan a los shows puedan sentirse parte. Capaz suene trillado, pero la gente de verdad fue muy importante para que hoy estemos de vuelta acá. Y yo no imagino otra vida mejor”.

Tobogán Andaluz (Foto: Milagros Rivera)

Tobogán Andaluz toca el viernes en Niceto Club, Niceto Vega 5507. A las 20.