“La injusticia de 2023 ha sido corregida: tres mujeres están en carrera por el premio César a Mejor Dirección, un rubro en el que el año anterior hubo cero nominadas”, informa la prensa gala, que vive la buena nueva como un triunfo tras el revuelo que causó la ausencia absoluta de candidatas para esta terna la edición pasada. Uno de los principales rubros de la gran fiesta del cine francés, por cierto, de los galardones más esperados de la ceremonia, donde hoy ellas son mayoría: compiten las cineastas Justine Triet (Anatomía de una caída), Catherine Breillat (L’Été dernier) y Jeanne Herry (Je verrai toujours vos visages), junto a Thomas Cailley (Le Règne animal) y Cédric Kahn (Le procès Goldman). En términos generales, las nominaciones de este año han sido mucho más equitativas: en prácticamente todas las categorías mixtas hay presencia femenina; la única excepción, Mejor Fotografía.

Jeanne Herry

Repasemos las obras de las candidatas que podrían consagrarse como mejor directora, empezando por Jeanne Herry. Je verrai toujours vos visages, obra por la que está nominada, aborda con sensibilidad un tema tocante: la “justicia restaurativa” en Francia. Es decir, el sistema de mediación que permite que -con supervisión presente- agresores y víctimas (de asalto, de abuso, de rapto, etcétera) se reúnan y dialoguen en pos de reparación, de perdón. Tras mucho documentarse, la cineasta escribió y filmó este relato coral y humanista, fichando para a un gran elenco para dar vida a sus personajes. Especialmente aplaudidas las interpretaciones de las actrices Adèle Exarchopoulos y Leïla Bekhti en este drama donde presos enfrentan el daño causado por sus fechorías, y supervivientes se animan a revisar sus traumas. Miradas y silencios cargados, diálogos tensos, momentos de ira, de calma, de súplica: está película se basa en la emoción, señalarán cinéfilos/as.

Je verrai toujours vos visages

La elogiada L’Été dernier, por su parte, marca el regreso de Catherine Breillat a la dirección tras una década de parate por razones de salud. Ya recuperada, la gran provocateur vuelve por sus fueros con otra obra transgresora para su filmografía, esta vez inspirada en Reina de corazones (2019), de la danesa May el-Toukhy. “Una película que desafía los límites morales y las convenciones narrativas”, dijo la crítica sobre esta cinta “profundamente franca, de sexo y amor”, que bebe de la intriga doméstica y el drama apasionado para contar el affaire entre una abogada de 55 especializada en derecho infantil y su joven hijastro, de 17 años. “Quería filmar éxtasis en vez de placer”, comentó la estimada cineasta, conocida por explorar el deseo femenino sin tabúes, al referirse a su último trabajo.

L’Été dernier

De los cinco nominados en la terna este año, Justine Triet parece ser la gran favorita de todos los prodes por Anatomía de una caída, sobresaliente film por el que, el año pasado, se convirtió en la tercera mujer en la historia de Cannes en ganar la Palma de Oro, después de Jane Campion y Julia Ducournau. La cinta -que todavía puede verse en salas locales- narra las consecuencias jurídicas de una caída sospechosa: la de Samuel, encontrado muerto por su hijo en la nieve, a los pies del chalet familiar ¿Fue un suicidio, un asesinato, un accidente…? En cualquier caso, su esposa Sandra es culpada y deberá enfrentarse a la justicia. Con la actriz alemana Sandra Hüller como protagonista, notable en su papel de viuda en el banquillo, el juicio se convierte en un fascinante análisis de la complejidad del vínculo matrimonial.

“La pareja es un intento de democracia que casi siempre termina en dictadura”, declaró hace poco Triet en una de las tantas interviús que viene dando, muy requerida por la prensa internacional a causa de esta magnífica obra, cuarto largometraje de su filmografía, que asimismo ha sido nominado a los Oscar en cinco categorías: Mejor película, Mejor dirección (Justine, única candidata entre varones), Mejor actriz, Mejor guion y Mejor montaje. Hace poquito, principios de enero, ganó dos Globos de Oro a Mejor Película Extranjera y a Mejor Guion.

Justine Triet

Habrá que esperar hasta el viernes 23 de febrero para conocer cómo votaron los más de 4500 integrantes de la Académie des Césars, cuando se lleve a cabo la ceremonia en el teatro Olympia de París, presidida por la actriz y directora Valérie Lemercier, en la que -por cierto- se concederán trofeos honoríficos a la actriz y directora Agnès Jaoui y al cineasta estadounidense-británico Christopher Nolan, autor de Oppenheimer. Recién esa noche, en apenas dos semanas, descubriremos si los César añaden ¡por fin! a otra ganadora a la larga lista de premiados a mejor dirección en su flamante edición, la número 49.

Porque en la larga historia de la gran fiesta del cine francés solo una mujer se ha llevado este laurel, y de eso hace ya más de dos décadas: Tonie Marshall, en 2000, por Vénus Beauté (Institut), una agridulce comedia romántica sobre tres empleadas de una peluquería. El año pasado, como se dijo, causó polémica la ausencia total de nominadas en este rubro, a pesar de que muchas cineastas hubiesen merecido figurar como candidatas (Mia Hansen-Love, Alice Winocour, Valeria Bruni-Tedeschi, Claire Simon, etcétera). Decía además la prensa gala que no se trataba de forzar la cuota equitativa sino de valorar el mérito artístico de directoras con cintas a la par -o por encima- de sus (ternados) homólogos masculinos. De cara a cómo está integrada la categoría este año, la Académie des Césars parece haber escuchado el mensaje.