Hace 23 años, la actriz Jorgelina Aruzzi estrenaba en el Rojas su primer unipersonal creado junto al director Guillermo Cacace. Por entonces ambos buscaban un estilo de comicidad que, eludiendo la ocurrencia y el puro efecto, se hiciera eco de la actuación visceral del under de los ‘80. Aquella experiencia hoy retorna reformulada en otro unipersonal, Animal humano, espectáculo que Aruzzi presentará en el teatro Astros por solamente tres funciones. La actriz vuelve a interpretar a la mujer de entonces, pero con su drama personal puesto al día: si antes era contradictoria y disparatada, hoy está más confundida que nunca. Es que esta señora de barrio, “cancelada” por puro prejuicio, se ha convertido en una suerte de caja de resonancia de discursos reaccionarios y progresistas por igual, producto de su apego a las redes sociales. En cuanto al registro actoral de la propuesta, Aruzzi llega convertida en “una cruza entre Urdapilleta y Niní Marshal”, según define el propio director en conversación con Página/12, junto a la actriz.

Hace tiempo que Aruzzi viene haciendo gala de sus dotes de comediante, tanto en televisión como en teatro. El “cuerpo estallado”, al que Cacace se refiere al evocar a los actores del under, lo ha sabido poner en juego tanto en las tiras diarias que le tocó interpretar como en comedias de corte comercial o en teatros independientes, a pura autogestión. Ella se declara partidaria de la ficción en televisión abierta no solamente porque la considera parte del patrimonio cultural sino también porque permite a la gente procesar información y empatizar con diversos temas. Lo dice especialmente porque esta obra trata acerca del exceso de información y sus efectos. Aruzzi recuerda que cuando interpretó a una médica pediatra con discapacidad neurológica en El hombre de tu vida muchos se le acercaron para agradecerle "porque algún familiar tenía esa dificultad". "Y está muy bueno que los que no saben lo difícil que es la vida de esas personas hayan empatizado con un personaje como aquel”, asegura.

La protagonista de Animal humano es una mujer mayor que vive angustiada por la mirada de los otros, un entorno de haters del cual se protege encerrándose en su casa. Cacace cuenta que el personaje de la obra se inspiró en una mujer que conoció de chico en Lanús, a quien llamaban “la señora de los perros”: “Se había ganado el prejuicio de todos los vecinos que, a su vez, encontraron en ella el alimento de las fantasías de todo el barrio”, describe. Así, la protagonista sufre la suspicacia general que despiertan sus actos y, desde ese estigma comparte su historia personal a público, plagada tanto de lugares comunes como de respuestas desconcertantes sobre los temas más diversos.

–El “afuera” de este personaje está constituido por las redes, “una de las nuevas formas de estar en el mundo”.

Jorgelina Aruzzi: -Sí, es un afuera virtual que la confunde. A todos nos pasa, en realidad, porque la cantidad de información que manejamos hace a la desinformación. Las redes y los noticieros repiten una noticia y sin conocer la totalidad de los hechos, parece que hay una obligación de que todos nos formemos una opinión al respecto. Es una locura lo que estamos viviendo con las redes: hoy llegamos a una elección y hay un candidato que salió de Tik Tok.

Guillermo Cacace: -El italiano Franco Berardi habla de la infoesfera, de una cantidad de información que te circunda sin que sepas de dónde viene. Es tal la velocidad con la que recibimos las noticias que en tan poco tiempo es imposible procesarlas para armar un criterio. La compulsión a la opinión es, además, un aporte más a la confusión general.

J.A.: -Por otro lado, no sabemos cuan adentro estamos de esa red. Pero no todo pasa por la información. La ficción en televisión te deja elaborar temas difíciles porque la gente empatiza con el personaje.

G.C.: -Sí, la ficción es un principio de elaboración porque crea sensibilidades. Pero en la medida en que la información está en manos de empresas que responden a intereses puntuales, ese cúmulo de información tiene el efecto de anestesiar toda sensibilidad.

-¿Cómo es el humor de esta obra?

G.C.: -No tiene el gag de la ocurrencia sino un humor con notas de cierta opacidad, que genera preguntas. Es un humor ligado al grotesco y desde el cuerpo. Hablamos mucho sobre cómo tomará la gente determinadas cosas, pero finalmente dejamos de pensar en ser políticamente correctos y no hacer un ejercicio de control sobre lo que queríamos hacer.

-¿Un ejemplo de lo que podría generar polémica?

J.A.: -La obra habla sobre el amor a los animales que consideramos un integrante más de la familia y la falta de culpa que se siente al comer otros animales. Crecimos con muchos mandatos, como el “comé carne porque te hace bien”. Hay que desarmar esas construcciones y preguntarnos qué hay detrás del consumo de alimentos.

G.C.: -Como el personaje habla a partir de todo lo que escucha, sus argumentos desconcertantes pueden recibir el punitivismo de algunos grupos activistas que, creo, a veces no ven la complejidad que implica un cambio de rumbo. Porque me parece que el acceso a una sensibilidad distinta en relación a, por ejemplo, dejar de comer carne, no va a suceder a partir de una actitud punitiva. Es un largo proceso.

-El personaje dice que todos somos esclavos del ”peor es”.

J.A.: -Y sí, siempre tenemos que elegir la opción que no sea la peor. Estamos en el momento exacto para decir esto. Creemos que estamos más evolucionados de lo que estamos: hay un germen por debajo que es la contracara de toda evolución. Lo vemos en la violencia y en el uso de palabras que parecía que ya habían sido desterradas del lenguaje.

Animal humano, teatro Astros (Corrientes 746), los martes 14, 21 y 28 de noviembre a las 20.30.