Detente hermana, no lo hagas, esta noche no te enojes. ¡Cómo! ¿Qué dices? No hables de feminismo en Nochebuena. ¿Cómo? ¡Qué es esta traición! ¿No enojarnos ahora? Sí, como lo leen, no es que esté haciendo alusión a la noche de paz promovida por las tradiciones católicas que tanto me soban los labios inferiores de la vagina. No se trata de eso, hermana, por supuesto que no vengo aquí a respetar la institución que nos ha construido como esclavas del hombre y nos ha asesinado y prendido fuego y abusado sexualmente de nuestros hijos. Claro que no vengo a calmar los ánimos. Pero ya  has leído en esta columna lo fundamental de elegir tus batallas, ahora es momento de elegir tu estrategia. No podés mandar efectivamente a nacer de nuevo a tu cuñada, ni a la yuta que lo parió al novio de tu prima. Ya estás en nochebuena, ya estás de alguna manera festejando el nacimiento del niño Jesús, el hijo de una mujer que tuvo que parir sin haber tenido un orgasmo, mientras esperan a un viejo gordo que se mete por la ventana o la chimenea porque ama a lxs niñxs, los ama tanto, pero tanto, que no se deja ver, como todo padre ausente, el que acaba adentro de una adolescente y desaparece. En fin. Ya estás en esa situación, como feminista este no es tu territorio, ya estás una abajo. Así que hermana, vamo a hacerla bien. Ya tu familia sabe que sos feminista, ya lo saben, lo sos hace poco quizás y esto los excita muchísimo. ¿Por qué? Porque las personas que carecen de convicciones se hipnotizan cuando ven a alguien con alma. Esta nochebuena van a buscarte, van a provocarte, salvo por esa prima o sobrina más chica que entiende todo, pero no está lista para tirarle un turrón por la cabeza a su cuñado para entonces reírse juntas y ser felices. Si tenés cómplices en la noche, estás salvada. ¡Espalda con espalda! No se separen nunca. Pero si no ahora tu deber es empoderar a tus primas y sobrinas menores y no vas a lograrlo discutiendo toda la noche con tus familiares. Vas a empoderar a tus sobrinas a fuerza de boludeo. Porque todo boludeo es político. Aquí va una guía práctica para sobrevivir esta nochebuena sin hacer llorar a tu abuela porque arruinaste la navidad, para responder el ataque de tu enemigo familiar es importante aplicar un poco de confusión:

1) El ataque: “bueno, ¡llegó la feminazi!”. Respuesta: “bueno ¡llegó el femicida!” 

2) El ataque: “¡así no vas a conseguir novio!”. Respuesta: “gracias”. 

3) El ataque: “porque ni una menos no, Nadie menos”. Respuesta: “nadie menos es un apocalipsis zombie Juan Carlos, no seas ridículo”. 

4) El ataque: “pero si la está pasando mal ¿por qué no se va la mujer?” Respuesta: “yo la estoy pasando como el orto acá hablando con vos y no me voy Sergio, así vivimos las mujeres ¿te das cuenta?”. 

5) El ataque: “son todas histéricas las minas”. Respuesta: “nunca nadie te histeriqueó Rubén dejá de soñar”. 

6) El ataque: “¡qué ridículas las feministas! Yo no soy feminista porque no considero que las mujeres sean inferiores”. Respuesta: “las mujeres no Patricia, vos sola. El feminismo es un movimiento que lucha contra vos nada más”. 

7) El ataque: “las feministas son todas lesbianas”. Respuesta: “absolutamente, pero vos te casaste con una y no parece molestarte”. 

8) El ataque: “si no quería coger ¿para qué se puso en pedo?” La respuesta: “¿estás hablando conmigo? perdón no escuché, se lo podrías repetir a otra persona que le interese tu punto de vista?” 

9) El ataque: “por favor, déjense de joder: hay mujeres presidentas, gobernadoras, no entiendo de qué se quejan las mujeres”. Respuesta: “de tu olor a bolas”. 

10) El ataque: “vos antes no estabas tan enojada”. Respuesta: “¿Cuanto estarías dispuesta a pagarme para que no le cuente ya mismo a tu hijo que Papá Noel no existe?” M