En relación al ataque de violencia extrema contra cuatro lesbianas en el conventillo de Barracas en Ciudad de Buenos Aires, creo que no hay que limitarse a hablar de discurso de odio y de Milei. Me parece que es muy importante hablar de políticas públicas y de cuál es el proyecto político que encarna este gobierno y otros sectores políticos. Esto no es un problema de discursos, ni algo que sucede desde los últimos cuatro meses, tampoco es algo que esté dirigido solamente contra las personas LGBT.

Hay un sector de la sociedad que votó al gobierno de Javier Milei pero que votó también a Patricia Bullrich, al PRO, a Juntos por el Cambio, a sectores del radicalismo, del peronismo y de la Coalición Cívica, que son aliados de muchas de las políticas que plantea el gobierno de Milei. Ese conglomerado sostiene en común un proyecto económico neoliberal pero en el siglo XXI -que algunos están llamando posneoliberalismo- que es un cambio cultural encarnado ahora fundamentalmente en la ultraderecha (el partido de Milei), pero también, en algunas otras derechas y que tiene que ver con el restablecimiento de una ideología neoliberal de absoluto individualismo e indiferencia por los demás y del discurso de la meritocracia, de lo que se supone que te ganas con tu propio esfuerzo.

Todos esos sectores tienen un proyecto político, social y económico, pretenden instalar unos valores y un estado cultural que se traduce no solamente en un discurso, sino también en leyes como la Ley Bases, el decreto de necesidad y urgencia y en un ataque contra muchos sectores, no solo contra las personas LGBT, sino también contra las personas empobrecidas, los sectores populares, las personas migrantes, racializadas y todo un conjunto de personas que son presentadas por estos sectores de la derecha como “beneficiados por un Estado planero”.

En esos sectores hay sobre todo una profunda insolidaridad y una ruptura de los lazos sociales. Me importa mucho hablar de la indiferencia porque creo que cuando se habla solamente del odio se pierde de vista y se pone el foco solamente en la persona que comete el acto último de violencia extrema, en este caso, el tipo que les prendió fuego a las lesbianas, pero eso no sucede de un momento a otro, no es algo súbito y tiene una historia previa. En la previa hubo hostigamiento, persecución y otras agresiones no tan extremas en el lugar donde vivían. Eso pasaba ¿y qué hacían todas las demás personas? Vivían en un conventillo, entonces había muchas otras personas, ahí también hay una indiferencia, un desentenderse de la suerte de los demás, eso no es una cosa nueva, eso es aquél viejo “no te metas” de la dictadura.

Traigo esto porque el gobierno de Milei, pero también todo un sector del PRO, del peronismo y de la derecha -que está secundando al gobierno de Milei que no tiene números de legisladores suficientes para sostenerse solo- están haciendo una reivindicación de la dictadura, poniendo en cuestión lo que suponíamos que eran consensos básicos sobre los Derechos Humanos, la memoria, la verdad y la justicia, sobre el número de los 30 mil, sobre los juicios de lesa humanidad e intentando exculpar a los genocidas. Eso también es parte del clima cultural que están instalando.

No es solo el discurso de odio, es un proyecto de dominación de un sector de clase dominante sobre el resto de la sociedad que para poder ser instalado, como ya aprendimos de la dictadura, necesita ejecutores pero también necesita convencer a la sociedad e instalar un cambio cultural. Eso es lo que están haciendo, es mucho más que discursos de odio. Acá hay una planificación de políticas de parte de los sectores dominantes, Milei es la cara visible, pero los que se están beneficiando son los mismos de siempre: las clases altas, los dueños del capital, los dueños de los medios de comunicación, los grandes industriales, los dueños del sector financiero y de otras formas de riqueza en el siglo XXI.

No hay que hacer foco solamente en Milei, no sólo por todo el entramado que mencioné antes, sino por lo que le compete al PRO y en este caso a Jorge Macri. Este ataque brutal se dio en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires que hace 20 años es gobernada por el PRO dentro de sus alianzas que van cambiando de nombre. Ahora es Jorge Macri que trae esa política de la cual hace alarde de la eliminación de las personas en situación de calle publicando fotos de antes y después donde te muestra una persona que duerme en la calle y luego no está para no afear el paisaje. Esto remite de nuevo a la dictadura, esto ya se hizo, en Tucumán sacando a todas las personas de la calle y se hizo también en Buenos Aires vallando las villas para que no se vieran.

El hecho del que hablo sucedió en un conventillo, que es una vivienda popular en condiciones muy precarias. Eran cuatro lesbianas que convivían en la misma habitación, con baño y cocina compartida como lo tienen todas esas viviendas. Esas son condiciones de hacinamiento y de mucha precariedad. Si ellas tuvieron que soportar hostigamiento, acoso y no se podían ir, eso da cuenta de toda una situación estructural de empobrecimiento que padecen muchas personas LGBT pero, también, de la ausencia de políticas de acceso a la vivienda en la Ciudad de Buenos Aires.

Estos gobiernos de derecha y ultraderecha no atacan solamente los derechos sexuales, los derechos reproductivos y las cuestiones ligadas al género, atacan de conjunto todos los derechos: económicos, sociales, culturales y ambientales como, por ejemplo, el derecho al trabajo, a la educación, a la salud y a la vivienda. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires está en emergencia habitacional desde hace muchos años porque hay una enorme cantidad de personas en situaciones precarias, viviendo en la calle, en inquilinatos, en conventillos y alquilando de forma irregular. Es muy difícil alquilar y todo eso ha empeorado desde que se derogó la Ley de Alquileres, con lo cual, se fueron los precios a cualquier lado y además te pueden exigir cualquier condición.

Históricamente para muchas personas LGBT es muy difícil acceder a un alquiler porque no tienen un trabajo estable, no tienen un recibo de sueldo y porque a veces aunque lo tengas te discriminan por ser lesbiana. La emergencia habitacional en la Ciudad de Buenos Aires la han denunciado un montón de organizaciones y en paralelo hay literalmente cientos de viviendas vacías en esa ciudad gobernada por el PRO desde hace 20 años. Esas viviendas están vacías porque son parte de la especulación del mercado inmobiliario y en esa especulación de nuevo están involucrados actores ligados a distintos partidos políticos que son los dueños de esas viviendas y que son justamente las clases adineradas y enriquecidas. De eso también hay que hablar, esto no es solamente un ataque contra lesbianas. Son lesbianas pobres, es decir, hay un eje de clase en todo esto, quienes están más expuestas a un montón de situaciones son las personas que están empobrecidas.

Hay un efecto, por supuesto, que tiene que ver con los discursos que se propagan desde el gobierno nacional, pero no es solo eso, es todo un entramado cultural y social necesario para instalar el modelo de saqueo y devastación del país. Hay un proyecto económico y de dominación política atrás. Es mucho más que el odio a la identidad sexual, por supuesto que aprovechan, utilizan y agitan los prejuicios y la discriminación contra las personas LGBT, las trabajadoras sexuales, los inmigrantes latinoamericanos o africanos, contra los pobres, contra quienes reciben un plan social, contra quienes concurren a un comedor popular para poder comer, contra quienes duermen en la calle, pero todo eso no son cosas aisladas, porque también hay una parte del proyecto de la ultraderecha y de la derecha, en general, que consiste en atomizar las luchas, enmarcar chivos expiatorios y en dirigir la bronca social hacia ciertos grupos para separarnos y aislarnos.

No hay que permitir esa maniobra, por eso es importante mostrar que no es solamente una cuestión de odio a ciertas sexualidades o identidades de género hay algo mucho más amplio atrás y es necesario instalar eso para que la sociedad se atomice, para que descargue la bronca en quien ya está en un lugar más vulnerable, para cambiar los valores sociales, para instalar la indiferencia, la crueldad, la insolidaridad, la desconfianza hacia los demás, hacia les otres, para romper los lazos sociales y poder instalar ese proyecto de depredación del país y de destrucción de las condiciones de vida de las grandes mayorías, por eso me parece que no alcanza con hablar solamente de los discursos de odio.

*Activista lesbiana. Anarquista e integrante de la Editorial Madreselva