Con más de 70% de inflación en cuatro meses, paritarias en el freezer, inestabilidad laboral y el consumo barranca abajo, ese ancho y heterogéneo sector dado en llamar “clase media” se asume ya en franco estado de capa caída. En retroceso. Cambio de hábitos. Reculando. Desensillando hasta que aclare, en el menos peor de los casos. Solo entre diciembre y febrero, los precios subieron 71,4 por ciento y elevó la tasa interanual desde el 161% al 276%. En este contexto, los sectores que hasta ahora estuvieron integrados a la economía formal exploran estrategias para no sucumbir.

Qué comprar

Los primeros rasgos se dan en la modificación de hábitos de consumo. Gastos otrora cotidianos como citarse en un bar, tomar un café, salidas nocturnas de gastronomía o espectáculos son los primeros en caer en la lista. Y hacia el interior del consumo doméstico, también se advierte un viraje en las conductas y decisiones de compra.

“Siempre comprábamos primeras marcas en determinados productos por aquello de que ‘lo barato sale caro’ y porque hay cosas en las que no hay que retacear. Pero ya no se puede sostener ese criterio. Ahora en el supermercado pienso dos veces al elegir la mercadería, y ya voy a las segundas o terceras marcas como en el caso de los fideos, la leche, el papel higiénico”, se sinceró Vanesa, docente, de 50 años.

El consumo de canasta básica posee varios ejemplos de esa clase. A la hora de elegir el vino, se asume algún descenso de precio y de calidad. A la hora de conformar el asado del fin de semana, se apelan a variantes: la cima en lugar del vacío, entra cerdo o pollo, sale entraña o costilla, achuras afuera, y así con todo, según confirman comerciantes y consumidores consultados en la práctica diaria.

“La inflación es parte esencial del proyecto económico: licua salarios, jubilaciones y ahorros al tiempo que incrementa las ganancias de sectores empresariales concentrados”, observa el economista Sergio Arelovich en el último informe del centro de estudios MATE (Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía).

Es que en estos 100 y pico de primeros días libertarios, el salario se pulverizó a velocidad record. La comparación que hicieron los economistas marca que en los dos primeros meses de gobierno de Milei el salario perdió 20% su poder de compra, casi lo mismo que perdió el salario en todo el gobierno de Mauricio Macri. "Respecto al final del gobierno de Alberto Fernández, puede decirse que cada trabajador hoy trabaja gratis un día hábil cada semana", supusieron. 

Hoy el salario real del sector privado está casi en el peor momento, como durante la crisis de diciembre de 2001. Y más grave aún es la caída de los salarios del sector público. En cuanto a las jubilaciones, el estudio comparado de MATE indica que el poder de compra es 60% menor a 2015.

Lo confirmó a este diario Juan Milito, del Centro Unión Almaceneros Rosario. "La venta diaria en los comercios de proximidad vino bajando desde diciembre y en marzo ya es un 30% menos. La gente cambia en lo que puede para llegar a fin de mes. Han dejado la compra semanal o mensual en los hipermercados y pasaron al día a día, a pensar mucho la compra y armar el menú diario en función del precio. Fideos, arroz, es lo que más sale, aunque subieron 200% desde diciembre, pero es más barato que los fiambres, los quesos. También se redujo la venta de gaseosas. Mucha gente pasó directo al jugo en polvo, y si no al agua", contó Milito.

La costumbre de invitar por cuenta propia a amigos y familia a comer el fin de semana en casa también quedó atrás. "Antes compraba el asado y que vengan nomás. Me jode decirlo pero ahora no se puede. Cada uno trae lo que va a consumir y así armamos la juntada. Y si no, al final hacemos cuentas y pagamos entre todos", reflejó Martín, quien hoy se sorprende de verse comparando precios en el supermercado, y sopesando las ofertas y promociones que llegan a su celular para elegir dónde, cuándo y qué comprar.

Milito agregó que hoy se repiten escenas de clientes dejando en caja algún producto porque la plata no le alcanza. Se hace habitual el pago con tarjeta de crédito para comprar alimentos cotidianos. Entre otras cosas, porque una compra mínima suma 30 mil pesos y es engorroso portar esa cantidad de billetes en el bolsillo. "Cada vez se nota más el principio del mes y el fin de mes, según el consumo. Antes solo en los barrios, hoy en todos lados", acotó Milito.

Es una pincelada en el cuadro de la recesión planificada del modelo Milei. El parate se acentúa en sectores que mayor empleo generan: la industria cayó desde diciembre 11%; el comercio, 8%; la construcción, 17%.

Tarifas

El encarecimiento de los servicios públicos también suman presión al bolsillo popular, y es menos manejable que el presupuesto de la canasta básica familiar. El más reciente tarifazo vino desde el Enargas. Las boletas de Litoral Gas con consumo de abril que vendrán en mayo tendrán aumentos de 150 a 300 por ciento, y solo es la primera de tres etapas de actualización tarifaria. Luego, en setiembre y a fin de año.

De acuerdo a la información proporcionada por la Secretaría de Energía, en promedio, la factura de los hogares de ingresos altos traerán aumentos de entre $2.961 a $9.271; los de bajos ingresos, de $838 a $2.462; y los de ingresos medios, de $1.975 a $6.375 más por mes.

Lo que impacta cada día es la tarifa actual del Transporte Urbano de Pasajeros en Rosario. La Municipalidad duplicó el precio del boleto el mes pasado. A 700 pesos por viaje, cada usuario que usa el colectivo para ir y volver del trabajo tiene alrededor de 15.000 pesos en concepto de transporte. Por lo tanto, no son pocos los que empiezan a desertar de ese medio y optan por alternativas como ir en bicicleta o a pie, incluso.

En cuanto al agua potable, el Ministerio de Obras Públicas dispuso para los usuarios de Rosario un aumento de 190% desde febrero en la factura de marzo, y un 52% desde abril, que se reflejará en la boleta de mayo.

En Assa, no obstante, ponderan que "el 70% de lo susuarios residenciales pagará menos de 10.800 pesos mensuales, y que la Provincia mantiene el subsidio del servicio de entre 56% y 40% en un universo de 350.000 hogares. Y que se mantienen las rebajas y exenciones como descuento a jubilados de haberes mínimos, casos sociales, escuelas, bibliotecas populares, etc. 

La energía eléctrica aumentó a principios de año 9%. Luego, la liberación de tarifas que activó el Ejecutivo nacional disparó 100% el precio del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) donde compran las distribuidoras como la EPE santafesina. Por arrastre, y autorizada en audiencia pública, ahora la compañía provincial se apresta a aplicar otro incremento de 84% en sus tarifas, usuarios residenciales incluidos.

La telefonía celular acumula 85% de aumento en este primer cuatrimestre del año. Combustibles, alquileres, expensas. Múltiples ingredientes suman al cóctel que dinamita el presupuesto clase media.

La educación privada no es la excepción. Hoy los colegios privados en Rosario llevaron las cuotas al ritmo del encarecimiento general, según la proporción de subsidio estatal que reciben. Los establecimientos en los que el Estado cubre el 100% de los sueldos docentes tienen una cuota tope de 24.830 pesos mensuales por alumno. Y de ahí hacia arriba, los que reciben hasta el 40% de aporte estatal tienen un tope de cuota de 111.737 pesos. El fenómeno ha provocado alguna migración de matrícula. En la federación que nuclea a colegios privados no confesionales hay quien sostiene que desertó alrededor del 10 por ciento de alumnos hacia la educación pública. Otros, en cambio, entienden que la migración no es en ese sentido sino que es dentro del nivel privado, de escuelas más caras a otras menos onerosas.