La motosierra llegó a la televisión pública y, mientras se "filtran" los valores de los terrenos que ocupa el canal y sus posibles compradores, va quedando claro lo que la nueva gestión propone como programación: nada. En principio, nada de lo que había, y esto incluye a los históricos programas culturales del canal, Los siete locos y Otra trama (continuidad de El refugio de la cultura), los ciclos de literatura conducidos por Cristina Mucci y Osvaldo Quiroga, con 36 y 24 años en el aire ininterrumpidos, respectivamente. Las nuevas autoridades del canal no se pusieron en contacto con ninguno de ellos, siquiera para comunicarles la decisión: simplemente, infirieron ante el paso del tiempo que sus programas no grabarían más y que, en cambio, continuarían emitiendo repeticiones, al menos de Los siete locos. Al conocerse la noticia, hubo una inmediata y masiva respuesta en redes y una carta de escritores y referentes de la cultura repudiando el levantamiento de Los siete locos y exigiendo su continuidad. La Fundación El Libro anunció que habrá un acto de desagravio a Mucci y a Quiroga en la próxima Feria del Libro.  

"Cocineros argentinos pudo al menos hacer una transmisión de despedida, pero a mí nunca me avisaron nada, así que vi publicado que van a dar repeticiones, y ya", cuenta Mucci a Página/12. "Entiendo que quieran cambiar la programación, son las reglas de juego, pero me preocupa por todo el canal si lo único que hacen es poner programas viejos. ¿Cuál es el plan de un canal que no tiene programación?", se pregunta la autora de biografías de Beatriz Guido, Silvina Bullrich y Marta Lynch, entre otros libros, al tiempo que agradece, emocionada, la solidaridad recibida. 

"Conozco más el canal que mi propia casa, en 24 años nunca falté a una grabación. En mi programa han estado Vargas Llosa, José Saramago, Carlos Fuentes, Saer, Paul Auster, todos los autores argentinos, más y menos conocidos", repasa Quiroga. Rescata la solidaridad de los trabajadores del canal, "que la están pasando muy mal, hay gente internada por picos de estrés", y concluye: "todo esto es coherente con la profunda insensibilidad y la brutalidad de este gobierno. Hoy gasearon a maestros y jubilados, es coherente", insiste. 

"¿Qué hicieron de malo estos programas para ser borrados de la grilla de la TV Pública? ¿Qué hicimos de malo sus oyentes para que se nos prive autoritariamente de sus emisiones, que ayudaron al mundo de la cultura todo y a quienes somos sus seguidores y consumidores de cultura?", se pregunta Carlos Ulanovsky, recordando que Los siete locos (programa que lguna vez, en sus comienzos, tuvo de co conductores a Tomás Eloy Martínez y a él mismo) tiene "casi la edad de la democracia recuperada". "La inmediata reacción de repudio en las redes al levantamiento de Los siete locos significa, dentro de la pena de no poder ya contar con ellos, que hay mucha, mucha gente que no está dispuesta a mirar para otro lado", rescata, y adelanta: "Muy pronto llega la Feria del Libro. Mientras se seguirá reclamando por la reposición de ambos programas, no imagino ámbito más pertinente para que en cada uno de los días activos haya un Siete locos especial desde la feria, transmitido por streaming. Y si en una o más ediciones Cristina y Osvaldo se vuelven equipo, sería algo más que glorioso".

"Me llama la atención que cuando se evalúan estas medidas sólo se mida el costo que ahorran y nunca el valor que se pierde. Y el valor que se pierde al discontinuar un programa cultural de tantos años, por el que pasaron representantes de la cultura argentina y extranjera de todo tipo, de toda ideología, es inconmensurable", advierte Claudia Piñeiro. "Sobre todo porque esa persona que está en algún lugar distante de la Argentina, donde no llegan esas voces por otros medios, dejará de escucharla. Achicar la cultura es achicarle el mundo a un montón de personas".

María Teresa Andruetto repasa los años de emisión ininterrumpida de estos programas, un logro doble tratándose del campo de la cultura. "Que se vengan a destruir de esta manera, es algo que se suma a la destrucción fervorosa de nuestra cultura que está haciendo este gobierno". Agradece "tantas invitaciones que me han hecho por libros míos, pero mucho más como espectadora".

“Los siete locos es el programa cultural pionero de la televisión argentina y un caso único de permanencia en todos los países de habla hispana, durante sus 36 temporadas ha recibido a las principales figuras de la cultura argentina y los más importantes escritores y escritoras del exterior, y ha obtenido numerosos premios. Sin embargo, la más importante distinción es haber promovido la lectura en todo el territorio argentino", reseña la carta que firman Mariana Enríquez, Martín Caparrós, Mempo Giardinelli, Juan José Sebreli, Pacho O´Donnell, Luisa Valenzuela, Cristian Alarcón, Renata Schussheim, Alicia Dujovne Ortiz, Sylvia Iparraguirre, Canela, Guillermo Martínez, Pablo Avelluto, Carlos Gamerro, Liliana Heker, Ana María Shua, entre muchas y muchos, y concluyen que firman el repudio a la decisión en el canal "porque la cultura no es un gasto sino una inversión y porque queremos seguir hablando de cultura, en televisión, y para todo el país".

"Sólo un gobierno tan oscurantista como este pudo decidir terminar un programa luminoso que duró 36 años, hablando de las cosas que nos gustan, como decía Truffaut. Apagar un programa cultural es un doble crimen. Y se paga. Pagarán. Aguante Los siete locos", adhiere Miguel Rep

Josefina Delgado recuerda los inicios de Los siete locos como "una revelación, porque no habíamos tenido nada parecido", pero también valora el espacio sostenido que significó durante todos estos años para la literatura. "Cristina fue siempre muy abierta, y en su programa vimos desfilar a todos y conocimos a muchísimos", agradece. "Ir con la motosierra no refleja capacidad ninguna de gestión", critica lo que sucede en los medios públicos. "Para gestionar una institución cultural hay que tener un plan, saber qué se quiere hacer, y en función de eso decidir qué continuar y qué no. Además hacerlo explícito y tratarlo con los responsables de cada programa. No puede ser que Cristina Mucci se haya enterado que levantaban su programa casi por chismes", denuncia. Y describe la situación actual como un "apagón cultural", en el que incluye lo que sucede con el Fondo Nacional de las Artes, el Instituto Nacional de Teatro, el Incaa, el cine Gaumont o la Bilioteca Nacional, de la que fue subdirectora entre 2000 y 2001.