La historia del genocidio perpetrado por la dictadura recuperará en Rosario un nombre propio, homenaje a todas aquellas víctimas del terrorismo de Estado cuyo destino aún es de incertidumbre. "Roberto 'Zapato' Luna" se llamará el Memorial que el Concejo municipal aprobó esta semana para construir en el cementerio La Piedad, puntualmente en el Solar número 75, adonde fueron sepultadas de manera clandestina numerosas víctimas del aparato represivo comandado por Agustín Feced entre 1976 y 1979, y de donde muchos restos han sido rescatados e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Al proyecto lo impulsó la concejala justicialista Norma López, y sumó la adhesión de varios bloques para una aprobación unánime. Manda a construir un memorial en conmemoración de militantes asesinados por la dictadura. Llevará el nombre de Roberto "Zapato" Luna, uno de esos jóvenes cuyos restos fueron sepultados en esa parcela de la necrópolis pero que no pueden ser identificados por falta de familiares.

Luna había nacido en Buenos Aires, y pasó niñez y adolescencia en instituciones. No está claro cómo llegó a Rosario. Era huérfano y tenía 20 años cuando lo cazó un grupo de tareas. Vivía en barrio Saladillo y militaba en el Movimiento Villero Peronista y en la JP. En la investigación del fiscal federal Adolfo Villate consta que fue asesinado y enterrado en La Piedad junto con dos militantes a las que probablemente no conoció: Marisol Pérez y Analía Urquizo. 

Cuando el Equipo de Antropología Forense exhumó los restos para identificarlos, lo logró en el caso de las dos jóvenes, a partir del cotejo de ADN con sus respectivos familiares. Pero por ausencia de familiares, no pudo identificarse el tercer cuerpo, que se presume es el de Zapato Luna.

Del movimiento de derechos humanos surgió entonces la idea del homenaje a esas víctimas no identificadas, y la propuesta prendió en el Concejo. "Que sea un espacio de memoria y permanente reclamo de justicia. Reparación simbólica y reconocimiento social y político", remarcó Norma López, la concejala que presentó el proyecto gestado por organizaciones de DDHH.  "Tiene que servir para preservar el lugar y que la Justicia siga trabajando en el proceso de memoria y verdad, en este caso con la identificación de personas desaparecidas", explicó López a Rosario/12.

"Es un proyecto colectivo que nace de un grupo de compañeros y compañeras sobrevivientes de la dictadura y familiares. La idea también apunta a proteger los solares del cementerio que funcionaron como fosas clandestinas, donde todavía hay cuerpos no identificados por enterramientos clandestinos", agregó la concejala. De esta génesis participaron también Juan Nóbile, del EAAF, Nadia Schujman (HIJOS) y el fiscal Adolfo Villate.

En un clima de época donde el negacionismo reverdece con el aval del gobierno de derecha, lo que aprobó el parlamento local constituye una declaración política que resiste a este contexto. 

"Llegamos en un marco donde crece el negacionismo con la propuesta que conducen Milei y Villarruel, donde vuelven viejas tradiciones antidemocráticas y violentas. Esta semana conocimos lo que sufrió esta compañera de HIJOS, amenazas, violencia física y sexual. Por eso es necesario el memorial. Hay que brindar herramientas, argumentos, para que la Justicia siga trabajando, y los sobrevivientes sigan generando condiciones para llegar a la verdad absoluta, que no se retroceda en ningún derecho enfrentado al genocidio y los delitos de lesa humanidad", señaló López.

La redención de Zapato Luna

Iris Pérez es una de las militantes que llevó la propuesta del Memorial al Concejo. Es la hermana menor de Marisol, la joven de 27 años secuestrada en Rosario el 16 de diciembre de 1976. Su compañero, Raúl Ameri, había sido asesinado por un grupo de tareas en febrero de ese año, en Santa Fe, donde residían. 

"Cuando mataron a Pucho ella vino a Rosario con su bebé de un mes de vida, pero por seguridad no nos dijo dónde iban a vivir. Teníamos un mecanismo para encontrarnos con mi otra hermana y sus hijos, así, clandestinamente", relató Iris a este diario sobre la historia de una de las tres personas que 48 años después inspirarían este homenaje colectivo que se dará Rosario.

Marisol Pérez estuvo cautiva en el Servicio de Informaciones de la ex jefatura de Policía, en Dorrego y San Lorenzo. Alguien avisó a la familia que Marisol había caído prisionera, y ella les mandó a decir que busquen a Andrés porque no estaba con ella. Había dejado días antes al bebé con una pareja amiga, al saberse en peligro inminente.

"Cinco meses estuvimos sin encontrar al bebé hasta que lo recuperamos, un domingo de pascuas. Mi madre lo crió con nuestra colaboración. Siempre le hablamos de la historia de su padre y de su madre", recordó Iris. Marisol fue asesinada por la patota de Feced junto con otros dos prisioneros del S.I., Analía Urquizo y Roberto Luna. 

"Terminaron en la misma fosa, no eran compañeros y no me consta que alguna de las dos lo haya conocido a Zapato. Pero estaban enterrados ahí, en el Solar 75, los sacaron juntos, los mataron juntos y los enterraron juntos. El mecanismo de la dictadura", evocó Iris. Identificar los restos de Marisol y de Analía llevó 42 años. Andrés no vivió para saberlo. Enfermó y murió joven.

La historia añade un detalle singular, ya conocido en la historiografía de DDHH de la ciudad. La familia Urquizo viajó desde La Pampa para llevarse los restos de Analía y darle sepultura. En La Piedad les entregaron uno los grupos óseos identificados. Resultó que por equivocación, los Urquizo sepultaron los restos de Marisol, y en Rosario habían quedado los de Analía. El EAAF descubrió el error y así puedo hacerse ambas restituciones de manera correcta. El tercer cuerpo exhumado quedó sin poder identificarse por ADN. Se presume que es el de Roberto Luna, y de ahí el nombre del Memorial a erigirse al fondo del cementerio de Provincias Unidas y 27 de Febrero.

"Conté esta historia en una reunión de la Ronda de las Madres, pintando pañuelos. Y ahí había quienes habían conocido a Zapato Luna –explicó Iris–. Así empezamos a movilizarnos y armar esto. Se nos ocurrió que aunque no podemos darle sepultura sí podemos en su nombre recordar a todos aquellos compañeros cuyos restos no se pudieron recuperar por diversos motivos. Ahora queda la tarea de definir cómo será el Memorial –continuó–. Nos reuniremos y vamos a diseñar cómo llevarlo a cabo. Que lleve el nombre de una persona que no ha tenido el derecho a ser reconocido y sepultado como cualquier persona merece. En él están todos los compañeros y compañeras que no pudimos recuperar", culminó la militante, plena de emoción.