Pasaron sólo unas horas desde la visita de su exalumno más célebre y casi todos los consultados en el colegio Cardenal Copello no saben - no contestan. "Es un Presidente", es lo máximo que responden cuando se les pregunta qué opinan del discurso que dio allí Javier Milei y de lo que pasó después. Tampoco recibe a Página/12, como antes no atendió sus llamados, la directora del colegio y rectora del secundario, Daniela Ezcurdia, firmante de la carta que le sirvió al Presidente para disparar insólitos agravios contra una docente jubilada de esa institución. La calma pueblerina de un mediodía soleado a metros de la estación Devoto, a la salida de clases del tradicional colegio, no parece inmutarse aún ante lo extraordinario, y el hermetismo luce acordado. Aunque eso es sólo en la superficie. Son varios los que se han expresado contra un episodio que incluyó chistes de burros y otras yerbas, pero sobre todo contra la carta posterior, que consideran "innecesaria e injusta" hacia una docente muy querida en el colegio, que parece haber quedado inesperadamente en medio de una tragicomedia de enredos, pero finalmente desprotegida. Página/12 pudo confirmar que la redacción de esa carta fue un pedido expreso de Presidencia, al que la dirección del colegio accedió sin mayores consultas con la comunidad educativa. 

La "Maestra Teresa" fue el plano no planeado, el grano que apareció en una cobertura mediática que tuvo a decenas de vecinos agolpados frente al colegio para vivar a Milei, para decirle que rezan por él. Y la señora tuvo el mal tino de contestar que sí, que la jubilación no le alcanza, que los remedios están por las nubes, que el salario docente está mal, pero que espera que todo mejore y que a Milei le vaya bien. Y en esa escena impensada por varios motivos, alcanzó para ser la voz contrahegemónica que despertó la ira del Presidente: le manchó la foto. Era su regreso triunfal al colegio con el que nunca más había establecido contacto, ni siquiera en los eventos de fechas redondas de egresados, aunque permanece en el grupo de WhatsApp de su promoción. Para completar su revancha exigió explicar que no era maestra de 4° A, sino la de 4° B, y así pudo salir a gritarle en su territorio de redes: "Desenmascarando a una gran farsante y mentirosa". "Embustera robacámara".

Aquí no ha pasado nada

"No sé si le molestó tanto que habló de la realidad que vivimos o que confirmó a su modo que 'era bravo', porque acá en los recreos se ha cagado a trompadas. Pero fue muy respetuosa y su recuerdo fue cariñoso. Ella mantiene un vínculo con el colegio, viene seguido, todos la conocen. Y el colegio no puede dejarla así indefensa, con estos locos que dicen estas barbaridades en las redes, ¿cómo saben que no pueden pasar a hacerle algo?", plantea un colega que menciona una y otra vez al "colegio" como una comunidad cimentada en años de vínculos y tradición, y que lamenta que esa comunidad no haya salido a "defender más firmemente" a la docente. "Ezcurdia no es la dueña del colegio, no puede prestarse a este juego político. Los hermanos fundadores nunca hubiesen avalado una cosa así", se escucha también. 

No son los únicos dentro del Copello con una posición crítica. Algunos hasta se las arreglaron para estar ausentes el día del acto, que aunque fue sólo para alumnos de cuarto y quinto año, incuyó invitaciones a los distintos niveles docentes. Hay quien dice que quedó "asqueado" ante los conceptos "discriminadores, sexualizados, fuertemente ideológicos, contrarios al Evangelio" que el Presidente vertió allí ante niños, niñas y adolescentes. "Pero por más que vayas una y otra vez, nadie te va lo va a decir, olvidate, hay orden de silencio, y hay miedo lógico, se cuida el trabajo. Hasta pedagógicamente es insostenible: pasó Milei, dijo todas esas barbaridades, y aquí no ha pasado nada, no se habló más que de la valoración, el orgullo institucional. Pero del contenido nada, no hay una puesta en común con esos pibes que escucharon todo eso. Se guarda todo bajo la alfombra porque si se habla, es insostenible", critica. 

Javier Milei en sus tiempos de estudiante.


Mensajeros de la crueldad

Un nutrido grupo de educadores y educadoras de todo el país compartieron un enérgico repudio: "La exposición del Presidente opta por seguir alimentando posturas antiderechos, cargadas de odio e intolerancia sobre la base de la mentira y el desprecio a todo aquel que piense diferente. Está en las antípodas de los valores democráticos que promovemos desde el campo educativo". Con "estupor" vio la escena la vicedecana de Filosofía y Letras de la UBA Graciela Morgade, una de las firmantes de la carta. Se quedó con la impresión de que Milei "no le hablaba a nadie". "No registraba que tenía niños y niñas enfrente, buscaba una cierta complicidad, casi como uno más. Fue desubicado, tanto en contenido como en los intentos de humoradas, ni qué hablar cuando se desmaya el chico. No parecía un Presidente hablando en una escuela", analiza, y destaca su "descalificación absoluta de la educación”.

"Los educadores no podemos ser mensajeros de crueldad", advirtieron desde el Centro Nueva Tierra, una asociación civil con años de trabajo pastoral. "Cualquier educador sería objetado, preguntado, amonestado, interrogado y hasta sancionado si hiciera un discurso con toda la impronta ideológica que hizo ayer el Sr. Presidente. ¿Qué pasó en el cardenal Copello con los padres y madres que no quieren adoctrinamiento?", plantean. "¿La congregación religiosa a la que responde el colegio avala ese tipo de actitudes ante el desmayo de un alumno?", preguntan también, y critican "la ausencia de valores de lo comunitario, lo solidario, la responsabilidad social y la justicia social".

Jorge Ghersa.


Católicos, apostólicos y romanos

Jorge Ghersa dedicó su vida a la educación, fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador y encaró diversos proyectos educativos y sociales destinados a adolescentes; actualmente lleva adelante una cooperativa de provisión solidaria entre vecinos de Devoto, "La dignidad". Es, además, exalumno del Copello, padre de cuatro exalumnos, y como tal integrante del grupo de teatro, del de espiritualidad, o "el payaso que salía cuando había cine para repartir caramelos" en el colegio. Desde ese lugar, cuando supo sobre la visita presidencial, pidió hablar con la directora, y al no ser recibido, le envió una carta: "Usted esta en vías de cometer un severo error, va a jugar la historia de un colegio centenario en pos de un proyecto político que va a fracasar estrepitosamente en medio de un repudio generalizado y profundo. Es decir, se va a quedar pegada en vez de preservar la institución", le advertía.

"Usted va a hacer entrar por la ventana, y poner a disposición de adolescentes un modelo a imitar, que es el peor que haya podido elegir, el del individualismo y el capitalismo salvaje. Si me permite, le puedo presentar personas egresadas que son dignos de ser conocidos por los chicos y tomados como ejemplo para sus vidas: médicos, comerciantes, empresarios, activistas de la caridad, hermanos, sacerdotes, grandes maestros, mujeres descollantes y solidarias para con el dolor. Ellos no tienen por qué identificar a Milei con el concepto de 'éxito'”, le pidió a la rectora.

"Nosotros somos católicos, es una palabra que viene del griego catolikós, quiere decir 'universal'. Esta persona se junta con la extrema derecha judía, con Trump, está en las antípodas de un pensamiento político católico. También somos apostólicos, quiere decir que nos importa el otro y no queremos salvarnos individualmente. Ahí entra toda la pedagogía de Francisco, la encíclica Laudato si', la Fratelli tuti, la doctrina social de iglesia. Y somos romanos, quiere decir que nos importa el Pontífice, en este caso Francisco. Da terror lo que este hombre ha dicho de Francisco", vuelve a explicar en diálogo con Página/12.

Como su carta a la directora tampoco tuvo respuesta, el día que fue Milei a su colegio Ghersa llevó copias para repartir a quien quiera leerla. "El Copello tiene varios desaparecidos y eso es lo que me movió a hacerlo, tengo un primo sobreviviente que recién pudo hablar y testimoniar hace poco. Y ese diálogo hoy tiene que estar con los pibes, que son los que interesan en todo esto, hay cosas que no pueden empezar a negarse. La verdad, ese día casi ninguno quiso agarrar la carta. Sentí que los estaba poniendo en peligro, que si me leían se iban a trabucar. No querían ninguna otra biblioteca", lamenta, citando al Presidente.