Line up de lujo

Mixtape es una de las últimas, y mejores, novedades de la escena gastronómica de Buenos Aires: un bar extraño, múltiple, muy personal, único. Ubicado en un primer piso, arriba de Haiku (restaurante de sushi pionero en la ciudad), el lugar se define como listening bar: un bar donde escuchar música de calidad con sonido impecable.

Mixtape expresa la personalidad de sus creadores: la curaduría musical está dirigida por Bobby Flores, la barra de cócteles pertenece al gran Pablo Piñata, y al fondo hay una exclusiva barra omakase dirigida por Takeshi Shimada, uno de los grandes maestros del sushi en Argentina. El local semeja levemente un estudio de grabación, pero con más glamour y puesta en escena, con muebles elegidos a conciencia, fondo de vinilos y una terraza al aire libre.

Es fácil pensar a Mixtape como dos lugares en uno, no necesariamente conectados: de un lado está el bar; del otro, el omakase. La opción más simple, en especial para festejar el amor entre dos, es ir justamente al bar, para beber cócteles fantásticos, escuchar música del Dj de turno –mucho blues, funk, rock– y comer algunas de las tapas diseñadas por el chef Martín Lukesch. Piñata pensó tragos bien clásicos (entre $5000 y $7000), sin esas fantasías innecesarias que tanto se ven en otros lados, con recetas trabajadas para mostrar su mejor versión: el daiquiri por ejemplo suma dos rones, uno blanco de melaza, otro agrícola del jugo de la caña de azúcar; hay un Apple Martini delicioso, un Sazerac potente, un Gimlet refrescante. Entre las tapas, todas con algún guiño asiático, aparecen buñuelos de akusay con sweet chilli ($5100), panceta laqueada ($4200), bao de salchiparri artesanal ($5500) y otro bao de cornalitos con wasabi ($4900). Si la idea es ir más allá, el omakase para solo ocho personas se muestra como de lo mejor de la ciudad: con algo de timidez y gran conocimiento, Shimada explica cada paso, cada pescado, sus características, su estación, su corte. En total son 16 pasos con piezas de nigiri, usuzukuri, alguna tempura y algún yakitori ($55.000). 

Un gran lugar, para una noche que no se olvida.

Mixtape queda en Franklin D. Roosevelt 1806. Horario de atención: martes a jueves de 19 a 1, viernes y sábados de 19 a 2. Instagram: @mixtape.bar / @shimada.omakase.

El eterno jardín de Recoleta

Corría el año 1999 cuando una bella casona de principios del 1900 abría sus puertas como bar y restaurante en uno de los bordes menos transitados de Recoleta, lejos del polo gastronómico de la zona y más cerca de la mítica galería Bond Street, con sus tatuajes, sus vinilos y sus raros peinados nuevos. Bajo el nombre Milión, esa casona no sólo se convirtió en referencia de los cócteles y la noche porteña, sino que sobrevivió a todo: al nacimiento de Palermo como polo gastronómico, a las grandes crisis (incluyendo la pandemia), al duro rigor de las modas. Y lo hizo con lo mejor que tiene: un espacio imponente, apenas retocado, que mantiene sus gestos aristocráticos con actitud generosa, ofreciéndose a todos. Los salones, los distintos niveles, las barras y una agenda que siempre hizo pie en artistas amigos de la casa. En semana de San Valentín, Milión exhibe una de sus fortalezas: el romanticismo obvio que emana de una arquitectura de ensueño, con un jardín veraniego donde dan ganas de abrazarse y perderse.

Para esta fecha, una de las más fuertes del calendario gastronómico nacional, la propuesta de Milión es la de un menú fijo con opciones en cada paso y dos posibles maridajes alcohólicos. Todo arranca con un crocante de trucha de sabores asiáticos con copa de espumante pet nat de regalo; luego se puede elegir entre ceviche veggie (de pepino, hongos, maíz cancha, choclo, boniato glaseado con leche de tigre) o langostinos apanados con salsa de maracuyá. De principal hay tres platos: un invernal ossobuco braseado al Malbec, una mucho más ligera pesca a la plancha, unos raviolones de cabutia y castañas de cajú con crema de salvia. Para el postre, volcán de chocolate o flan de miso con helado de pistacho. Sale $26.000 por persona con una bebida (cerveza, agua, gaseosa); por $4.000 adicionales se suma un maridaje de tres copas de vino, una por cada paso.

A punto de cumplir sus 25 años de vida, Milion vio pasar muchos San Valentines: una casa repleta de amor, historias y secretos.

Milión queda en Paraná 1048. Horario de atención: todos los días 8 a 24. Instagram: @milion_argentina.

El hotel del amor

Sobre la Av. Corrientes, a metros del obelisco y en medio de los grandes teatros, Novotel se mantiene como un pequeño secreto porteño. Un hotel moderno, algo anodino, pero con un hermoso patio al fondo (con pileta incluida) que funciona a modo de oásis, ofreciendo ricos cócteles y comida con precios cercanos a los de muchos otros restaurantes de la ciudad. Acá no se trata del glamour dolarizado de los cinco estrellas, sino de competir en un barrio donde no sobran las opciones.

El menú fue pensado por Facundo Díaz, chef ejecutivo de Patio #378 (así se llama el restaurante del hotel). El recorrido arranca con un plato veraniego: unos langostinos con palta y mango, para luego seguir con una burrata cremosa que sale con maracuyá, arándanos, frutilla y tierra de aceitunas. De beber, un rosado de Pinot Noir de la bodega Cuchillo de Palo. Como plato fuerte se puede elegir entre dos opciones: del lado carnívoro, un contundente ojo de bife ahumado con papa crocante y salsa criolla; del otro, unos ravioles de queso de cabra, vegetales baby, mascarpone cítrico y kale, con copa de Malbec. Para limpiar el paladar sale una granita de Aperol Spritz, preludio de una golosa mousse de coco con corazón de fruta de la pasión y frambuesa, todo con copa de espumante brut nature. El precio all inclusive (sumando bebida sin alcohol y café) es de 32.000.

Como suelen hacer muchos hoteles en esta fecha, hay un upgrade posible y deseable, que ofrece pasar el caluroso día en la pileta exterior y la fogosa noche en una de las habitaciones, con botella de espumante y bombones para cerrar un combo más que completo. La cena, la habitación y los regalos salen usd190 para dos personas.

Hay cierto encanto adicional en eso de comer en hoteles, como planear una mini vacación más allá de estar todavía en medio del centro porteño. La excusa necesaria para una noche repleta de amor, con Cupido haciendo de las suyas.

Patio #378 queda en Av. Corrientes 1334 (Hotel Novotel). Horario de atención: todos los días, mediodía y noche. Instagram: @patio.378.