La cantante y compositora Femi -el nombre artístico de Agnes Simon- logró capturar en su primer disco la temperatura de estos tiempos. Cultura famélica (2023) es un trabajo potente, audaz y rockero que pone al desnudo y denuncia el lado más vacío y desigual de la industria musical. “Nos enamoramos un poco de esas palabras porque sentíamos que representaba toda esta movida de hacer un disco de estas características hoy”, dice Femi sobre el título del álbum. “Y cargarlo de sentido y que nada suceda en función de qué es lo exitoso o qué es lo que nos conviene. Ninguna de esas pretensiones comerciales fueron la meta, sino que pensamos en canciones en las que realmente la letra hablase de cosas que nos mueven e interesan”, señala la artista neuquina e incluye a su productor Ezequiel Arias y a todo su equipo de trabajo. La presentación oficial será el 2 de marzo en La Tangente (Honduras 5317).

“Son canciones muy humanas, que hablan de la depresión, del luto, de la soledad, de la industria, del mundo, de la política. Ninguna habla de corazones rotos o de sexo”, aclara la artista, quien siente que en este disco logró una verdadera madurez y crecimiento artístico. “Son muchas cosas las que se tienen que alinear si vos tenés en mente un disco sincero y genuino. Hay otro tipo de música que es más fácil hacer, con otros fines y simplemente tenés que rodearte de gente que tenga ganas de hacer plata”, distingue. “Pero en este caso estábamos buscando algo más verdadero que simplemente sonar o buscar el éxito. La idea era tener un disco con identidad y que se sienta auténtico. Que nos divirtamos. Pasarla bien haciéndolo, que no es poca cosa. Y encontrarte con personas afines, que les emocione lo mismo y que tengan ganas de laburar desde otro lugar. Estoy con muchas ganas de encontrar el camino alternativo para hacer las cosas. Encontrar una forma más humana de laburar y de expresarme”, dice.

Después de lanzar varias canciones que transitaban por el terreno del R&B –como “Pajaritos” (2019) o “Yasé” (2019)-, Femi se dio cuenta de que su esencia musical iba por otro lado. “La verdad es que yo venía haciendo un R&B en español que no es mi naturaleza, aunque me encanta cantar y hay artistas de ese estilo que admiro muchísimo. Pero ahora quiero un poco de ruido y de rock”, señala la cantante y compositora que creció escuchando en el reproductor de MP3 en días de escuela Incubus, Aerosmith y Nirvana. Por eso, Cultura famélica está atravesado por el pulso del grunge, la rabia del rock, la rebeldía del rap y algunos gestos del jazz, como en “Chabón naturaleza”. Pero sobre todo, las canciones no le esquivan a la provocación y a la ironía. “Es una aceptación de muchas cosas que conviven en mí. Yo antes creía que la música era un espacio más solemne y serio”, apunta.

“Fue aceptar que en la música pueden coexistir un montón de cosas de uno, que tienen que ver con el sentido del humor, la ironía y un montón de rasgos de mi persona que antes creía que tenía que separar de la música para que fuese tomado en serio”, continúa. “Fue haber madurado, ser más lúdica y permitirme un montón de cosas que antes en mi música no me permitía. También me puse límites escuchando el afuera, que es algo que uno nunca tiene que hacer en realidad. Esa es una lección que aprendí: en el camino artístico lo único que importa es uno y la obra. Y después de que la obra ya es del mundo que opinen lo que quieran. Pero esas consideraciones tienen que venir después de que la obra ya existe, no podés estar pensando en el afuera mientras hacés algo. Uno tiene que mirar hacia adentro cuando hace una obra. Porque no se puede controlar lo que sale. Está bueno dejar que todos los rasgos de la persona coexistan en las cosas que uno hace sin ponerle reglas en vano. Porque a veces eso es más un freno que algo útil.

-¿En un tiempo le dabas mucha importancia a la mirada del afuera?

-Sí, el tema de las redes sociales a veces es una presión para no fallarle a nadie o no ofender. Todo este tema de la cancelación y de que decís un día la palabra incorrecta y sos el enemigo de la sociedad. A mí me preocupaba mucho eso. Me puse muchos límites, cuidados y fórmulas imaginarias para no ofender a nadie y terminé traicionando la persona que soy. Y no digo que sea naturalmente ofensiva, pero me gusta joder con los límites y el sentido del humor. Empecé a hacer cosas que no eran genuinas o que tapaban un montón de facetas mías que son mucho más interesantes por hacer algo que no tenía demasiada pulsión de vida. Fui hacia lugares seguros que hoy en retrospectiva me parecen un embole.

-Una herramienta importante en tu recorrido musical y artístico es la palabra, el verso, incluso el lenguaje del rap. ¿Siempre te interesó la palabra como recurso?

-Cuando era chiquita tenía un cuaderno donde hacía canciones, historietas y pasaba en limpio chistes que encontraba o alguien me contaba. Siempre me divirtió mucho la capacidad que tiene la palabra para conmover, distraer o profundizar. Puede ser una herramienta salvadora, transformadora o destructiva. Yo soy muy quisquillosa también con las palabras. Este disco, si bien obviamente hay momentos de más liviandad y jocosos, está muy pensado y cada canción tiene muchas subtramas; muchos secretos, chistes, guiños y cosas que tienen que ver con mi evolución como letrista. Me interesa mucho desarrollarme como letrista, me encanta escribir y a lo demás se le pone rock. "Grunge" es una canción que está escrita de una forma en la que se nota que hay una maduración artística que antes no existía.

-Cultura famélica atraviesa conceptualmente las canciones, porque en varias hay una crítica a la industria musical, como en "Criatura feral". ¿Hay una provocación en relación a poner en discusión las lógicas del mercado?

-Sí, recontra. En "Grunge" y "Criatura feral", sobre todo. La primera canción está pensada desde la óptica de este diálogo entre el productor, la agencia o la industria y la mujer en la música. La letra todo el tiempo tiene este antagonismo entre "che, flaca nunca te van a ver por quién sos, vos movete de esta forma, sonreí de esta manera, vendé esto". Habla de esta persona que se acerca todo el tiempo a exprimirte y convertirte en una cosa. Y además te desprecia. Es una discusión que sucede en esta canción en la que concluye "Que de la basura nunca crecen flores ni ilusiones". Pero se revierte al final. Yo quería dejar plasmado esta discusión que existe entre ser una más del montón y ser lo que le conviene a otro y dejarse explotar por un éxito aparente que dura poco y que no significa mucho. O realmente jugártela y contestarle a eso como "yo voy a hacer lo que se me canta el forro del orto y sí voy a crecer y se va a ver la persona que soy porque vine al mundo a hacer esto". El valor de las cosas, de lo que uno hace. Hay una lucha entre ser quien uno es y tener la jugada por delante o ser la persona con quien juegan en el tablero del otro.

-A la mujer en la industria musical se le exige más, ¿no?

-Las mujeres siempre tienen que hacer un cambio sustancial para llegar al éxito. Quizás hay artistas que emergen de una manera y luego radicalmente hacen un cambio en el que se convierten en una bomba sexy y venden un determinado tipo de música. Y se las presenta como todo un paquete de consumo. Y no quedan rastros de esa persona que apareció la primera vez. Sucede en Argentina y en el mundo. A la mujer se le exige que sea genial en todo: tiene que bailar, cantar y ser joven para siempre. Ser sexy pero no ser una regalada. Es imposible. Y en general esas mismas mujeres siempre tienen una estructura de chabones atrás.

-¿Y cómo combatís ese mandato social en el día a día?

-Yo no te digo que haya que ser una monja y salir cubierta de pies a cabeza para dar un mensaje. Creo que lo importante es que lo que hagas responda a algo genuino. Lo más importante es no faltarle a la verdad. Y si tu verdad es que tenés ganas de comerte el mundo, ser una bomba y bailar en pollera y tacos está perfecto si es lo que realmente querés. Pero si es algo funcional a hacer plata para una estructura que vive de que vos seas esa bomba sensual, joven e increíble lo veo como algo problemático. Yo muchas veces mostré ese lado de mí como si fuese lo más importante de mi persona y también respondí a una lógica de la que hace ganar más likes en redes sociales. Fui parte de eso y por eso también lo critico, porque es una crítica a mí también. Por lo menos estoy tratando en este momento de ser genuina. No tengo más ganas de responder a una lógica en la que primero tengo que ser linda o hacer canciones que hablen de lujuria.

-¿La estética de este disco es una respuesta?

-El universo visual que hice para este disco responde a una lógica conceptual de hacer cosas desde la basura y en ningún momento con mi equipo pensamos en formas de mostrarme para agradarle al otro. Antes era mucho más disruptivo la mujer apropiándose del cuerpo, de la sensualidad y la sexualidad -en la época de Madonna- y era algo realmente provocador y diferente. Ahora simplemente es la norma y lo que vende. No siento que sea disruptivo abrirse un Only Fans. Hoy en día lo disruptivo es pensar una canción con la intro, las estrofas, un puente y una coda, y no pensar quince segundos para bailar en Tik Tok. Lo disruptivo es desafiar a una audiencia. No estamos solo para bailar boludeces, aunque amo bailar y a los bailarines. Pero no todo son challenges de Tik Tok. Tenemos demasiado puesto el foco ahí y estamos hablando poco de otras cosas que también atraviesan a la mujer y nos importan.

-El problema también radica en la hegemonía de la imagen y lo visual. La música puede funcionar por sí sola, no es necesario agregarle una imagen a todo.

-El éxito de la artista femenina está muy ligado a eso y siento que quizás los artistas masculinos pueden ser graciosos y tienen muchas más posibilidades a nivel artístico de asumir una identidad que no esté relacionada a ser lindo ni saber bailar. En los artistas masculinos se pueden valorar otras cualidades, tienen una libertad mayor. La mujer para ser exitosa tiene que cumplir un montón de condiciones y están todas muy ligadas a la imagen y a determinadas cuestiones. De todos modos, es muy difícil escaparle a "lo que hay que hacer".