La moda femenina en tiempos de la colonia, la vajilla y las costumbres de mesa en la antigua Buenos Aires, representaciones de la moda en Stella y Mecha Iturbe, las novelas que Emma de la Barra firmó con el seudónimo César Bayen, pasando por usos y costumbres al tiempo de comprar, comer y socializar en la calle Florida en 1914, los sortilegios modernos en la indumentaria de Victoria Ocampo y las aguafuertes de la moda argentina contemporánea son algunas de las escenas que emergen en Pasado de Moda, cuya portada rescata una fotografía de Salvador Batalla que recrea una ofrenda de guantes al retrato de Carlos Gardel. Sus páginas reúnen textos de Flavia Zorzi, Daniel Schavelzon, Mary Berg, Kathryn Lemman, Laura Novik, Donna Guy, Mariano López Seoane, Natalia Milanesio y tales ejes componen el primer tomo de una colección local dedicada a los estudios de moda. Corresponde destacar que se trata de Ampersand, la  editorial situada en la primera planta de Casa Cavia y oficia de correlato de un restaurante, un bar, un jardín y una florería anclados en una construcción de 1920. El historiador de arte Marcelo Marino, quien oficia de director de la colección, se refiere a los indicadores de tal colección. 

 ¿Cuáles son las señas particulares de la colección dedicada a los Estudios de Moda?

–Cuando me invitaron a dirigir la colección Estudios de Moda, mis intereses y los de la editorial se encontraron en un punto esencial: salvo excepciones muy aisladas, en Argentina no ha existido un programa de publicaciones referidas a teoría e historia de la moda. Mi primer interés, que fue correspondido ampliamente por Ana Mosqueda (licenciada en Letras y editora, docente de la UBA, creadora de Ampersand) fue armar una colección con textos referidos a la moda desde un sólido fundamento teórico. Considero que el mercado editorial está lleno de traducciones de libros de moda cuyo eje es lo visual pero que no dan cuenta de la densidad y de la complejidad del campo de los estudios sobre moda. Como señas particulares de la colección, destaco que cada uno de los libros, ya se trate de un volumen colectivo o individual, está escrito por académicos de larga experiencia. No siempre estos académicos provienen estrictamente del campo de los estudios de moda pero por las exigencias de sus estudios y análisis han tenido que acercarse al fenómeno desde diferentes perspectivas. Si examinás la formación de los autores, vas a encontrar académicos que vienen del campo de las letras pero también de la historia del arte, de la historia, del diseño o de la arqueología. Todos ellos se han visto convocados por cuestiones de consumo, apariencia, género, identidad, sexualidades, modernidad, política y un sinnúmero de problemas, problemáticas que son atravesadas por la moda desde sus prácticas. En la actualidad, el acento puesto en la indumentaria civil, cotidiana es enorme de modo tal que importa tanto un vestido de Dior como una remera de un punk. 

¿Qué títulos contempla el catálogo y cuáles son sus particularidades?

–Pasado de Moda está compilado por Regina Root y Susan Hallstead, dos estudiosas de la cuestión en Argentina. Se trata de un conjunto de ensayos muy diversos en cuanto a sus intereses al tiempo que todos se aproximan al fenómeno de la moda como algo central en la formación de la identidad nacional. Los ensayos de este libro pueden leerse como otra historia cultural del país desde la colonia hasta la actualidad. Considero que es un libro hermoso porque cuenta cosas que no sabemos de nosotros mismos como país y eso siempre es muy satisfactorio. El segundo volumen será un conjunto de textos de la brillante Valerie Steele. Porque si hay alguien que aparece citada en casi cualquier libro de historia o teoría de la moda que se precie de tal es ella; además con su actividad como académica, curadora y directora del Museo del Fashion Institute of Technology en Nueva York y directora de la revista académica Fashion Theory. El tercer volumen se refiere a una Historia del periodismo de moda. Se tratará de la traducción de un hermoso libro de reciente publicación en inglés, escrito por Kate Nelson Best. La moda ha tenido un desarrollo central en las publicaciones impresas desde el Renacimiento en adelante y me parece fundamental contar con una historia que nos cuente ese desarrollo. Además es una publicación que dialoga muy bien con un fuerte interés de Ampersand: el mundo de los impresos, de las ediciones y de la circulación del saber. La premisa es lograr un buen balance entre textos extranjeros y locales. 

¿A qué atribuís el interés por el análisis de la historia argentina y su correlato con la moda?

–Está ligado a las prácticas académicas norteamericanas y europeas. Muchas universidades en el hemisferio norte cuentan con departamentos de estudios hispanos o latinoamericanos o programas de doctorados que contemplan el estudio del mundo latinoamericano. En cualquier momento de la historia de nuestros países los investigadores que nos toman como objeto de estudio están obligados a crear, adaptar, tensar los marcos teóricos tradicionales además de abrir el juego a problemáticas transnacionales, de influencias, de circulación, de intercambios y de diálogos con Europa, con Asia, con América del Norte. Tanto las universidades norteamericanas como las europeas han sido y son fuertemente cuestionadas por la manera en que dialogan con otras geografías a la hora de producir conocimientos. Muchas veces las producciones y los investigadores más interesantes surgen vinculados a los departamentos de estudios “extranjeros”, que son los lugares en donde normalmente se hacen eco de estos cuestionamientos.

¿Cuándo comenzó su interés por la moda en relación a la historia del arte? 

–Nunca hice foco en detalles como en qué año se usó tal sombrero o tal escote, pero sí me interesó saber qué datos de la moda y sobre todo de la apariencia me podían servir a la hora de mirar una imagen. Pero la observación de la moda, las poses, los colores,  los adornos, los accesorios y las prácticas relacionadas con el vestir son fundamentales a la hora de mirar una imagen. 

Victoria Ocampo