Cuando todes están acomodades en sus butacas (la sala del Kónex tiene 700), las luces se apagan y actores y actrices convertidos en niñes de 9 años entran a escena. Se sientan en sus bancos y aparece la maestra. Mientras escribe en el pizarrón, una de las nenas se da cuenta que le faltan sus monedas. Así empieza Un ladrón entre nosotros, basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro y dirigida por Nicolás Gil Lavedra y Virginia Magnano. En esta entrevista, la escritora, que también hizo la dramaturgia, cuenta a Las12 cómo fue adaptada al teatro y cómo se actualizó casi 20 años después de haber escrito la novela.

¿Cómo nació la obra de teatro?

--En realidad esto es una novela que yo escribí hace muchos años y se publicó en 2004. Yo la presenté a un concurso que en ese momento se llamaba Fundalectura y era, te diría el más importante de literatura infantil de Latinoamérica, y gané ese concurso y lo publicaron. Es un libro que tuvo bastante recorrido en el continente y que se sigue publicando. Con la literatura infantil pasa algo que con la de adultos no pasa que es que siempre está presente cuando lo dan en las escuelas porque al año siguiente viene otro maestro o maestra, entonces tiene una vida mucho más larga que las novelas para adultos. En este caso, pasó que Andy Ovsejevich, que dirige la parte de teatro del Konex, lo había leído porque se lo habían dado a sus hijos en la escuela y parece que lo disfrutaron tanto que me contactó porque quería hacer una apuesta teatral. Así fue cómo surgió la idea de pasarlo al formato de teatro.

¿La dramaturgia la escribiste vos?

--La dramaturgia la hice yo, con Nicolás Gil Lavedra, que es el director.

¿Y estuviste en todo el armado, desde los ensayos hasta la puesta?

--Fue bastante particular porque lo empezamos a armar para que saliera justo antes de la pandemia, entonces yo estuve muy involucrada en esa parte cuando empezamos a pensar en hacer la obra y quién podía dirigir. Yo propuse a Nicolás como director y ahora está también Virginia Magnago como codirectora y empezamos a pensar con gente del Konex cómo podía ser la puesta para la escenografía, etcétera y vino la pandemia y quedó todo interrumpido. Se había llegado a elegir un elenco, incluso varias de esas personas pudieron hacerlo ahora y otras no, porque tienen otros compromisos.

¿Cómo te inspiraste para crear la novela original?

--Yo escribo literatura, pero entre medio de las novelas iba escribiendo o una obra de teatro o una obra para chicos y esta obra para chicos tenía mucho que ver con el momento de mis hijos, que ahora tienen veintipico, 30 años, pero en ese momento siempre había faltantes de cosas en las aulas, faltaba plata, una regla, lo que fuera y generalmente los manejos de los adultos siempre me parecieron un poco extraños: esa cosa de poner un sello, de quién se robó tal cosa, cuando en realidad probablemente esa palabra no sería la más adecuada, que es un poco de lo que se trata la obra.

Es muy bueno cómo se organizan elles, colectivamente, ¿no es cierto?

--Sí, el tema del juego, de investigar y que sean ellos mismos los que se organizan para investigar. Creo que a los que menos les debe gustar es a los adultos porque están mostrados como los docentes muy rígidos, lo cual por supuesto no quiere decir que todos los docentes sean así, por eso está la figura de la bibliotecaria también, pero cada tanto pasa que las instituciones se ponen rígidas y no pueden acompañar estas cuestiones de los chicos de la manera más pertinente.

¿Qué modificaron del libro para que fuera más actual?

--Modificamos un poco para la dramaturgia, sobre todo ciertas cosas que en el 2004, 20 años atrás, había ciertas marcas en relación a qué hacen los varones y qué hacen las nenas por decírtelo de alguna manera. Entonces 20 años después decir así "los varones están jugando al fútbol y las nenas están haciendo tal cosa" suena más tonto que en ese momento y ahora nos damos cuenta que esos también son estereotipos que hay que romper. En el libro que se sigue editando no lo cambio porque me parece que los libros tienen fechas y también hablan de una época. En la obra me parecía que era importante cambiarlo para que no quede ese discurso, que los nenes son una cosa y las nenas son otra, cuando ya sabemos que no y que también puede haber otras identidades no binarias.

También hay lenguaje inclusivo en la obra...

--Plantea la búsqueda de un lenguaje que nombre a todos. No sé si la respuesta va a terminar siendo el lenguaje inclusivo o no, pero me parece que lo que hacen los chicos es marcar esa incomodidad de un lenguaje que quedó como apretado para nombrar ciertas cosas y que está en continuo movimiento.

Además la obra se mete en el interior de cada personaje, ¿cómo fue esa búsqueda?

--Sí, buscan en cada uno de los compañeros qué es lo que podría haberlo llevado a ser el o la que se llevó las cosas, las fortalezas y las debilidades, los pros y los contras con respecto a ser la persona que están buscando y ahí se meten mucho en la personalidad: si hay alguien que tiene muchos hermanos y a lo mejor no le compran una lapicera nueva y a lo mejor es ese, pero también como tiene muchos hermanos, tal cosa, entonces le buscan a cada característica de los personajes. Y está bueno que eso lo armen los chicos y también como lo resuelven colectivamente hay un trabajo en equipo incluso en esta cosa de decir, "bueno somos tres, pero también podríamos ser cuatro y cuanto más seamos mejor, lo vamos a resolver", de manera colaborativa incluso las chicas en algún momento cuando lo incorporan al primer varón, a Ramón, le dicen que los grupos mixtos salen mejor. Está la idea de la diversidad, de que haya distintas personas, distintas miradas, distintas formas de encarar la búsqueda en este caso y de la vida en general.

¿Qué repercusiones has tenido de la obra?

--Hasta ahora lo que tengo es gente conocida que la va a ver y que me escribe diciendo que lo pasó bárbaro. Lo que más me interesa para ver cómo repercute es saber cómo la pasan las niñeces y he tenido comentarios de que les gusta, así que yo me imagino que la obra va a tener un muy buen boca a boca, porque en general el teatro funciona mucho con eso. Además el Konex en particular es un ambiente que dan ganas de quedarse más allá de la función, porque muchas personas me dicen "después nos quedamos pintando": hay muchas cosas para hacer en el espacio más allá de las obras que vas a ver, me parece es un lugar muy convocante para muchas familias. Además pasa una cosa con el teatro infantil que no pasa con el de adultos que es que hablan en la sala, entonces había chicas que decían pero que la traigan a Luba, si ella no fue, si ya se sabe que no fue, que la saquen de ahí. Estaban enojadas porque se la habían llevado y no volvía, no era la culpable, estaban indignadas con la injusticia.

Un ladrón entre nosotros. Edad recomendada: de 5 a 12 años

Se puede ver el 20, 21, 22, 28 y 30 de julio a las 15,30 en el Konex.