Si pensamos cuánto tiempo pasamos consumiendo contenidos online de audio y video, seguramente hablemos de gran parte de nuestros ratos de ocio. A lo largo de la última década, la transmisión de data en streaming –o sea, la que podés reproducir sin que sea necesario bajarla a una compu o dispositivo– se volvió un estándar al interactuar en redes sociales, medios digitales y aplicaciones. Es divertido ver las dinámicas de consumo de información y los comportamientos rutinarios desplazarse como si se tratara de un fermento mutante que, lentamente, transforma todo a su paso. Tipo el de The Blob, la peli de terror de 1958 que tuvo su remake en los ‘80 y que acá llegó como La mancha voraz. A menos que haya algo que los modifique de manera radical, los hábitos parecen nutrirse, crecer y moldearse de acuerdo al entorno, del mismo modo que la hiedra. Las rutinas que hoy tenemos “fagocitaron” a las anteriores, entregando una versión actualizada.

 

Hace más o menos diez años, YouTube publicó un video institucional en el que compilaba momentos destacados de sus cinco años de vida, y ya entonces parecía como si la plataforma existiera desde muchísimo antes. Desde siempre. ¿No nacimos con YouTube? Algunes sí. Hemos atestiguado el nacimiento artístico de varies hoy instalades en el mainstream mediático. Hubo y hay toda una camada de personas dispuestas a filmarse comentando discos, películas, comentando incluso otros comentarios –todo es meta– de famoses o seudofamoses, jugando videojuegos, explicando cómo resolver tal cosa o compartiendo cómo les funcionó tal otra.

En medio de un frondoso pedigree de youtubers, la plataforma de video se volvió una increíble herramienta de aprendizaje. ¿Cómo conviene ecualizar una toma overhead de batería? ¿Patches de síntesis en Pure Data? ¿Planchar circuitos en placas PCB? ¿Un Organelle de una Raspberry Pi? ¿Tutorial de Ki-Cad? ¿De Spark AR? Existen tutoriales de lo que necesites, y eso es simplemente hermoso: arreglar el cuerito de la canilla, cultivo indoor o preparar un licuado alto en antioxidantes.

 

@chaseblissaudio empezó a transmitir en vivo en instagram. La notificación llega a los dispotivos, y curioses de todas latitudes chequean qué cuenta uno de los desarrolladores de pedales de efectos más interesantes de estos tiempos. Los videos en las historias comunican de manera súper efectiva, y eso ya lo sabe toda marca comercial.

Pero todo tiene pros y contras: si no pagás YouTube, vivís expueste a incontables minutos de publicidad. Suelen ser cinco segundos, habitualmente, ¡pero cómo agobian esos segundos tomados de nuestro video! Y ahí está la publicidad de alguien vendiendo su videotutorial antes de que puedas ver el videotutorial que clickeaste. Pagar o no por estos servicios de streaming es parte de las decisiones de estos tiempos, siendo bastante común que una cuenta de Netflix o de Spotify sea compartida entre varies. Pero de pronto te llega el dato de Stremio  y todos esos problemas parecen resueltos. 

¿Dudas? Siempre está el tutorial o el hilo de Reddit. De contar con dinero, las masterclass lucen muy atractivas por la cantidad de disciplinas que abordan. Economía, fotografía, pensamiento filosófico. Resulta genial escuchar a Neil Gaiman hablar de su proceso creativo, o el de Anna Wintour o el del compositor Hans Zimmer. Aunque, por otro lado, sería cuestión de chequear que no haya torrent de eso. Se trata de poder sobrevivir educándonos con el poco dinero que con el que sobrevivimos en zonas arrasadas por el neoliberalismo. Bienvenides a Latinoamérica hoy.

Esta tecnología del flujo de datos permanente que hace posible scrollear y ver videos y estar al tanto de las realidades de otras zonas geográficas permitió estar atentes, retransmitir y reaccionar con rapidez ante crisis sociales como las surgidas en Chile, Ecuador, Colombia, o el golpe de Estado en Bolivia. O como sucedió en Mendoza con la ley 7722, la gente, la red, la retransmisión de los acontecimientos parece hacernos más conscientes de las dinámicas de poder.