Los nichos galvanizan la cultura pop y electrifican el mainstream con ideas salidas directo del mundo geek. Y, a prueba de ensayo y error, Argentina Comic Con (ACC) se convirtió en un lugar donde el mainstream sale a pasear y convierte el consumo en identidad. El caldo que se generó en la última edición fue un bizarro retrato juvenil contemporáneo: un stand vendía en promo mates de series de animé, un Spiderman observaba una vinchuca a través del microscopio de un espacio donde se explicaba qué es el Mal de Chagas, y una chica cosplayeada con su túnica de Harry Potter se acomodaba la mochila en la que tenía atados pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal.

Mientras, empresas como Warner, HBO, Cartoon Network o Netflix deslumbraban con “photo opportunities” y amalgamaban al fan casual con entusiastas de la cultura japonesa, quienes se codeaban con los comiqueros que siempre los recelaron. Cada uno disfrutó su nicho, ya contagiado por otros, mientras se daba el ingreso de una generación que sabe que no tiene que ver a sus héroes solo por YouTube, porque las marcas los están trayendo a un escenario cerca de ellos. ACC se comió la agenda de convenciones más chicas y tomó el rol de alfombra roja: en ediciones anteriores pasaron los protagonistas de Stranger Things, Nikolaj Coster-Waldau (Game of Thrones), Gillian Anderson (de Los expedientes sectretos X y Hannibal), Danny Trejo (Machete), Andy Muschietti (director de IT e IT Chapter Two) y muchas otras celebridades que parecían cuento hollywoodense.

Este año, la convención se estiró un poco más allá de su zona de comfort y se animó a ser parte de la gira de presentación de The Witcher (serie adaptada de la famosa saga de libros, que ya tiene una trilogía de juegos homónima), además de invitar al maestro japonés del terror Junji Ito a presentar la traducción argentina de su obra, Remina. El cambio de espíritu de las presentaciones se notó en el ambiente: parecía que no somos más el país al que le llega todo tarde sino parte de una especie de circuito internacional, con una intención deliberada de promulgar la cultura. Gracias a sus embajadores, esas celebridades que responden mil veces las mismas preguntas con una sonrisa, la inclusión a la agenda mediática globalizada induce a reflexionar sobre qué lugar ocupamos dentro del mundo pop.

 

Henry Cavill (el actor que encarna a Superman en Man of Steel y Batman vs Superman) y Lauren Schmidt Hissrich (productora y escritora de shows como Daredevil, The Umbrella Academy y The Defenders) se sentaron a responder preguntas sobre la nueva serie de The Witcher (cuyo estreno es el 20 de diciembre en Netflix) en una conferencia de prensa ambientada a lo medieval. El show del brujo aparece en un momento en el que el público sigue esperando quién tomará la batuta de Game of Thrones, una de las series que rompió la década y demostró que la sociedad aún tiene hambre por los relatos fantásticos.

Pero, ¿por qué se necesitan héroes tangibles que nos muestren un poco de su mundo? El actor y la escritora se miraban sorprendidos, meditando una respuesta. “Necesitamos este tipo de historias. Necesitamos fantasía en este momento y la gran confusión acerca de la fantasía es de quienes la interpretan como puro escapismo, como si uno quisiera entrar a una historia fantástica y olvidarse de todo”, reflexionó Lauren Schmidt Hissrich. “En The Witcher hay monstruos y magia, que son deliciosos y placenteros de experimentar, pero lo que pienso que necesitamos es un mundo falso que sea reflejo del nuestro. Hay cosas de nuestra realidad que son muy dolorosas o demasiado grandes de pensar, y si empezás a ver que esas historias fantásticas se parecen a tu situación en un mundo que se ve como el tuyo, eso te lleva a pensar.”

Henry Cavill aprovechó el diálogo de su compañera para pensar sus palabras. Ya había tenido que disculparse una vez por un comentario en offside que hizo en una entrevista para GQ Australia, en relación a su manera de acercarse a las mujeres. Fue inevitable relacionar aquella situación cuando habló de Geralt of Rivia, el personaje que interpreta en la serie: “Geralt, por más que sea físicamente inalcanzable, es humanamente muy parecido a nosotros. Él es un personaje moralmente gris, pero todos estamos en la misma caja que él. A veces tomamos las decisiones correctas y a veces no; Geralt es un gran ejemplo que a pesar de haber tomado una mala decisión, en lugar de seguir por el sendero de esa idea, cambia de carriles e intenta llegar a la elección correcta. Él es un gran ejemplo: es más como nosotros que otros héroes más inaccesibles.”

 

La industria cultural es la que genera la conexión internacional y transgeneracional. Es un hito que la generación más joven elija como bandera de representación obras que se alimentan de lo intrínseco de lo humano. Y es de esto de lo que también nos habla Junji Ito, dibujante de mangas de terror --mangaka es el término adecuado--, cuya estética tiene un alcance transmedial porque ha servido como inspiración para el desarrollador y productor de videojuegos Hideo Kojima (en Death Stranding), la distribuidora Blizzard (para su Diablo IV) o el director Guillermo del Toro (P.T.).

Su obra suele ser una alquimia entre la vida cotidiana e imágenes escabrosas, que resultan en un estilo visual que genera claustrofobia. Muchos han visto sus diseños pero pocos conocen al artista detrás. Después de todo, Ito es una persona callada, que habla muy bajo para el estándar y casi no se escucha entre el ruido de la convención. ¿Cuál es el superpoder que lo vuelve longevo en el frenesí pop? “Mientras exista el ser humano, el miedo y el terror no van a desaparecer; por lo tanto el manga de terror tampoco”, resumió la traductora de la rueda de prensa, luego de un párrafo largo de Ito.

Sus obras estaban colocadas sobre la mesa a la que estaba sentado: páginas de dibujos retorcidos, intrincados, viscerales. “Todo el mundo le teme a la muerte; no sé si le tengo miedo pero sí pienso mucho en ella o en si habrá un más allá y qué tal será. Eso a veces lo vuelco en mis mangas”, remarcó el artista como factor común, sin darse demasiado crédito por su estilo particular.

Argentina Comic Con pareciera estar cerrando la grieta entre los fanáticos del cómic occidental y los otakus, los cinéfilos y los amantes de las series, entre los nichos y el mainstream. Quizá sea consecuencia directa de la fascinación que ejerce saber que los invitados internacionales mapean al país: hay teorías filosóficas que dicen que Ser es Ser percibido. La verdadera identidad de la cultura pop es una que nos deja estudiar su anatomía y entenderla gracias a nuestra propia circunstancia humana. Al fin y al cabo, la maquinaria de lo fantástico --que colapsa en el sobreprecio-- se intenta entreverar en nuestro ADN por cualquier medio posible y se vuelve una manera de filtrar la realidad.