No es raro que al avanzar, los pasos vayan cambiando de color y que el espacio, a su vez, pase del estado líquido al estado gaseoso. Ni siquiera la letra del comienzo y el punto final permanecen estables. Cualquiera sea la duración, la altura y la densidad del discurso, la escritura trae consigo algo vivo que en su devenir no se clausura ni se extingue.

 

I.El Universo guía mis pasos

Por qué no muero cada noche si la muerte viene a buscarme, arremete contra mi respiración, contra mi piel caliente, encendida entre las blanquísimas sábanas.

Por qué no muero cada noche. No muero porque no confío en el destino. Porque cada noche, un destello de luz entra por mi ventana. Me enfrenta al espejo de la cómoda. Así, desnuda como el universo, abrazada a otro cuerpo caliente.

Por qué no muero cada noche. Porque quiero estar. Porque un amanecer de pétalos todavía me susurra al oído. Porque existe un río torrentoso. Porque quiero sentir el sol del mediodía que me quema la piel y las gotas de lluvia agonizante sobre mis labios. Por qué no muero cada noche. Porque el universo guía mis pasos, igual que el aleteo de una mariposa blanca.

(Blanca Lía Ciffo, Taller de Flores Diversas, Asociación Cultural Rumbo, San Nicolás.)

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La mayoría de las veces, cuando el discurso empieza a enmarañarse, cuando el resplandor se confunde con el movimiento, las palabras se salen de sus vestiduras y se pasean desnudas, ante los ojos de la escritura, con un suspiro en la mano y una flor en la boca.

 

II. Meditando

Vení, escuchá mis palabras.

Consuélate con saber que los políticos acumulan

riquezas más allá de lo necesitado

y que los necesitados rara vez pueden lograr enriquecerse.

Nosotros tenemos salarios en lugar de riquezas.

Vení, consolémonos por ser felices sin tanta fortuna.

 

La avaricia entra en lugares non santos

como una hechicera en fuga.

Yo prefiero el dulce refugio del sueño

y ser faro de luz y verdad cada mañana

(Bety Bustamante, Taller de Monstruos y otras Maravillas, Club Universitario de Rosario.)

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La escritura, madre de todas las palabras, desnudamente abre las piernas. Apoya un pie en el extremo de la primera letra y otro en el punto final. En su pubis textual entra la simiente y de él salen las hijas legítimas, ilegítimas, pródigas, proscriptas, ínfimas, agigantadas, masculinas, femeninas, subvertidas, aportando belleza al espanto, contradicción a la certeza, certeza a la contradicción.

 

III.Giros

El secreto

El mejor guardado

el que no se sabe,

bordea el vacío.

Doliente, desnudo,

da vueltas en círculo.

Sin alas,

el secreto, pugna por

resucitar.

(Teresa Isabel Cifuentes, Taller de Flores Diversas, Asociación Cultural Rumbo, San Nicolás)

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Nunca una palabra es igual a otra palabra. Mar es distinta que mar. Noche es distinta que noche, que noche y que noche. Luna no es igual a luna, ni a luna, ni a luna. Por obra y gracia del insomnio, de la poesía o cualquier otro dios, la escritura no ha dado a luz jamás una palabra igual a otra. Una resonancia igual a la otra. Una imaginación igual a otra.

 

V. Homenaje a Gloria Fuertes

"Me gusta escribir tu nombre": esa palabra.

Santo y seña, sonido encarnado, deletreado, vagando en un mar encrespado de saliva esperanzada.

Palabra silabeada, puntillosa. Deglutida. Degustada.

"…una casa, un amor y un poema no pueden ser abstractos", dijiste, sentenciosa.

Mientras en la punta de mi lengua, ese nombre, el que te nombra, el que estaba a punto de escribir, estalla.

(Antonio Capriotti, Taller de Monstruos y otras Maravillas, Club Universitario de Rosario)

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Es hermoso. Más hermoso que el resto del mundo. Las palabras desnudas montadas en los espermatozoides de Dios cabalgan de un extremo a otro invocando la dulzura escandalosa. Sobrepasan los límites inmorales. Con sus propias manos se hacen, se deshacen, se coronan, se destronan, se asfixian, se respiran, se aparean, se reproducen. ¿Se repiten?

 

VI.Transhumanismo

A los diez años ya tenía 25 piercing, todos me miraban con desprecio.

A los 15 me puse bajo la piel un pequeño chip para abrir las puertas de mi casa.

A los 18 el implante cerebral ya controlaba totalmente mi hogar, mi auto y mis computadoras.

A los 20 decidí buscar una compañera para reproducirme. No fue fácil, pero finalmente logré encontrar una chica encantadora con implante multiorgásmico. Lo que no sabía fue que de cada orgasmo iba a hacer un hijo. Construí una mega incubadora y en poco tiempo fuimos 250.

La maravilla de todo esto es que cada bebetronic tenía capacidad diferente, súper oído o súper vista, lo más común. Algunos tienen una hermosa cola móvil, otros pueden mover las cosas y leer la mente.

Tengo 30 años ahora y somos 300.000. En poco tiempo seremos millones.

El destino de los humanos está signado.

(Amedeo Serio, Taller de Monstruos y Otras Maravillas, Club Universitario de Rosario)

 

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